Terminamos de presentar aquí con esto una selección del libro del escritor e investigador chileno Carlos Dinen titulado "Biblias Brahmánica y Judeo-Cristiana" (2000), un estudio comparativo de antiguas leyendas sacerdotales de India y de los correspondientes relatos bíblicos que fueron plagiados de aquéllas, y a la vez una crítica franca que no se aparta del sentido común, que advierte contra una pretendida hegemonía mundial por parte de ciertos cleros.
84. LOCURA Y HOSPITALES PSIQUIÁTRICOS
¡Hay que estar rematadamente locos para creer que Yahvé el dios de Israel envió a su hijo Jesucristo para sacrificarlo como si fuera un inocente cordero, y para perdonar, con su sangre derramada, los pecados de la Humanidad! Y otro tanto con respecto a los rabinos: ¡Tienen que estar rematadamente locos para creer que mediante el degüello de un inocente cordero, y derramando su sangre sobre el altar y derredor, Yahvé perdonará sus pecados!. ¡Unos y otros deben ser internados con extrema urgencia en hospitales psiquiátricos!. ¡La Humanidad ha sido contagiada con esta crueldad tan irracional como inútil! Y todavía hay quienes pretenden que la raza sacerdotal no ha enfermado mentalmente a la Humanidad al inculcarle estas taras absurdas, enmascaradas de "ritos divinos" (Levítico1:1).
Si tuvieran un gramo de sesos, de humanidad, de compasión, hace ya siglos que estas aberraciones serían discutidas públicamente, porque ya han excedido lo que se considera una circunscripción "territorial" exclusivamente sacerdotal, ¡un ámbito propio de su competencia!. ¡Más locos todavía! Quienes tienen sangre de horchata pueden continuar como meros espectadores, pero no nosotros, que consideramos que todas estas aberraciones sicológicas deben ser aclaradas. ¿Por qué siempre se utiliza a seres inocentes —personas o animales— para "redimir" las malas acciones personales?; ¿por qué no se degüellan a sí mismos? ¡Qué fácil es cargar sobre otros la propia cobardía!. ¡Son rituales propios de la Era prehistórica!.
85. ORÍGENES Y FUNDAMENTOS DE LA RELIGIÓN CRISTIANA
Recordemos que Pío X prohibió revocar por la duda —bajo pena de excornunión— los tres primeros capítulos del Génesis hebreo, esto es, la Creación del Universo por Yahvé, el dios de Israel, la creación de Adán y Eva, la desobediencia y el pecado original, etc., "por tratarse de hechos que afectan el fundamento de la religión cristiana"¡Cómo! ¿De manera que los "fundamentos de la religión cristiana" son cuentos sacerdotales brahmánicos? Es a la India antigua, y no a Israel, al que el cristianismo debe agradecer sus fundamentos... Jacolliot escribió: "En el tiempo mismo de los apóstoles algunos hombres alzaron su voz para señalar al cristianismo un origen completamente oriental, y dirigieron todos sus esfuerzos a empujarlo a un regreso completo al brahmanismo".
91. EL TRUCO DE LOS RABINOS DE SIÓN
Existen diversos trucos: el truco de la "revelación", en donde el dios Yahvé le revela al rabino Moisés las tablas de su ley; el truco del cumplimiento de la profecía, en donde se apoderan de un territorio determinado y hacen creer que Dios cumplió con la promesa de "regalarles" un territorio; el truco de hacer creer que un dios es más poderoso que otro, haciéndolo "realizar" todo tipo de milagros portentosos, etc.
He aquí el mejor ejemplo: cuando el Israel Sionista Internacional se apoderó de Palestina, todo el mundo no-judío creyó que con eso se "cumplia" lo que prometió Yahvé el dios de Israel al patriarca Abraham, de "regalarle" Canaán, la "Tierra Prometida" (Génesis 12:1). Así lo creyeron las Iglesias judeo-cristiana de Roma, la anglicana de Inglaterra, la greco-ruso-ortodoxa, e inclusive así lo creyó la misma Iglesia ortodoxa árabe palestina, considerando inútil oponer cualquier resistencia. ¿Qué logramos con oponernos —decia esta última— si tal es la voluntad de Dios? Sin embargo, aquí no intervino ninguna mano divina, sino la del hombre, bastante oculta. Cuando el Israel Sionista Mundial se apoderó de Palestina, todas las colonias judías repartidas en Inglaterra, España, Francia, Italia, Canadá, Brasil, Argentina, Chile, Egipto, Rusia soviética, etc., colocaron en juego todo su poderío político y monetario a nivel local e internacional para presionar y conseguir que en Naciones Unidas se votara a favor de la partición de Palestina. Aquí mediaron métodos humanos, se apoderaron de un territorio ajeno, pero con eso lograron hacer creer que se "cumplía" la "promesa" que hizo el dios Yahvé al patriarca Abraham...
Inclusive, todos los países de América y Europa están hoy psicológicamente adscritos a la Iglesia de Roma y a las Iglesias Protestantes, sojuzgadas a idéntica influencia; todas, en lo "religioso", idolatran la Bibliahebrea. Toda esta poderosa influencia a nivel internacional influyó fuertemente para que todos sus gobiernos votaran a favor de la instauración del Estado de Israel en territorio palestino, sin importarles que ese territorio jamás le perteneció. Es asombroso cómo influyen las "ideas" religiosas sobre las determinaciones políticas...
Toda esa influencia acumulada durante siglos fue volcada contra el pueblo palestino, el que, durante las Cruzadas cristianas, defendió con su sangre su territorio contra esa invasión extranjera... ¿Dónde estaba en ese momento el "pueblo de Israel", el "pueblo elegido", el mismo que hoy se proclama el "dueño" del territorio palestino? ¡Durante dos siglos de guerra contra los cruzados, ningún judío defendió el territorio palestino!.
En la Antigüedad, las diversas teocracias se jactaban de cuál de sus respectivos dioses era más poderoso; por ejemplo, el dios azteca de la guerra Huitzilopochtli era capaz de detener la destrucción del Universo cada 52 años, causando verdadero estupor y admiración entre el aterrorizado pueblo azteca, el que daba un sonoro suspiro de alivio cuando el peligro pasaba. Pero, para conjurar tan horrible amenaza, era necesario inmolar al dios de la guerra Huitzilopochtli miles de prisioneros de guerra, y de esa manera apaciguaban la ira del dios. La jerarquía sacerdotal azteca había inventado esa increíble patraña para mantener sojuzgado al aterrado pueblo.
Otro ejemplo es el dios judío Yahvé (detrás del cual se esconden los rabinos), el que se jactaba ante el pueblo diciendo: "Pregunta a los tiempos pasados. Investiga desde el dia en que Yahvé creó al hombre (¡!) sobre la tierra. Pregunta desde un extremo a otro del mundo. ¿Hubo jamás una cosa tan extraordinaria como ésta?, ¿se ha oído cosa semejante?. ¿Ha quedado con vida algún pueblo después de haber oído cómo tu dios vivo hablaba en medio del fuego?. ¿Acaso algún dios ha intentado tomarse un pueblo y sacarlo de en medio de otro pueblo a fuerza de pruebas y de señales, de milagros y de combates, actuando con mano firme y dando grandes golpes, realizando esas cosas grandes que Yahvé hizo por ustedes en Egipto y que tú viste con tus propios ojos?"(Deuteronomio 4:32-34).
Está acreditado históricamente —pues ningún jeroglifico del Egipto faraónico confirma ese relato bíblico— que toda la estadía del pueblo de Israel en el antiguo Egipto faraónico no tiene un ápice de verdad histórica, y que todo, al respecto, es una pura invención literaria. (Léase mi libro títulado Orígenes de la Biblia, en donde aporté todos los antecedentes de esta investigación). Muchas veces, los "trucos" están tan ingeniosamente bien concebidos, que resulta difícil descubrir donde está el meollo de la tramoya, pero, al fin todo queda desenmascarado. Las teocracias siempre han sido "geniales" para inventar trucos y mantener a la Humanidad en suspenso.
92. TESIS FUNDAMENTAL
Hace dos milenios, el judeo-cristianismo no existía. Los rabinos de Israel lo instauraron mediante la "diáspora", hasta convertirlo en lo que hoy es, una especie de "tabú", un peligroso dogma irracional, intocable, un peligro contra la Humanidad, lo que jamás debió ocurrir. Nunca debió permitirse que se convirtiera en lo que es hoy, por los indecibles —pero necesarios— padecimientos que traerá consigo su futuro derrumbamiento. El judaísmo no podrá erigirse abiertamente como religión sobre Europa.
Fabricar santos artificiales es relativamente fácil, y la Iglesia judeo-cristiana de Roma se ha especializado en tal oficio. Expondré algunos ejemplos figurados: En el año 1850 existió en Chile un sacerdote franciscano judeo-cristiano de carne y hueso, sin nada de extraordinario. Pero un día el tipo cayó enfermo y murió. 50 años después, a fines del año 1900, comenzaron a circular acerca de él los más extraños rumores, "de que era un santo y obraba milagros, que después de muerto, al ser desenterrado años después para su reconocimiento, su carne no había sufrido corrupción; que poco después resucitó y que, después de despedirse de sus correligionarios del convento, una luz misteriosa se lo llevó al cielo, seguramente para engrosar el ejército de ángeles de Dios". Ese rumor comenzó a difundirse débilmente 50 años ¡después de su muerte! cuando ya era imposible confirmar la veracidad de tales rumores. ¡50 años es demasiado tiempo!.
Sorpresivamente, los sacerdotes de la iglesia en donde vivió ese santo comenzaron a exhibir ante el devoto público que comenzó a visitar el santo lugar, atraído por tales rumores, algunas prendas que pertenecieron al difunto, entre éstas, una sotana, un hermoso misal empastado en cuero negro, una Bibliahebrea, un rosario, unas sandalias, etc., todo lo cual ya era considerado verdaderas "reliquias históricas". Gradualmente siguió aumentando su fama. Muchos sacerdotes franciscanos, inclusive de alejadas latitudes, lo recuerdan en sus sermones, y miles de hombres y mujeres creen ciegamente en él como un "ungido de Dios". Ahora sólo falta que la Iglesia judeo-cristiana de Roma, después de analizar "científicamente" los antecedentes, lo canonice y santifique, a fin de que los fieles puedan rendirle culto y solicitarle favores. Pero esto no es un proceso rápido. A veces demora siglos un proceso de beatificación semejante... Mientras más tiempo pase, tanto mejor.
Aparentemente, lo mismo ocurrió con Cristo Redentor. En los dos siglos posteriores a su desaparición física, en diversos países de Europa Occidental y Asia (Roma, Egipto, Siria, Palestina, Grecia, etc.), comenzó a difundirse simultáneamente el rumor de que había sido crucificado el Redentor enviado por Yahvé el dios de Israel para perdón de los pecados de la Humanidad. Nadie se preocupó de confirmar (y menos los no-judios] si tal rumor era verdadero o falso (y como siempre se trata de invenciones, jamás son confirmadas). Pero la gente, con los ojos llorosos, se arrodilla ante los santos y les suplica perdón y redención. "Felices de los que creen sin ver" (Juan 20:29), hacen decir a Jesús los evangelistas. Por algo las Iglesias son profesionales en fabricar santos artificiales. Tuvo plena razón el historiador judeo-marxista Tokarev cuando afirmó que "el cristianismo no surgió en la Palestina judía sino en la diáspora judía. Eso queda de manifiesto por la literatura cristiana que no está escrita en Palestina y que pone en evidencia el deficiente conocimiento que tenían sus autores de lo que ocurría alli". Es decir, en la misma época en que se supone que Jesús fue crucificado, ¡ya existía fuera de Palestina una literatura cristiana! que propagaba el mismo rumor del Mesías crucificado, a pesar que nadie había sido testigo de su crucifixión...
Antecedentes similares son proporcionados por A. Houtin y F. Delafosse: "Las iglesias directamente establecidas por los primeros apóstoles —escribe Houtin— gozaban de una gloria y de una autoridad particulares. Eran las depositarias de la doctrina primitiva, de la tradición pura. Pero esas iglesias, como las de Jerusalén, Antioquía, Tesalónica, Alejandría, etc., estaban llamadas a desaparecer una tras otra. Sólo una consiguió perdurar, cada día más fuerte y más rica: la Iglesia de Roma, capital del Imperio. Glorificábase de haber sido fundada por los dos principales apóstoles, Pedro y Pablo; se glorificaba de haber sido el teatro de su martirio y de conservar sus tumbas", pero todo lo anterior era rematadamente falso.
Houtin citó a Delafosse: "La Iglesia de Roma—escribe este último— llevaba fundada una decena de años cuando Pablo, cargado de cadenas y a petición suya, llegó a Roma para ser juzgado por el tribunal del César; seis o siete años tenía de existencia cuando el mismo apóstol escribió su Epístola a los Romanos, que no lo conocían y que él tampoco había visto antes. La Iglesia romana no fue fundada por Pablo. Ni tampoco fue fundada por Pedro, quien, aún suponiendo que hubiese ido alguna vez a Roma, no lo hizo sino en la vispera de su martirio. La Iglesia de Roma fue fundada alrededor del año 50 por judíos cristianos procedentes bien de Palestina, bien de Antioquía. La disertación de Ireneo sobre la fundación de la Iglesia romana por los apóstoles Pedro y Pablo es una ficción cuya finalidad es probar el origen apostólico del episcopado".
Otro antecedente extraño es proporcionado por Clemente de Alejandría (fallecido en 217); éste nos dice que la Natividad de Jesucristo se celebró primero en Egipto, tomando como fecha el 20 de Mayo. En Jerusalén mismo sólo comenzó a celebrarse recién cuatrocientos años después de Cristo —segün la cronología cristiana— bajo el obispo Juvenal (fallecido en 458); es decir, la Natividad de Jesucristo sólo comenzó a celebrarse recién en Jerusalén en el siglo IV de la Era judeo-cristiana. ¡Cómo! ¿No se afirma que Jesús nació en Belén y fue crucificado en Jerusalén? Como se ignoraba la fecha del nacimiento del Cristo Redentor, para resolver el problema, se optó por copiar la fecha del nacimiento de Mitra. Monseñor Duchesne dice al respecto: "El 25 de Diciembre, Natale Solis Invicti, era día de fiesta para los adoradores de Mitra; luego lo fue para los cristianos".
Cabe destacar que inclusive historiadores de fama mundial han creído ingenuamente la patraña difundida por la propaganda judeo-cristiana de que Roma fue incendiada por los cuatro costados, y de que ésta era cruel y despótica. Así como los judeo-cristianos esperaban el pronto regreso de su Cristo Redentor, así también celebraban de antemano el total aniquilamiento de la Roma imperial, a la que llamaban "La gran ramera... la madre de las impudicias y de las abominaciones de la tierra, la hembra embriagada de la sangre de los santos y de la sangre del martirio de Jesús"(Apocalipsis 17:1-6).
¿Por qué el rabino Pablo —si fuera verdad que Jesucristo fue crucificado en Jerusalén— no fundó allí primero que en ninguna otra parte la Iglesia Universal judeo-cristiana? El rabino Pablo se "trasladó" a Roma, para ser juzgado por el tribunal del César, y allí se le pierden los pasos; y no se pretenderá que allí fue "martirizado", puesto que viajó bajo la protección de los mismos romanos... No existe en Palestina, principalmente en Belén y en Jerusalén, una sola prueba concreta, racional, inteligente, que permita confirmar que en ésta ocurrieron los acontecimientos que relatan los cuatro Evangelios. Todo lo que éstos relatan, comenzando por el Evangelio de Mateo, la aparición a José en un sueño del ángel de Yahvé anunciándole que la Virgen María había quedado embarazada de Jesús, para salvar y perdonar al pueblo de Israel sus pecados (Mateo1:20-21); la aparición de la Estrella de Navidad anunciando el nacimiento del Redentor para felicidad de la Humanidad, incluída la no-judía, y la visita de los Reyes Magos para adorarlo (2:1-2); Herodes I el Grande y la matanza de los niñitos inocentes (2:16); Jesús recibiendo el bautismo de Juan en las aguas del Jordán, a fin de borrar en él la mancha del pecado original (3:13-17); Jesús tentado por Satán, Señor de los Infiernos (4:1); Jesús amando a sus enemigos, incluyendo a los paganos (4:38); Jesús calmando la tempestad (8:23); Jesús sanando al paralítico y perdonando sus pecados (9:1); Jesús multiplicando cinco panes y dos pescados, y dándole de comer gratuitamente a cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños (15:37); Jesús transfigurándose ante sus discípulos (17:1); etc., todo está confeccionado con cuentos infantiles, extraídos de aquí y de allá, hasta dar forma al cuento completo.
Sin embargo, hábiles estafadores pretenden hacer creer que los relatos evangélicos forman parte de la Historia Universal, como si todo lo anterior hubiera ocurrido verdaderamente, respaldados por una formidable maquinaria mundial de propaganda, que repite incansable, por cientos de miles de canales, segundo a segundo, durante los 365 días del año, siempre lo mismo, destruyendo en millones de personas el sentido de la realidad y la sana noción de causa y efecto. Inclusive revistas internacionales de gran prestigio y circulación, en especial las editadas en España y Gran Bretaña, analizan "científicamente" los relatos evangélicos, con tanto énfasis, con tanta seriedad, que engañan psicológicamente a millones de lectores incautos, los que, por desgracia, constituyen el 90% de la población mundial. Gracias a la prédica evangélica, millones de cristianos terminan sus vidas miserablemente en asilos. Los rabinos ponen en boca de Jesús estas palabras: "Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimento; ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento, y más valioso el cuerpo que la ropa?" (Mateo6:25-26). ¿Y qué sería de la vida sin alimento y del cuerpo sin la ropa?.
94. EL SECRETO DE CONFESIÓN
Para destruír los libros que descubrían los puntos oscuros de la ideología judeocristiana, el Papa Pablo IV nombró una comisión eclesiástica encargada de preparar un catálogo de libros prohibidos (Index Librorum Prohibitorium). El Santo Oficio de la Inquisición fue designado para arrestar y enjuiciar, quemar en la hoguera, ahorcar o decapitar (o descuartizar) a quienes fueran sorprendidos leyéndolos o los tuvieran en sus casas. Pero lo verdaderamente terrorífico es que los confesores utilizaban a los "pecadores arrepentidos" para recabar información confidencial con respecto a los presuntos culpables. Alberto Houtin, autor del libro títulado Breve Historia del Cristianismo hasta 1930, describe los pormenores ocultos de esta diabólica trama: "Cada confesor debía hacer declarar a sus penitentes si conocían a alguien que los tuviera o los hubiera dado a conocer a otros. En caso de respuesta afirmativa, el confesor debía trasladar la delación al Santo Oficio bajo pena de excomunión mayor, reservada al Papa y al Inquisidor General. Si el confesor no procedía de acuerdo con esta orden, era castigado como el culpable, aún en el caso de que aquel a quien hubiera absuelto fuera obispo, patriarca, cardenal, rey o emperador".
¡A este punto llegó el poder terrorífico del Papado judeo-cristiano de Roma sobre todos los reyes de Europa! Con la delación del pecador arrepentido, el confesor destruía así el inviolable secreto de la llamada "confesión sacramental", la que, en honor a la verdad, jamás ha sido digna de confianza, y menos todavía cuando se analiza la psicología de quienes integran el clero judeo-cristiano. "Ya antes de que el Papa publicara esa monstruosa Bula—añade Houtin— el rey de España Felipe II había decretado, con su aprobación personal, la pena de muerte contra todo el que vendiera, comprara o simplemente leyera un libro del Index".
La confesión del pecado para librar del poder de Satanás, se convertia asi en otra monstruosidad incalificable. Transgredía los derechos más íntimos de las personas, de los núcleos familiares, y excedía todas las atribuciones ¡sin ningún derecho a ello! Con su morbosa psicología, el penitente consideraba un deber suyo colaborar con aquellos que le quitaban de encima la mancha del pecado original y lo convertían en acreedor de la salvación y la vida eterna. ¿Quién "delegó" en el Papa y el Inquisidor General tales atribuciones? Éstas son las consecuencias del terrorismo psicológico inculcado previamente por los rabinos de Israel, en donde todos, Papas, inquisidores, cardenales, curas párrocos, penitentes, etc., se convertían en fieras humanas, en tribunal de todo lo demás. Un Catecismo publicado por la Iglesia católica chilena se refiere a la Inquisición europea en los siguientes términos: "La Reforma Católica en España. Antes del Concilio de Trento, la verdadera Reforma se había iniciado ya en España durante el reinado de los Reyes Católicos. A la piedad ilustrada de Doña Isabel y a la tenacidad apostólica del cardenal Cisneros, se debió que la fe se arraigara y que las costumbres adquirieran mayor pureza. Para alcanzar y conservar la integridad de la fe, los Reyes Católicos obtuvieron del Papa la institución del Tribunal de la Inquisición, tan denigrado por los enemigos de la Iglesia, y sin embargo, tanto más admirable y digno de bendición cuanto más se lo estudia a fondo"(Catecismo, Arzobispado de Santiago, 12 de Diciembre de 1934).
Para justificar lo anterior, Papas e inquisidores alegaban que Jesús el Cristo, "enviado por Yahvé, el dios de Israel", "delegó"en ellos tales atribuciones, ordenándoles actuar de esa manera, como si fueran Cristo mismo. ¿Y para qué escandalizarse?: ¿Acaso Jesucristo —en los Evangelios— no ordena degollar en su presencia a quienes se opongan a que él se convierta en rey? (Lucas 19:27); ¿acaso no ordena quemar en el fuego eterno a quienes rechazan el bautismo judeo-cristiano? (Mateo 3:12); ¿acaso no amenaza con la condenación eterna a quienes no creen en él? (Marcos 16:5).
No se conoce en la Historia Universal otro Imperio sacerdotal que haya poseído un poder igual al Imperio sacerdotal mundial judeo-cristiano... ni que haya abusado tanto de su poder con tanta libertad.
El Papado judeo-cristiano reemplazó a los Césares del destruído Imperio romano. En 1198 el Papa Inocencio III se definió a sí mismo como el "Vicario de Cristo, sucesor de Pedro, Cristo del Señor, Dios del Faraón, más acá de Dios, más allá del hombre, menos que Dios, mayor que el hombre". Inocencio III gobernó a los Emperadores de Alemania, a los reyes de Francia, a los de de Inglaterra y de Aragón, lanzó Cruzadas, ensayó la fundación de un Patriarcado latino en Constantinopla y no se olvidó de redondear los Estados Pontificios. "Inocencio III —escribe Houtin— organizó una cruzada que duró veinte años (1209-1229) y que fue una de las guerras más horribles cuyos detalles nos haya conservado la Historia". Otro Papa de digna memoria fue Bonifacio VIII. Éste le "regaló" el reino de Francia a Alberto de Austria. Declaró que gobernaba a todos los reyes, incluído al de Francia, por mandato de Dios. Como los franceses sostenían lo contrario, Bonifacio VIII declaró que éstos "mentían por el hocico".
95. SÍNTESIS DE UN GRAN FRAUDE
Los cuatro Evangelios pretenden hacer creer que con Jesús se cumplieron las profecías anunciadas por Yahvé el dios de Israel; pretenden que en Moisés, los Profetas y los Salmos ya se había anunciado la venida del Redentor, y que éste resultó ser Jesús, al transfigurarse ante sus discípulos y realizar milagros portentosos, lo que probó su origen divino; pero los cuatro Evangelios van más allá: pretenden hacer creer que con Jesús sólo se cumplió una parte ínfima del plan misterioso de Yahvé el dios de Israel, y que aún queda mucho por cumplirse, esto es, que Jesús debe volver por segunda vez, durante el Juicio Final o Fin del Mundo para juzgar a los pecadores, y mientras esperan su retorno, sus fieles se preocupan en propagar el Evangelio y en formar de este modo el ejército de los elegidos, que reinarán con Cristo eternamente. Otra vez volvemos a lo mismo.
Ya sabemos que ningún versículo del Viejo Testamento hebreo, ni en los cinco libros atribuídos a Moisés, ni en los Profetas ni los Salmos se menciona a Jesús. No existe en éstos la más remota referencia, ni directa ni indirecta, al Jesús de los Evangelios. También la inculcación de esas creencias tiene su lado malo, perverso. Millones de hombres y de mujeres, a través de todos los países de Europa y de América, están siendo "educados" y "convencidos" de que cualquier oposición o resistencia en contra de la Hegemonía Mundial del Israel Sionista Mundial está condenada a priori al fracaso, ¿y por qué? Porque todo esto —se les enseña— "corresponde" a un plan misterioso "previsto" por Dios... Tal convicción es la que se pretende hacer creer.
No necesitamos ser demasiado inteligentes para darnos cuenta de que ésta es la finalidad que se persigue. Con este objetivo existen planes y cursos bíblicos gratuitos, viajes gratuitos al extranjero, difusión de la Bibliahebrea en gran escala, en la que participa un verdadero ejército mundial que, sin tener conciencia de ello, trabaja al servicio del Israel Sionista Mundial, infiltrándose inclusive en los servicios de seguridad y en los ejércitos de todo el mundo. Toda la moderna interpretación bíblico-hebrea está encaminada a robustecer esta convicción —de que toda oposición a Israel está condenada de antemano al fracaso—, y miles de expertos y otros agentes ocultos trabajan en ese programa. Los "masters" de las comunidades judías repartidas al interior de los países de Europa, Asia, América, etc., se encuentran trabajando simultáneamente de acuerdo a ese plan. El actual Estado de Israel es sólo una pantalla para disimular y desviar la atención del verdadero plan. Las razas ario-germánica, anglosajona, árabe, etc., creen ingenuamente que el pueblo judío se reduce a los que viven en el Israel actual, pero éste es un gran error. En Estados Unidos deben de residir aproximadamente entre seis u ocho millones de individuos; en Inglaterra, tres millones; en Rusia Soviética y Europa Oriental, diez millones; en Francia, Italia, Cánada, Argentina... (¿?).
En la actualidad, ya cientos de millones de cristianos no-judíos (católicos, luteranos, anglicanos, ortodoxos árabes palestinos y griegos, rusos, etc.), están absolutamente educados y convencidos de la idea de que Yahvé, el dios del Israel Sionista Mundial, le prometió a su "Pueblo Escogido", "como herencia las naciones, y como propiedad los confines de la tierra"(Salmo 2:7-8). El Viejo Testamento y los cuatro Evangelios hebreos reiteran esa "promesa", y los cristianos no-judíos ya no oponen ninguna resistencia a que tal promesa se "convierta" en realidad. ¿Qué logramos con oponernos, dicen los cristianos no-judíos, si ésta es la "voluntad de Dios"? En especial, los cristianos británicos y españoles están profundamente convencidos de que la cuestión es así, y de nada les servirá oponerse, aunque se trate de defender su propio territorio. Entretanto, los rabinos del Israel Sionista Mundial y su ejército de expertos y asesores "manipulan" en todos los países diversos instrumentos para "perfeccionar" tal finalidad...
120. DICEN LOS JUDEO-CRISTIANOS ENTRONIZADOS EN ROMA: "SIN CRISTO, EL ANTIGUO TESTAMENTO NO VALE NADA"
Recordemos la prueba aportada mediante la comparación del Génesis brahmánico y del Génesis hebreo. No obstante que en este último Yahvé no le promete a Adán y Eva el envío de ningún Redentor, los rabinos convertidos al Cristo alegan apasionadamente que Moisés, los Profetas y los Salmos se refirieron a Jesús como al Mesías prometido, no obstante que éste no aparece por ninguna parte. Al principio, los rabinos sionistas protestaron contra esa falsa interpretación que los judeo-cristianos hacian del Viejo Testamento, pero sucumbieron ante la ferocidad dialéctica de los rabinos judeo-cristianos. Por ejemplo, un rabino convertido al Cristo llamado Apolo "Rebatía públicamente y con gran acierto a los judíos, acreditando con las escrituras que Jesús era el redentor prometido" (Hechos 18:24).
¡Jamás había ocurrido algo semejante! Rabinos de Israel divididos ferozmente y combatiéndose entre sí por poder. "Sin Jesús—alegan posteriormente los judeo-cristianos de Roma— el Viejo Testamento no vale nada. Sólo con el envío de Jesús aquél tiene sentido y se convierte en una obra de salvación". Y para acreditar lo que dicen, falsifican, tergiversan, leen al revés e invierten cada palabra del Viejo Testamento hebreo, y realizan cualquiera interpretación fraudulenta, con la condición de hacer creer y ganar. Al respecto, Nietzsche escribe: "Por mucho que protestaron los judíos, en el Viejo Testamento sólo se hablaba de Cristo, y nada más que de Cristo, especialmente de su crucifixión. Todos los pasajes en que se habla de madera, de vara, de escala, de rama, de árbol, de caña o de báculo, habían de ser vistos como profecías relativas a la crucifixión. Hasta el unicornio y la serpiente de bronce, hasta el propio Moisés rezando con los brazos extendidos y las lanzas en que se asaba el cordero pascual, no eran más que alusiones y, en cierto modo, preludios de la crucifixión"(Aurora, 84).
Los judeo-cristianos entronizados en Roma han falsificado descaradamente la interpretación del Viejo Testamento, convirtiendo a Yahvé, el dios del Israel Sionista Mundial, en el "Padre" del Redentor... Nietzsche agrega: "Aquí se ve lo poco que estimula el cristianismo el sentido de la honradez y la justicia". Cualquier versículo del Viejo Testamento hebreo lo convierten en una "referencia" a Jesús; como ejemplo clásico, éste: "Yahvé hará que se levante para ti de en medio de tus hermanos un profeta como yo: a él habrás de escuchar" (Deuteronomio 18:15). A pesar que el citado pasaje se refiere (siguiendo el "hilo" conductor) a Josué —el que detuvo el Sol (!)—, los falsificadores pretenden que se refiere a Jesús. Cualquier versículo del Viejo Testamento que coincidiera con su propósito, los evangelistas lo convertían en una alusión al Cristo, y los falsificadores modernos siguen la tradición. Por ejemplo, si en el Viejo Testamentohebreo se pronuncia la palabra "burro"—como ocurre en Zacarías 9:9—, los evangelistas aseguraron que eso se refería a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; si pronuncia la palabra "camino"—como ocurre en Malaquías 3:1—, los evangelistas aseguraron que eso se refería a Juan el Bautista, porque éste preparó el "camino" de Jesús y su obra de salvación. Resulta increíble decir que sólo nosotros, los declarados ateos y anti-cristianos, somos los únicos que exigimos probidad histórica e inmutabilidad de los textos, vengan de donde vengan.
En los libros de la India antigua, los nombres "Krishna" y "Iezeus" jamás se leen juntos, pues corresponden a dos conceptos diferentes. El nombre "Krishna" corresponde al hijo de la Virgen Devanaki, en el cual se encarnará el hijo de Brahma Dios, "Iezeus", para convertirse así en el Mesías y realizar su obra de Redención Universal. En la leyenda india, Krishna no quería, por ningún motivo, que se supiera que él era Iezeus, es decir, el Redentor prometido a Heva. Sólo se identifica como tal al transfigurarse ante Ardjuna, su discípulo preferido. Exactamente lo mismo ocurre en el relato evangélico. El Redentor cristiano comienza llamándose "Jesús", y sólo después se identifica como el Cristo enviado por Yahvé. A la pregunta del rabino Caifás: "¿Eres tú el Cristo?" (Lucas 23:67), contestó: "Dicen bien, yo lo soy" (Lucas 23:70). Cabe destacar que todos esos plagiarios jamás pronuncian, ni por remota casualidad, la palabra "sánscrito"... ¡Esa sola palabra dejaría al descubierto de dónde proceden los Evangelios!.
"Cristo", "Jesús", "Jessuá", "Iezeus", "Josué", etc., no son nombres hebreos ni griegos, ya que provienen del sánscrito puro. Han sido los rabinos israelitas, y luego los judeo-cristianos de Roma, quienes, para ocultar el origen semántico de los Evangelios, han usado primero el término Jesús ("Iezeus"), y luego el de Cristo ("Krishna"), cuando es todo lo contrario... "Krishna" significa "prometido por Dios", "enviado por Dios"; en cambio, "Iezeuz" significa cuando la potencia divina se encuentra en plena realización, ya realizando su acción redentora...
125. REDENTORES TERRESTRES
Estoy plenamente convencido de que la redención de las diversas razas humanas depende, no de redentores imaginarios enviados por Dios, sino de hombres capaces de resolver problemas, de inteligencias preparadas y educadas para gobernar este mundo. Razas gobernantes cultas, lo más jerárquico y representativo de cada pueblo. Ésos deben llegar al poder nacional e internacional.
126. NECESIDAD DE REGÍMENES FUERTES
¿Quiénes se habrían atrevido, en la Alemania gobernada por Hitler, a pervertir a la juventud alemana con pornografía, narcotráfico, corrupción sicológica, explotación y corrupción de menores, trata de blancas, a prostituír deliberadamente como un buen negocio, etc., problemas permitidos y habituales en la actual "sociedad" cristiana, y que nadie se preocupa de resolver, pero si de mantener?. ¿Quiénes se habrían atrevido a corromper a las juventudes nacionalsocialistas con vestimentas extravagantes, con música extravagante, y con todo aquello que destruye la sana noción de causa y efecto? Pues desorientar deliberadamente, inculcando idiotismos, también constituye un excelente negocio. Se ha pretendido enterrar la verdad nacionalsocialista debajo de una montaña de propaganda, mediante el descrédito científicamente calculado, pero del aniquilado régimen nacionalsocialista hay mucho que aprender y aplicar.
127. HOMOSEXUALISMO
Cuando analizo las conclusiones del Concilio Vaticano II con respecto al homosexualismo, me pregunto si aquél estuvo integrado por ignorantes, o si simulan serlo por conveniencia. Todos sabemos que esos "pobres" enfermos (como los denomina la Iglesia compasivamente) —los homosexuales— "acechan" a sus víctimas, esperando la ocasión propicia para agredirlas. Miles de niños son víctimas, y no obstante que tales desviados son perfectamente ubicados, la sociedad hace la vista gorda, como si no existieran. No existe ningún ministerio médico, financiado por el Estado, que los atienda y resuelva tan grave problema. No reciben ningún tipo de ayuda. ¿Qué opinar de un niño que es violado salvajemente, eyaculado con zoospermo cual si fuera un perrillo, y luego asesinado, y su autor liberado años después, con peligro de repetir tal hazaña? ¡Es hora de juzgar las cosas por su verdadero valor!.
128. DESCUIDO FATAL
Los planes de Karl Marx, condensados en su libro Das Kapital, acreditan la absoluta falsedad de la promesa que, según la Torá, hizo Yahvé a Abram, de que por medio de su raza "serán bendecidas todas las razas de la tierra" (Génesis 12:3). ¡Todo lo contrario: desgraciadas son las razas que se descuidan!. ¡Terribles ejemplos han sido la Rusia zarista y Palestina! Y sin embargo, la Iglesia judeo-cristiana de Roma ha reiterado mil veces tal promesa...
132. CONCUBINATO, SODOMÍA, DEGENERACIÓN
El más terrible error de la Humanidad ha sido el de creer que el sacerdote puede absolver —mediante la confesión y la penitencia— actos horribles, por ejemplo, el concubinato, la sodomía y el incesto. La Iglesia los denomina "pecados", y basta su absolución para que sus autores sean perdonados. ¡Qué manera irresponsable de absolver problemas tan extremadamente graves!. ¡Es hora de juzgar los hechos por su verdadero valor! En el Concilio Vaticano II la Iglesia analizó los problemas más graves que afectan a las sociedades humanas (números 2351-2359). Lo que aquí interesa saber es cómo la Iglesia "resuelve" problemas de importancia individual y social. Por ejemplo, ¿qué recomienda hacer con respecto a la pornografía? Dice: "Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico" (2354).
¿Qué hacen las "autoridades civiles" cuando se descubre una red de producción y distribución de material pornográfico? Los autores son entregados al tribunal del crimen, y "resolver" el problema depende de los "actuarios". Son los actuarios los encargados de "dictar" sentencia. A los pocos días —previa espera de que el asunto quede olvidado— toda la "red" queda en libertad. El expediente se archiva, y todo el trabajo que realizó la policía, tanto civil como uniformada, es invalidado. Suman millones las horas de trabajo realizadas inútilmente, y esto es lo que se llama "Administración de Justicia", "Administración Pública", etc. Y todo esto es realizado con dinero del Estado, sin ningún tipo de fiscalización, a pesar de que en Europa existen organismos fiscalizadores disfrazados con una fachada de respetabilidad. Son fragmentos de un régimen inútil de principio a fin.
133. JUSTICIA IBEROAMERICANA
Es sabido que en toda Iberoamérica lo "judicial" es un "podridero", y sin embargo todo continúa y continuará igual. ¿Por qué se destruye en forma sistemática toda auténtica reforma a la justicia?, ¿a quiénes les conviene que todo siga igual? Analicemos, ahora, cómo la Iglesia judeo-cristiana resuelve el problema de los homosexuales. Si ellos se confiesan ante un sacerdote, éste los "absuelve" mediante penitencias. Si caen en la cárcel por haber sido sorprendidos in fraganti violando niños, a los pocos días los actuarios los dejan en libertad. No son tratados por ningún ministerio médico instaurado por el Estado, ni atendidos como riesgo social que atenta contra la integridad psíquica y física de niños inocentes.
Existieron, existen y continuarán existiendo miles de casos de pervertidos que violaron tres, diez y más niños inocentes, y al poco tiempo recuperan la libertad, volviendo a sus andanzas y acechando solapadamente para agredir a otros; y entre tanto, la llamada "sociedad cristiana"¿qué hace? ¡Todo muy bien, gracias! Y la Iglesia judeo-cristiana, ¿cómo resuelve el problema? ¡Esto sí que es digno de análisis! Enseña: "Las personas homosexuales están llamadas a la castidad mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior. Y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana"(Concilio Vaticano II, N° 2359). Al respecto, según esta Iglesia, "no hay limite para el perdón"(2845-2852). "La comunión de la Santísima Trinidad es la fuente y el criterio de verdad de toda relación".
¿Estamos aquí tratando con gente seria? Continúa: "Dios es infinitamente bueno y sus obras son buenas. Sin embargo, nadie escapa a la experiencia del sufrimiento, de los males en la naturaleza, que aparecen como ligados a los límites propios de las criaturas, y, sobre todo, a la cuestión del mal moral"..."¿De dónde viene el mal? Quarebam unde malum at non eret exitus ("Buscaba el origen del mal y no encontraba solución"), dice Agustín, y su propia búsqueda dolorosa sólo encontraba salida en su conversión al Dios vivo"(N° 385). ¡Excelente solución para problemas gravísimos que requieren soluciones terrenales! El Concilio añade: "El pecado está presente en la Historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o dar a esta obscura realidad otro nombre" (N° 386). Más allá remata: "El relato de la caída (Génesis 3) utiliza un lenguaje de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la Historia del hombre: la revelación nos da la certeza de que toda la Historia humana está marcada por el pecado original cometido por nuestros primeros padres" (N° 390). ¡Toda la culpa la tiene el pecado original! Para evadir problemas, para no resolver problemas, le echan la culpa al pecado original. Hasta les conviene, psicológicamente pensando que el pecado original exista, porque con éste acreditan que los males no tienen solución. Los pervertidos no son responsables de la situación en la cual se encuentran, y con este modo de reflexionar, basta para absolverlos... ¿Y cuál es la "Revelación" a la cual se refiere el teólogo? El pecado original...
141. LO "MARAVILLOSO" DE JESÚS
Los predicadores de los Evangelios mencionan a cada momento lo "maravilloso" de Jesús y su portentosa "sabiduría" divina. Sin embargo, yo podría asegurar que desde que se publicaron los Evangelios, hace diecisiete siglos, ningún predicador de los Evangelios se ha atrevido nunca a presentar, como ejemplos de la maravillosa sabiduría de Jesús, las parábolas de los trabajadores de la viña (Mateo 20:1), la del administrador astuto (Lucas 16:1), y la de Jesús y la mujer cananea (Mateo 15:22). Lutero, Calvino, etc., se han hecho los tontos ante el verdadero significado de esas parábolas, porque en vez de acreditar la "maravillosa" sabiduría de Jesús, la desacreditan y echan abajo. Los rabinos judeo-cristianos también escribieron errores descomunales, imposibles de extirpar del texto. Aparentemente, al principio, los redactores de los Evangelios jamás imaginaron que su ideología tendría un éxito mundial, y por eso mismo se descuidaron tanto.
En vano he intentado descubrir dónde está lo "maravilloso" de Jesús y su portentosa "sabiduría". No he encontrado ni lo uno ni lo otro por ninguna parte, a pesar de que he revisado los Evangelios con lupa, milímetro por milímetro. Más bien, existen al respecto errores psicológicos, errores de interpretación, corrupción psicológica, sugestiones por obra de una incansable propaganda. Esto más parece que, por el hecho de que algún idiota dijo que Jesús poseía una maravillosa sabiduría, millones de hombres comenzaron a repetir lo mismo como si fueran papagayos, a pesar de que no entendían nada del asunto. Replican los predicadores de los Evangelios que la maravillosa sabiduría de Jesús está comprobada por sus asombrosos milagros, que acreditaron su origen divino.
Mencionan que Jesús nació de una madre virgen, lo cual está plagiado de las leyendas de los Redentores Krishna y Buda; mencionan que Yahvé, el dios de Israel, envió a su divino hijo Jesús para redimir a la Humanidad de sus pecados, lo cual está copiado del Redentor Krishna; mencionan que Jesús fue tentado por Satanás, lo cual está copiado del Redentor Buda; dicen que Jesús predicó amar a los enemigos y no resistir al malvado, lo cual fue predicado por Krishna milenios antes; afirman que Jesús sanaba leprosos, curaba paralíticos, resucitaba muertos, borraba la mancha del pecado original, perdonaba pecados, multiplicaba los panes, caminaba sobre las aguas, sanaba epilépticos, se transfiguraba y brillaba como el Sol cuando está en su máximo esplendor, lo cual fue plagiado de la doctrina del Redentor Krishna, etc. Después de exponer todo lo anterior, dicen los indignados evangelistas: ¿no es todo lo anterior suficiente prueba para acreditar dónde está la maravillosa sabiduría de Jesús? Pero si todo lo anterior está extraido de las doctrinas de Krishna y Buda, ¿de qué "maravillosa" sabiduría hablan?.
151. NACIÓN SANTA
Los sacerdote judeo-cristianos dicen: "Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, Nación Santa, pueblo adquirido" (1 Pedro 2:9). Solo les faltó decir, con total sinceridad: "Ustedes han sido elegido por Yahvé dios de Israel para gobernar el mundo". Este pensamiento quedó acreditado en el Cuarto Concilio de Trento, trampa preparada con extraordinaria anticipación por los rabinos israelitas-españoles, Ignacio de Loyola, Laínez, Salmerón y el embajador de España, verdaderos martillos de los herejes, inspiradores de la Inquisición europeo-asiática-americana... (La frase de arriba, "pueblo adquirido", debe ser reemplazada por "pueblo elegido").
Muchas personas, a través de todos los países de Europa y América, cuando son consultadas con respecto a qué religión profesan, se definen a sí mismas como "católicas" o "cristianas". Sin embargo, ambas respuestas acreditan que son víctimas de un largo error. ¿Qué son verdaderamente? Respuesta: son "judeo-cristianas" por seguir una ideología netamente judía disfrazada de "católica, apostólica" y "romana". ¡Basta de engaños! ¡Aprendamos a definir quién es quién! La definición de "judeo-cristiano" no la encontraremos en ningún diccionario, porque aclarar su verdadero significado no les conviene...
156. HISTORIA INEXISTENTE
Con los libros de la India antigua se confeccionó una "Historia de Israel" que jamás existió; esto explica por qué entre los cientos de miles de jeroglíficos que nos dejó como herencia el Egipto faraónico no existe uno solo que nos permita confirmar lo que relata la Biblia hebrea en Génesis y Éxodo: la estadía del pueblo de Israel en Egipto, las plagas, el faraón que se ahogó con su ejército, etc. ¿Cómo se explica que entre los miles de jeroglíficos que nos legó el Egipto faraónico no aparezca ninguno que los permita confirmar la estadía de Israel en Egipto?.
Tampoco es posible confirmar lo que relatan los Evangelios, y el mejor ejemplo es el que expondré a continuación: Herodes Antipas —hijo del anterior Herodes I el Grande, y que aparece en los Evangelios involucrado en el degollamiento o matanza de los inocentes (Mateo2:16)— es el mismo que aparece en los Evangelios involucrado en la orden de cortarle la cabeza a Juan el Bautista (Mateo14:10), y "juzgando" a Jesucristo (Lucas 23:11), quien le fue remitido por Poncio Pilatos (Lucas 23:7), sin que exista ningún escrito histórico romano que permita confirmar la veracidad de tan absurdos relatos evangélicos. Es necesario recordar que los Evangelios fueron confeccionados por los rabinos de Israel, quienes le tenían un odio terrible al imperialismo romano, y que fueron los verdaderos autores de su caída. El hecho de que los Herodes aparezcan en los Evangelios involucrados en crímenes que jamás cometieron, me permite afirmar que se trata de una venganza.
¿Quién fue en su época ese "Herodes I", llamado "el Grande"? Durante el tiempo de las grandes pugnas ideológicas romanas, Herodes I el Grande se declaró partidario de Casio y Antonio, y este último consiguió que el Senado romano lo designara tetrarca de Aelia Capitolina (Jerusalén), y el Emperador Octavio Augusto lo confirmó en su puesto. Según relatan los registros históricos romanos, Herodes Iel Grande en cierta ocasión que hubo hambre y privaciones en Jerusalén, vendió parte de sus bienes, muebles, joyas, etc., y el dinero lo ocupó para ir en ayuda de los desamparados; tal era el verdadero Herodes que los Evangelios involucran como asesino de niños, como cruel y sanguinario.
Durante diecisiete siglos los historiadores del cristianismo han vertido sobre Herodes una ignominiosa calumnia, sin que ningún historiador de Europa Occidental —exceptuando a Luis Jacolliot— se preocupara de aclarar la verdad histórica. Pero siempre ha sido así. Cabe destacar que la llamada Iglesia Católica, Apostólica y Romana, sólo se preocupa de verter basura y calumnia cuando se trata de sus enemigos, pero absuelve con idéntica facilidad cuando se trata de los crímenes de su propia gente. Revistió de alabanzas y bendiciones al Emperador Constantino, llamándolo "el Grande", en tanto que éste se manchaba las manos con la sangre de su propia mujer e hijo, protegiendo a sus amigos cristianos y degollando a quienes rechazaban prosternarse de rodillas ante su redentor llamado el Cristo... Los rabinos son expertos en el difícil arte no solamente de falsificar la Historia, sino también en inventar e involucrar a sus enemigos en situaciones que jamás ocurrieron.
160. ORIGEN DE LOS CUATRO EVANGELIOS
Al investigar este asunto, debemos tener siempre presente que los Evangelios "aparecieron"—por así decirlo— un par de siglos después de la desaparición física del crucificado, pero pretendiendo hacer creer que se encontraban "guardados desde antiguo", que eran "viejos Evangelios", documentos "antiquísimos", escritos por inspiración del Espíritu Santo. Antes de los dos primeros siglos de la Era cristiana, ningún no-judío conocía los "viejos Evangelios", ni siquiera el sacerdocio no-judío. A finales del siglo II, la Iglesia judeo-cristiana de Roma, al presentarlos por primera vez en medio de una disimulada escenografía teatral como "revelación divina", declaró que convertiría en "Ley" tales libros, porque eran una réplica exacta de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el Redentor prometido y enviado por Yahvé el dios de Israel para perdonar los pecados de la Humanidad. Lógicamente, dicha Iglesia no dijo que los Evangelios habían sido redactados recientemente para satisfacer una curiosidad que ya había llegado al paroxismo. Todos habían escuchado rumores de la crucifixión del Redentor y querían conocer su vida por escrito. En los dos siglos transcurridos la Iglesia de Roma era ya poderosa, y un buen número de aristócratas romanos y griegos ya se habían convertido al Cristo para sacarse de encima la terrible mancha del pecado original heredado de Adán y Eva. Clamaban la divina misericordia de Yahvé el dios de Israel para que éste no los enviara al lago de fuego. Tal es el origen de los cuatro Evangelios.
Sin embargo, nadie ha logrado explicar, hasta el día de hoy, quiénes fueron sus verdaderos redactores, pero este anonimato es fácil de dilucidar, porque tales panfletos tienen la inconfundible "marca" de los rabinos divorciados del núcleo de la Ley Mosaica. No fueron en absoluto redactados por sacerdotes no-judíos. Dos siglos después de la crucifixión del Mesías enviado por Yahvé, los redactores de los Evangelios podían escribir libremente lo que les venía en gana, y confeccionarlos a su libre albedrío, pues ya era imposible "confirmar" si lo escrito correspondía a lo que verdaderamente había ocurrido dos siglos antes. Todo lo que esos escritores tuvieron que hacer fue adaptar todos los pasajes coincidentes de las escrituras hebreas a su personaje elegido como modelo... y hacer que Yahvé dijera: "Éste es mi hijo...".
168. BUENOS BEBEDORES
Los fariseos no ocultaban su desconcierto y enojo al ver a Jesús y Leví "comiendo y bebiendo con cobradores de impuestos y personas malas" (Lucas 5:30). Evidentemente, Jesús bautizaba y convertía a los pecadores arrepentidos entre copa y copa...
Durante quince siglos y medio, todos estos "pequeños" detalles escaparon a los analistas de los Evangelios. Los cristianos no-judíos fanáticos se enfurecen cuando se llama la atención sobre estos puntos, y dicen que todo es pura calumnia, pura mentira inventada por los ateos, los herejes y los escritores rebeldes, a pesar de que todo lo anterior está escrito en los mismos Evangelios. ¿O no saben leer? Repentinamente me entra la duda de si millones de hombres que se declaran cristianos han leído realmente los Evangelios... Inclusive hay otros que se enojan sin haberlos leído jamás.
En síntesis, todas las Biblias, la brahmánica (de la India antigua), la hebrea (Viejo Testamento) y la judeo-cristiana (Nuevo Testamento), fueron escritas para hacer creer que vienen de Dios. El hombre real desaparece. Lo reemplaza el sacerdote, que encuentra la forma de alcanzar el poder, con un método ajeno a toda realidad. Y no obstante que sus lucubraciones metafísicas no producen ningún efecto, de igual forma el sacerdote logra hacer creer que vienen de Dios. Logra hacer creer que todo viene de Dios. Y para afianzar su arsenal de poder, sigue inventando nuevas abstracciones metafísicas, pues el sacerdote teme perder su poder, tiene miedo de quedar desplazado. Nuevos santos artificiales, nuevos mártires continúan siendo beatificados y santificados.
En resumen, los cuatro Evangelios fueron redactados después de que todos los romanos involucrados en ellos —Tiberio, los Herodes, Pilatos, Quirino, etc.— habían muerto. Entonces se los involucró en una trama en la que jamás tuvieron participación alguna, pero los hicieron participar como si la hubieran tenido. Todo lo que se hizo fue retroceder un par de siglos a la época en que esos romanos vivieron, y entonces se los involucró en las leyendas bíblicas, completamente ficticias. Eso explica por qué en la época en la que vivieron esos romanos Jesús no aparece por ninguna parte.
En la actualidad, miles de artistas literarios, valiéndose de su excelente imaginación, escriben para la cinematografía y la TV con respecto a épocas y generaciones desaparecidas, y las relatan con tal habilidad, que el espectador olvida que son películas, como si ellas fueran verdaderas; otras son inventadas, completamente artificiales; otras, son una mezcla de realidad y ciencia-ficción; ninguna persona cuerda creerá que cuanto relata el Evangelio de Mateo es "histórico", pero, para millones de hombres, éste forma parte de la Historia Universal. Al haber perdido el sentido de la realidad y la noción de causa y efecto, pretender que Jesús nació de una mujer virgen engendrado por la sombra del Espíritu Santo; que la Estrella de Navidad guió a los reyes magos hacía el humilde establo en donde estaba el redentor; que Herodes ordenó degollar a Jesús para impedir que el niño divino lo destronara; que Jesús fue conducido al desierto para ser tentado por el Diablo; que Jesús se transfiguró ante sus discípulos y brillaba como un Sol, etc., todo esto corresponde a una invención literaria infantil, y sin embargo, millones creen que todo forma parte de la verdadera Historia Universal. ¿Quién está lo bastante loco para "acreditar" la veracidad histórica de los Evangelios?.
Vivir en un mundo irreal, como caminando encima de las nubes, es lo fundamental de la educación cristiana; que la realidad no tenga asidero en ninguna parte. Y tienen universidades y colegios para impartir esa enseñanza, para continuar enloqueciendo al mundo, con el pretexto de que el redentor en persona los designó como sus sucesores antes de subir al cielo. Han logrado hacer creer que son los representantes de Dios, y que éste —su "Dios"— es el Dios Universal. Han logrado convencer de que antes de viajar al cielo, Jesús los dejó a cargo de todo, y que ya no hay ninguna necesidad de que él permanezca en la Tierra, con tan magnánimos representantes (Marcos 16:15).
174. HIPOCRESÍA
Hoy ya no es necesario que el sacerdocio judaizado de Roma continúe disimulando lo que verdaderamente es. Es hora de que inaugure una cátedra de hebreo en el Vaticano y aprendan a leer y escribir en hebreo. Y que sus profesores pertenezcan al Rabinato de Israel. La Iglesia de Roma, quiéralo o no, trabaja a favor del Israel Sionista Mundial, y esto sólo acredita que sus fines son malos, al igual que los de la "Reforma". Luteranismo, calvinismo, presbiterianismo, anglicanismo, etc., todas estas Iglesias separadas del mal llamado "catolicismo romano" tienen como "base" ideológica la "Torá"hebrea y demás libros del Viejo Testamento y su anexo, los Evangelios, todo convertido en una poderosa influencia a nivel mundial... Hasta el día de hoy, la Iglesia de Roma continúa enseñando que fue cruelmente perseguida en el Imperio romano, y que sus mártires eran asados en hogueras, en especial de noche, para iluminar la metrópoli; que eran devorados por tigres y leones hambrientos, a los que, de propio, no se les daba de comer durante meses, para que el hambre de cristianos los volviera más feroces; que sus mártires eran degollados, desmembrados, descuartizados, en mazmorras subterráneas, a fin de que nadie escuchara los gritos de pavor, etc. A la Iglesia de Roma le convenía inventar "mártires", etc., ya que con eso se daba importancia a sí misma. Inventó miles de persecuciones en donde nunca las hubo. Se perseguia a sí misma, ya que con eso se daba una importancia que no tenía.
Cuántas veces una ideología carente de todo valor se convierte en célebre por el solo hecho de ser perseguida. El único que fue verdaderamente perseguido y sacrificado en espantosa agonía fue ese misterioso personaje llamado "Jesús", por transgredir la ley del Sanedrín. Toda la "Historia de la Iglesia" rebosa de mártires. Jesús enseña que después de la muerte, cuando resuciten hombres y mujeres en el Juicio Final, ya no se casarán los hombres y las mujeres sino que serán como los ángeles (Marcos 12:25). Con esta educación, no tiene nada de raro que parte de esta Humanidad esté madura para ingresar a un buen manicomio.
Cientos de historiadores e investigadores han estudiado la Historia del Imperio Romano en la búsqueda de algún indicio del Jesús de los Evangelios, para confirmar la existencia histórica de éste, y lo único que han encontrado es un silencio absoluto. Inclusive han investigado varios siglos anteriores al llamado año 1 de la "Era cristiana", pero tal investigación terminó en rotundo fracaso. Asimismo han investigado con lupa la época supuestamente "contemporánea" al Jesucristo de los Evangelios, pero ni el Emperador Tiberio ni ninguno de los gobernadores romanos de Filistea (Palestina) lo mencionaron. Investigaron dos siglos posteriores al nacimiento de la Era cristiana, sin encontrar nada. ¿De qué se trata, entonces, esta cuestión?; ¿cómo se explica que el "fundador" de una religión que cambió el curso de la Historia Universal, de toda la Humanidad, y que ha logrado mantener vigente un Calendario por cerca de diecisiete siglos, no aparezca por ninguna parte? Tokarev, por ejemplo, después de realizar una exhaustiva investigación, concluye decepcionado: "Por este panorama se ve cuán pobres y poco fidedignos son los testimonios de los autores paganos acerca de los primeros años del cristianismo. En esencia, nada aportan sobre la personalidad del supuesto fundador de la religión, el Jesús de los Evangelios. No existen testimonios indiscutibles acerca de él ni en fuentes cristianas ni paganas".
A esta conclusión llegó Tokarev después de investigar los dos primeros siglos del cristianismo... es decir, después de Cristo... ¿Dónde está, pues, la clave para resolver este enigma, aparentemente muy complejo? Analicemos el problema más despacio. El redentor fue condenado a muerte y crucificado (y sepultado), y prácticamente lo único que quedó de él fueron algunas enseñanzas. ¿Cuáles fueron esas enseñanzas? No se conocen con absoluta certeza. Lo único que se sabe es que el tipo se declaró el Mesías enviado por Dios para redimir a la Humanidad de sus pecados, prometiendo a todos los que creyeran en él la vida eterna. Pero, para alcanzarla, predicaba y exigía a sus nuevos adeptos amor al prójimo, pobreza, humildad, etc. Pero el tipo, después de desaparecer físicamente, hasta ahí llegó no más su filosofía. De inmediato no surtió ningún efecto. En la práctica quedó olvidado. Y comenzó a pasar el tiempo, un año, diez años, cincuenta años; y después que pasó ese tiempo, fue entonces cuando entraron en acción los rabinos que se declararon sus discípulos. Aparecieron en escena repentinamente.
Éstos comenzaron a predicar que cincuenta años antes se crucificó al redentor enviado por Dios, y el pueblo les creyó... Lo que no había logrado hacer creer el mismo maestro, lo consiguieron sus discípulos. Poco a poco los partidarios aumentan, y la nueva doctrina logra imponerse a través de una cruenta lucha ideológica. Toda la aceptación de la nueva doctrina consistía en lograr hacer creer que todo lo anterior era verdad, y los rabinos, es decir, los discípulos del redentor, lo consiguieron. En la práctica, son éstos los que se llevaron los laureles.
Y en verdad, éstos eran los verdaderos "interesados" en que se creyera lo que ellos decían... El judeo-cristianismo es obra de los discípulos más que del mismo maestro. Fueron esos discípulos, en este caso, fueron los rabinos Pablo, Apolo, etc., y miles más, a fuerza de predicar siempre lo mismo, los que consiguieron que miles de personas se convirtieran a su doctrina. Poco a poco, la nueva ideología logró convertir a miles de soldados, y éstos influyeron poderosamente sobre sus compañeros de armas. Legiones enteras de soldados romanos se convirtieron... Después de un par de siglos de prédica incansable, millones de personas se cristianizaron, etc., etc., de manera que todo esto no tiene nada de sobrenatural, sino que tan sólo se trata de una prédica muy bien organizada por verdaderos expertos en la materia. Con esto he contestado la anterior pregunta. Tienen plena razón aquellos que alegan que no fue el Cristo el que creó el cristianismo sino que fueron los rabinos los que lograron que los nuevos adeptos creyeran en él. Ésta es la clave para resolver ese enigma aparentemente tan difícil.
Por otra parte, ¿quién está lo bastante loco para creer que fue Yahvé, el dios de Israel, el que envió a su hijo, el Cristo, para derramar su sangre como única manera de perdonar los pecados de sus criaturas? iY esto es lo que creen seriamente millones de cristianos!.
No olvidemos, además, que los rabinos que empezaron a predicar el Cristo tenían el respaldo de una milenaria experiencia brahmánica anterior, y todo lo que tuvieron que hacer fue adaptarla lo mejor posible a su nuevo personaje central. Como prueba están todos los "milagros" atribuídos al Redentor, la tentación, la transfiguración, etc.
En la misma época en que se dice y se cree que fue sentenciado a muerte y se crucificó al redentor cristiano, ningún procurador romano, ningún soldado romano, en suma, ningún "pagano", fue testigo de los hechos que relatan los cuatro Evangelios en Mateo 27, Marcos 15:42, Lucas 23:54, y Juan 19:27. Ningún pagano fue testigo del terrible terremoto y del eclipse de Sol que obscureció la Tierra al expirar Jesús, ni de los santos hebreos que resucitaron y dieron un paseo colectivo por las calles de Jerusalém (Mateo 27:51). Ningún romano de la época fue testigo de la crucifixión de Jesús. Esto explica por qué no existen registros históricos romanos, ni griegos, ni filisteos, etc., de lo que relatan los cuatro Evangelios. Los únicos "testigos" de lo que relatan los cuatro Evangelios sólo fueron los mismos redactores de los cuatro Evangelios. No existe, sencillamente, ninguna otra referencia. Pilatos y Herodes, dos de los gobernadores de Palestina, no dejaron ningún testimonio escrito del pleito contra Jesús, tal como es presentado en los Evangelios. Ni siquiera una miserable nota. "Cuesta entender—escribe Karl Kautsky— cómo el Jesucristo de los Evangelios, que provocó según se dice tanta conmoción en su época, pudiese llevar adelante su agitación y morir finalmente como un mártir, sin que los hebreos y los paganos contemporáneos le dedicasen una sola palabra".
El "rumor" del Cristo Redentor muerto en martirio comenzó a difundirse simultáneamente desde el "interior" de las sinagogas y comunidades hebreas residentes en Jerusalén, Tesalónica, Antioquia, Alejandría, Roma, capital del Imperio, etc., casi medio siglo después de Cristo (léanse con atención los Hechos de los Apóstoles), y ese "rumor" tomó su máxima y fuerte consistencia siglo y medio después, durante el transcurrir de una feroz guerra ideológica llevada adelante por los rabinos, cuando ya era imposible retroceder a través del Tiempo-Espacio para confirmar la veracidad de ese rumor. Los redactores de los cuatro Evangelios fueron verdaderos artistas literarios por la forma como tejieron la "Pasión de Cristo" y revistieron a su Redentor de todo tipo de milagros portentosos.
La misma Iglesia fundada en la Roma imperial por judíos cristianos, aproximadamente entre los años 50-60 d.C., difundió el "rumor" de que fue crucificado el redentor enviado por Dios para perdón de los pecados, sin necesidad de presentar ninguna prueba. Nadie les exigió presentar ninguna prueba. Sólo fue suficiente que el "rumor" saliera desde el interior de las sinagogas y comenzara a propagarse lenta pero inexorablemente entre los romanos, los griegos, los árabes, etc., para que éstos se convirtieran al judeo-cristianismo, primero unos pocos, y después en masa. Pilatos y Herodes, mientras ejercieron el poder en Palestina, no conocieron a ningún Jesús. Cómo fueron enredados en la trama literaria de los evangelios, es algo que el lector entenderá sólo después de analizar concienzudamente todos los antecedentes. Si el redentor hubiera sido tan importante y hubiera causado conmoción entre los paganos romanos, lógicamente, éstos habrían dejado testimonios escritos.
¿Quién fue, entonces, ese misterioso rabino judío, elegido como "modelo" para "confeccionar" lo que relatan los cuatro Evangelios? Quien haya sido, al momento de ser ejecutado por instigación de alguno de los sanedrines que gobernaban a las respectivas comunidades repartidas en los países de Europa y Asia, ese hombre no tenía la importancia que le atribuyen los Evangelios. El ejecutado (o crucificado) pudo haber sido cualquiera de los redentores que se creían "dios", "hijo de Dios" y "espíritu divino", y que deambulaban por Fenicia, Filistea (Palestina), Alejandría (Egipto), etc., y sólo después de muerto se le asoció con el mesias enviado por Yahvé el dios de israel para perdón de pecados, y se le llamó "Jesús" (Iezeus) y "Cristo" (Krishna).
Ese bautismo con nombres sáncritos se realizó cuando se confeccionaron los Evangelios, cuando la Iglesia judeo-cristiana entronizada en Roma ya había alcanzado un poderío terrorífico, al extremo de sojuzgar al ex-Imperio romano bajo su férula, convertido en estropajo por ideas extranjeras. No obstante todo lo anterior, y aunque esto aparezca como flagrantemente contradictorio, lo verdaderamente importante es que el tipo elegido como modelo históricamente existió, sin importar quién haya sido. Y fue un rabino judío divorciado del judaísmo. De esto no cabe duda, dado el tenor de los Evangelios. Fue instrumentalizado por intereses sacerdotales para alcanzar, por su intermedio, el poder, pues no todos los sacerdotes podían presentarse como "mesías". Los "hechos" que relatan los cuatro evangelios, pueden haber ocurrido en cualquier país del Oriente, en Egipto, en Siria, en Fenicia, etc., y siglos después trasplantados a Jerusalén, cuando ya era imposible acreditar la veracidad de los relatos.
Recordemos el Jesús ben-Palmira —mencionado en el Talmud judío y ajusticiado por el Gran Rabino Aristóbulo II— al cual sus discípulos convirtieron después en el mesías enviado por Dios. O pudo haber sido el "Jesús" mencionado en los papiros encontrados en Egipto, cerca de Jenoboskión, a 50 kms. al Norte de Luxor, escritos en idioma copto; o el "Jesús" mencionado en los manuscritos de Jirbert-Qumram (en la costa del Mar Muerto), y pertenecientes a una comunidad esenia israelita; o pudo haber sido el "Jesús" judío egipcio mencionado en Hechos 21:38; o el "Jesús" citado por Clemente de Alejandría (Egipto); o el "Jesús" citado en el Apocalipsis de Juan 11:8, el que fue crucificado en Sodoma o Egipto. Cualquiera de esos personajes pudo haber sido utilizado como "modelo" para escribir los cuatro Evangelios. Karl Kautsky escribe: "Existieron muchos pseudo-Cristos en tiempo del historiador judío Flavio Josefo y hasta entrado el siglo II, de los que no tenemos más que una investigación sumaria. Hubo un Judas de Galilea, un Teudas, un egipcio desconocido, un samaritano y un Bar-Kochba. Puede muy bien haber habido un Jesús entre ellos", y transformado posteriormente en el Jesús de los Evangelios.
Nada es imposible debido a la facilidad como los sacerdotes, en especial los rabinos, copian leyendas ajenas, las modifican, o reemplazan a sus personajes unos por otros, o los "trasladan" de un territorio a otro. Ya vimos, por ejemplo, cómo los evangelistas inventaron un censo universal como pretexto para trasladar a José y la virgen María desde Galilea a Belén, para conseguir que Jesús naciera alli, y lograr así que "se cumplieran las escrituras"; el procónsul Cirinus aparece en los Evangelios ordenando un censo universal, en circunstancias que tal censo sólo fue local, circunscrito a Siria (Lucas 2:1-2); asimismo, Pilatos y Herodes aparecen involucrados en la crucifixión del Redentor, y sin embargo no existe ningún escrito histórico romano que permita confirmar la veracidad de tal relato evangélico ¡en una época en que todos los hechos quedaban registrados!... ¡Ni siquiera existe una cronología aproximada de su natividad y muerte, tomando como referencias la existencia histórica de Herodes I el Grande y la de Pilatos!. Estas referencias, que acreditarían la existencia histórica de Jesús, tal como es relatada en los Evangelios, ¡no existen! Si Pilatos y Herodes resucitaran, probablemente morirían de impresión al constatar cómo sus respectivos nombres aparecen involucrados en crímenes que jamás cometieron. ¡Se han burlado, durante milenios, de una Humanidad excesivamente crédula!.
A partir del siglo III, los misioneros judeo-cristianos aleccionados por Roma, amenazando a todo el mundo con la condena eterna, se extienden victoriosos sobre toda Europa, la que, para librarse de la "mancha" del pecado original, toma el bautismo en masa. Tokarev escribe: "En el siglo IV toman el bautismo los godos y los vándalos; a fines del siglo V, los francos. En los siglos VI al IX, el cristianismo se extiende gradualmente a las tribus germánicas más alejadas (alemanes, bávaros, frisones, anglosajones, etc.). En los siglos IX y X se difunde entre los pueblos eslavos. A fines del siglo X, casi toda Europa se había convertido al cristianismo". La doctrina del Mesías Crucificado había dado un resultado maravilloso... ¡Imagínense los lectores a los godos y los vándalos, asustados, tomando el bautismo, para sacarse de encima la mancha del pecado original!...
Siguiendo la cronología histórica del Imperio Romano, el incendio de Roma por los cuatro costados —delito perpetrado, según unas fuentes, por el Emperador Nerón, y según otras, por los convertidos al Cristo—, habría ocurrido entre los años 30 ó 40 d.C.; sin embargo, ningún escrito romano o griego menciona dicho incendio, el que, si hubiera ocurrido, aparecería no sólo en los registros históricos de todos los países circundantes sino también en los del Egipto faraónico. La noticia del supuesto incendio aparece medio siglo después en los Analesdel historiador romano Tácito, escritos en el año 100, lo que acredita, de manera indiscutible, que corresponde a una intercalación falsa destinada a ilustrar el supuesto "martirio" de los primeros cristianos, y a acreditar lo que escribieron los evangelistas, de que aquellos serían perseguidos, encarcelados, degollados, martirizados, etc., por pronunciar el nombre de Jesucristo (Mateo 24:9).
Ninguna base filosófica y mucha debilidad de carácter se requiere tener para creer en semejantes idioteces. Creer cualquier cosa es un gravísimo peligro —aún hoy—, y esto está acreditado con el Santo Oficio de la Inquisición. Si los inquisidores de Roma, instigados por los jesuítas, no hubieran creído en las patrañas que les enfermaron la mente, aquellos jamás habrían perpetrado las matanzas inútiles que aterrorizaron a Europa...
Los gobiernos gentiles jamás se han preocupado del origen de estas creencias, por considerarlas "cosas de Dios". Los rituales brahmánicos y judeo-cristianos (bautismo, confirmación, circuncisión, "bendición", etc.) fueron escenografías teatrales sacerdotales inventadas para alcanzar no el perdón de los pecados sino el poder...
Para acreditar la existencia de un hecho histórico, forzosamente se requieren referencias; sin éstas, todo lo que se pretende acreditar es un fraude. Los teólogos de Roma, el Rabinato de Israel, los historiadores francmasones, etc., y otros tantos que actúan como agentes ocultos al servicio del Israel Sionista Mundial, siempre han pretendido "probar" la existencia histórica de los reinos de Israel y Judá, y la veracidad histórica de los libros del Viejo Testamento hebraico. Pero todos, incluyendo al historiador judeo-marxista Karl Kautsky, para corroborar lo que dicen, presentan como "referencias" las mismas referencias. Es lo mismo que hacer cálculos con ceros, colocando como base otros ceros. Kautsky constituye un excelente ejemplo general. Para acreditar que en la remota Antigüedad existieron los reinos de Israel y Judá, y que todo lo que relata la Biblia hebrea al respecto forma parte de la verdadera Historia Universal, Kautsky no presenta ningún resto arqueológico, ninguna tablilla de arcilla con signos del lenguaje antiguo hebreo, etc., sino que presenta como única "prueba"¡el Viejo Testamentohebreo!.
En su libro Orígenes del Cristianismo, Kautsky menciona "la destrucción de Jerusalén por los babilónicos", menciona la "destrucción de Jerusalén por los romanos", pero debido a lo anterior, ambas "destrucciones" tienen olor a estafa. ¡Una verdadera lástima en un investigador tan excelente como Kautsky!. ¡Echó todo a perder! Es como pretender probar que Adán y Eva crearon el pecado original. Inclusive Kautsky se inventó una historia bíblica imposible de confirmar en ninguna parte; pero leámos lo que dice: "De este modo, el rey David obtuvo el control de todo el comercio que pasaba entre Egipto y el Norte; ese comercio le proporcionó un rico botín que lo capacitó para incrementar sus recursos guerreros y expandir los límites de su Estado hacia el Norte y hacia el Sur. Sometió a las voraces tribus beduinas hasta el Mar Rojo, asegurando las rutas comerciales hacia ese mar, y con el auxilio de los fenicios (¡!), porque los israelitas no tenían conocimientos de navegación...", etc. Al llegar a este punto, el relato suena ya a intolerable falsedad...
Los rabinos que escribieron los Evangelios hacen que Jesús diga estas palabras: "¿Piensan ustedes que he venido a poner paz en la tierra? Os digo que no, sino división, porque de aquí en adelante estarán cinco en una casa divididos, los tres estarán contra los dos, y los dos contra los tres. Estarán divididos el padre contra el hijo, y el hijo contra su padre; y la madre contra la hija; y la hija contra la madre; la nuera contra la suegra y la suegra contra la nuera"(Lucas 12:51-53). En suma, cada cual verá a sus familiares y parientes volverse enemigos. ¡Estas palabras no pudieron ser pronunciadas por ningún redentor! ¿Cómo sabían los rabinos judeo-cristianos, por anticipado, al escribir los Evangelios, la profunda división que causarían?. ¿Cómo pudieron prever esa división familiar si difundían su ideología? Hoy, en una familia integrada por cinco personas, en efecto, una o dos se convertirán al cristianismo, mientras las otras no, causando división y discusiones. Y divisiones graves. Y viceversa. Los rabinos sabían que su prédica traería división, y ese conocimiento era el resultado de una rica y milenaria experiencia sacerdotal, que tiene plena conciencia del plan que sigue. Son engendros de división en su propio provecho, y no escatiman ningún esfuerzo para conseguir sus objetivos previamente trazados...
Estoy plenamente convencido de que la cobardía humana, la fácil credulidad, la debilidad de carácter, las taras y temores que le inculcan al hombre desde su más tierna niñez, etc., todo se confabula para convertir al hombre en esclavo del sacerdote... De buena parte del cuerpo político y diplomático contemporáneo no podemos esperar nada, absolutamente nada. Prefieren ser calificados con epítetos de grueso calibre, prefieren que les tiren migas de pan, antes que correr el riego de perder el puesto que ocupan... La cobardía es generalizada. Debido a lo anterior, la mayoría calla. "Más vale cobarde vivo que valiente muerto", contestó ante tal insulto un actor cómico mejicano. El día que el mundo se dé cuenta de que todo esto es una cuestión puramente sacerdotal, caerá esta comedia...
Los milagros que realizan Krishna y el Cristo de los Evangelios resultan una bicoca en comparación a los milagros que realiza el profeta Josué en el Viejo Testamento hebreo; éste se da el lujo de ordenarles al Sol y la Luna que detengan su trayectoria en el firmamento, y le obedecen; lógicamente, Josué estaba auxiliado por Yahvé el dios de Israel, y gracias a éste pudo realizar tan portentosos milagros (Josué 10:12). Observada desde la Tierra, se ve claramente que la Luna es redonda y que, aparentemente, está suspendida como por arte de magia en el vacío. Está suspendida en el espacio, sin nada que la sostenga, por así decirlo. Quien ignora las leyes del Universo, lógicamente, recibe esta impresión. ¿De dónde los redactores del libro de Job (26:7) extrajeron la idea de que "la Tierra se encuentra suspendida sobre la nada"? Con toda seguridad, esas teorías fantásticas fueron extraidas de los libros de la India antigua, de los Vedas, al igual que las leyendas de la creación del Universo, de Adán y Eva, y toda la cosmología alucinante relatada en libros que, al parecer, a Europa Occidental le han llamado muy poco la atención. Seguramente todos esos libros de la India antigua fueron destruídos para borrar las evidencias del plagio, y yo atribuyo a un milagro increíble el que tales libros hayan caído en mis manos.
¿Cómo se explica que en el Génesis brahmánico aparezca la teoría del Big Bang, respecto a una explosión nuclear que lanzó la materia por los espacios infinitos, y cuya expansión aún continúa?. ¿Cómo pudieron imaginar los brahmanes una teoría tan extraña e increible? (En ninguna parte de la Bibliahebrea aparece tal teoría brahmánica, lo que acredita que los plagiarios hebreos no la entendieron, porque jamás pensaron que fuera posible). Si la "Biblia" hebrea fuera un libro "divino", como se afirma, por lógica la teoría anterior debería aparecer... (¿?). A continuación analizaré cómo miles de catedráticos enseñan "Historia universal", exponiendo un ejemplo clásico:
En su libro "Historia Universal", el historiador chileno Ricardo Krebs Wilckens, profesor extraordinario de Historia Universal Moderna en la Universidad de Chile, y profesor de Historia Universal en la Universidad Católica de Chile (así reza en la presentación de su libro), le enseña a sus alumnos el Génesis bíblico como si éste formara parte de la más auténtica Historia Universal. Según este catedrático, "Canaán" es una palabra hebrea que probablemente significa "países bajos" (pág. 3); después señala que «la historia del pueblo judío comienza con Abraham, quien vivió con sus familiares en Ur de Caldea, en los tiempos de Hamurabí (siglo XX a.C.). Encaminándose de Ur a Harán en la Mesopotamia septentrional—escribe el catedrático Krebs— recibió Abraham aquí la orden de Dios: "Sal de tu tierra... y ven a la tierra que yo te mostraré. Y yo te haré cabeza de una nación grande y te bendeciré... y en ti serán bendecidas todas las naciones de la tierra (Génesis 12:1-3)"» (pág. 117).
Luego dice que el nombre "Israel"—dado por Yahvé a Jacob— fue posteriormente aplicado a la nación entera (pág. 118). Luego, el catedrático Krebs extracta y relata todo el Viejo y Nuevo Testamento hebreo, la vida del patriarca Abraham, de su hijo Isaac y de su nieto Jacob, la estadía de Israel en Egipto, las aventuras de José, Moisés, Josué, etc., etc., etc.; todo lo relata como si fuera la más auténtica "Historia universal"... ¿Cabe creer, como afirma el historiador Krebs, que Yahvé, el dios de Israel, le prometió a Abraham como "herencia" Canaán, y al cual los sionistas han asociado con Palestina?. ¿Es posible admitir que Yahvé, el dios de Jacob, es decir, de "Israel", le "dio" a éste la antigua Palestina? (Génesis 17:8). ¿Considera el historiador Krebs a los universitarios chilenos verdaderos imbéciles? Y consta que aprender todo lo anterior de memoria es obligatorio, pues de ello dependen las notas que permiten pasar de curso, ya que se trata de lecciones numeradas. Asi, de común acuerdo, a través de toda Europa y América —pues todo esto corresponde a un plan internacional— miles de estos historiadores, integrados por rabinos, sacerdotes católicos, profesores luteranos y calvinistas, Testigos de Jehová, profesores francmasones, sionistas, etc., todos enseñan esta "historia" falsa a cientos de millones de alumnos, sin que ningún historiador no-judío se atreva a contradecirlos. ¡Llegan al extremo de enseñar el cuento de Adima y Heva como auténtica "Historia Universal"! En la Lección N° 324 de su "Historia Universal" el profesor Krebs enseña que "El hombre nace manchado por el pecado original, incapaz de alcanzar por sus propias fuerzas la reconciliación con Dios y, con ella, la perfección y la felicidad" (pág. 438).
En otra parte, el profesor Krebs enseña textualmente: "La primera labor del historiador consiste en buscar y reunir el material histórico que le permita investigar, conocer y reconstruír el pasado" (pág. 8). Después agrega: "La cronología es la ciencia que tiene por objeto determinar el orden y fechas de los sucesos históricos. Para el cómputo de los tiempos fue necesario establecer una Era, o sea, un punto fijo y fecha determinada a partir de la cual se empezaban a contar los años". El profesor Krebs concluye diciendo: "Los judíos contaron los años, primero, desde el éxodo o salida de Egipto..."(pág. 10). De manera que, según el profesor Krebs, los años de la historia del pueblo de Israel se empiezan a contar a partir de su salida o éxodo de Egipto... ¿Y cuál es la fecha, siquiera aproximada, del comienzo de esa historia? Recordaré, una vez más, la conclusión a la que llegó el teólogo retirado Franz Griese, quien, en su libro titulado La Desilusion de un Sacerdote, escribió lo siguiente: "La creación, el diluvio, la leyenda detallada de los próceres de los judíos, de José de Egipto, la permanencia durante 430 años en Egipto, el éxodo milagroso de Egipto, Moisés y los 40 años en el desierto (que se puede atravesar en un par de días), la conquista de Canaán (Palestina), etc., no tienen ni un ápice de verdad histórica". La "Historia de Israel", por tanto, comienza con una leyenda bíblica que se llama "Éxodo", la que no tiene ni un ápice de verdad histórica, puesto que está confeccionada con leyendas brahmánicas...
Yo le pregunto al profesor Krebs y a los miles de historiadores que, a través de toda Europa y América, enseñan esta materia: ¿Cómo es posible "reconstruír" una "Historia de Israel" con cuentos sacerdotales?. ¿Para qué desorientar y confundir a sus alumnos enseñándoles una "historia" que jamás existió? El mismo José Stalin reconoció que "El engaño es un peligro, con el cual no se llega muy lejos". Una ideología edificada sobre mentiras está en constante peligro de ser desenmascarada y venirse abajo. Esto también lo reconoció Carlos Marx, y por esto en su libro El Capital ocultó sus planes entre líneas, lo mejor que pudo, para no quedar al descubierto, lo que, a pesar de eso, no le sirvió de nada, puesto que lo hemos desenmascarado igual. Aparentando honradez, los mismos Evangelios advierten: "Nada hay tan oculto que no haya de ser descubierto o tan escondido que no haya de ser conocido" (Lucas 12:2). ¿Y cómo, sabiéndolo, se arriesgaron tanto? Lo que se pretende hacer creer, en definitiva, es que la descendencia de Jacob, llamado después "Israel", "viene" de Dios...
175. MOISÉS Y LOS PROFETAS
Los libros que integran Moisés y los Profetas contienen —según miles de historiadores europeos y americanos— la "Historia de Israel". La cronología histórica del pueblo de Israel, según esos historiadores, comienza con Adán y Eva, sigue con los patriarcas Noé, Abraham y Moisés, y sigue después con Josué, David y Salomón, y la larga genealogía llega hasta Jesús, el Redentor de la Humanidad pecadora (Lucas 3:23). Sin embargo, lo fundamental de esta "genealogía" supuestamente "histórica" está confeccionado con los libros de la India antigua, y esto es muy fácil de acreditarlo mediante la comparación de sus respectivos textos y personajes. Por tal razón el Antiguo y Nuevo Testamento hebreo son flagrantemente contradictorios y complejos. Los personajes del Antiguo y Nuevo Testamento brahmánicos aparecen cambiados y reemplazados por personajes hebreos. He aquí algunos ejemplos:
1) Adima y Heva, los dos principales personajes del Génesis brahmánico, reaparecen en el Génesis hebreo reemplazados por Adán y Eva.
2) El patriarca Vaivasvata, a quien Brahma Dios le ordena construír el Arca para salvarlo del Diluvio Universal, reaparece en el Génesis hebreo reemplazado por Noé.
3) El patriarca Adgigarta, a quien Brahma Dios le ordena degollar a su primogénito Viashagana, reaparece en el Génesis hebreo reemplazado por el patriarca Abraham, a quien Yahvé le ordena degollar a su primogénito Isaac.
4) La leyenda de José traicionado y vendido por sus hermanos, quien después se transforma en un salvador de los mismos, es un plagio de los cuentos de la India antigua, etc.
Cuando se comprueba, con las pruebas en las manos, esta extraña falta de originalidad, tenemos pleno derecho a preguntarnos: ¿qué "veracidad histórica" podría existir en una "Historia de Israel" confeccionada, en sus partes fundamentales, con leyendas y personajes de los libros de la India antigua?. ¿Qué veracidad "histórica" podría existir en leyendas copiadas de otras leyendas? Todo lo anterior acredita la existencia de un portentoso fraude, una falsificación literaria de extrema gravedad —debido al engaño que representa— y ante la cual los historiadores contemporáneos se quedan callados, como si no tuvieran nada que objetar... Al parecer, los rabinos que integraban el antiguo Sanedrín, al realizar este portentoso fraude, jamás imaginaron que determinados investigadores no-judíos descubrirían y realizarían una comparación científica entre los libros de la India antigua y la Biblia hebrea, constatando que esta última es sólo un plagio del Antiguo y Nuevo Testamento brahmánico.
No obstante quedar desenmascarados, aún hoy el Rabinato israelí continúa atribuyéndose la autoría de tales leyendas, como si éstas formaran parte de su propia "historia", y sin siquiera avergonzarse... Y Gran Bretaña es la principal editora de ese libro, y se jacta de ello. ¿Existió en la Historia real la secuencia de personajes que integran Moisés y los Profetas?. ¿Fueron Adán, Noé, Abraham, Moisés, Josué, David, Salomón, Goliat, Sansón y Dalila (sólo para mencionar unos pocos), personajes con carácter histórico, personas de la vida real? La respuesta es obvia. En resumen, de los 50 capítulos que integran el Génesis hebreo atribuído a Moisés, los 50 han sido confeccionados con leyendas de los libros de la India antigua. Toda la secuencia literaria del Génesis hebreo, desde que comienza con Adán y Eva, hasta que termina con la muerte de José en Egipto, tiene su origen en cuentos sacerdotales brahmánicos. Y conste que la leyenda de José continúa en Éxodo. Todo es una copia transformada de los libros de la India antigua.
No existe un sólo cuento original que se pueda atribuír al "genial" intelecto del Rabinato de Israel. La destrucción de Sodoma y Gomorra, que aparece en el Génesis hebreo entre medio del relato de Abraham y su primogénito Isaac, también ha sido extraída del Génesis brahmánico. Respecto al caso de Melquisedec, lo único histórico de los hebreos es que al llegar a cualquier territorio extranjero abusan de la hospitalidad que inocentemente les conceden los dueños de casa, y como terribles ejemplos están Palestina, la Rusia zarista y Alemania, de cuyos territorios, después de llegar como inofensivos huéspedes, "dedicados a Dios", lograron apoderarse, imponiéndoles sus originales métodos de explotación y usura, y sin embargo, gracias a su formidable maquinaria de propaganda, siempre aparecen como "víctimas" de la persecución y la tiranía... En resumen, toda la "historia de Israel" está confeccionada con los cuentos de la Biblia hebrea, y ésta, a su vez, está confeccionada con los cuentos brahmánicos de los libros de la India antigua.
Según los historiadores sionistas, la cronología de la Historia de Israel comienza con la salida o éxodo del pueblo judío de Egipto, todo lo cual es sólo una continuación de las leyendas brahmánicas. Pero el origen de Israel es más antiguo aún. Viene de tiempos remotos. Viene de Adán, sigue con Abraham, después con Moisés, y los historiadores quedan asombrados. Todo viene de Dios, es "Linaje Escogido, Pueblo de Sacerdotes, Raza Superior", etc. Y todo esto queda demostrado al leer la Santa Biblia. Con el pretexto de que vienen de "Dios", se están apoderando del mundo...
Entre tanto, disfrazado de pueblo santo dedicado a Dios, han logrado instaurar Estados dentro de otros Estados en los países más importantes del mundo, controlándolos por dentro, como dicen los Protocolos sionistas; "permanecen"en su interior, "para trabajarlos sistemáticamente"(IX sesión). "Dios nos ha dispensado, a su pueblo elegido, la gracia de dispersarnos por todo el mundo. En la aparente debilidad de nuestra raza está toda nuestra fuerza, la que nos llevó ya al pie del dominio mundial. Los cimientos para él están ya construídos; sólo resta terminar la construcción" (XI Sesión). Y no llevan nada consigo que permita decir que constituyen una "bendición" para todas las razas y naciones, salvo esclavitud. "De esclavitud y servidumbre se han podido libertar por uno u otro medio. Ellos podían contar con esa situación, pero de las garras de la miseria absoluta no podrán deshacerse" (3ª sesión).
Efectivamente, sólo basta leer Das Kapital de Karl Marx para verificar la finalidad de tal plan financiero (tomo III). Nadie ha estudiado ese plan con la debida seriedad, salvo Adolf Hitler. Británicos y estadounidenses son, a este respecto, verdaderos niñitos en pañales. Lo que prometió Yahvé a Abraham es, sencillamente, una mentira. Se han apoderado de los territorios ruso y palestino, directamente, pero a la mayoría los han sometido indirectamente... Controlan la finanza y la Deuda Internacional, e Israel es "reconocido" como un pueblo santo dedicado a Dios, y, no satisfechos, siguen proyectando su plan de hegemonía mundial... La Iglesia judeo-cristiana de Roma está, lógicamente, feliz con cuanto ocurre, porque cree que tendrá parte en el reparto del botín, y cree que seguirá procediendo como lo hace hoy, sin ser destruída. De hecho, parece ignorar que desaparecería absorbida por el centro del gigantesco remolino, suponiendo que el rabinato obtenga el poder mundial...
Quizás no haya nadie, en toda la Historia Universal, reitero, que haya estudiado mejor este problema como lo hizo Adolf Hitler. Como lo advierte claramente en su libro "Mi Lucha", quizás no haya un ardid de guerra mejor confeccionado que el de hacer creer que Israel tiene un origen divino, que "viene" de Dios. Al disfrazarse de comunidad religiosa —santamente dedicada a Yahvé, el dios de Israel—, este pueblo se asegura la tolerancia que inclusive los hunos, los vándalos y otras razas feroces le concedieron y continúan concediéndole a los monjes, los brahmanes, los rabinos y otros. Es, sin embargo, de tanta gravedad lo que está ocurriendo actualmente, que por tal razón resolví aclarar todo de una vez por todas. En efecto, en el único territorio en donde fueron verdaderamente repelidos —como un pleno derecho a la legítima defensa— fue en la Alemania de Hitler.
No obstante lo anterior, siempre he considerado —y espero no ser mal interpretado— un grave error el instigar a persecuciones contra esa raza. Es necesario que todo este problema sea resuelto por medios civilizados. Si europeos y americanos se han portado como verdaderos ingenuos, esto no ha sido culpa o responsabilidad precisamente de los judíos. Los vivos, siempre que tienen la ocasión, se aprovechan de otros, y el sionismo no constituye ninguna excepción. Es cuestión de preocuparnos más del mundo que nos rodea.
Los errores psicológicos, la retroactividad mental, el engaño cuidadosamente inculcado, el miedo a la vida, la debilidad fisiológica, etc., todo lo anterior se ha confabulado para convertir en realidad un espantoso y peligroso fraude, que redunda en beneficio exclusivo de una raza determinada. Un brahmán-teólogo que conversaba con Jacolliot explicó a éste la completa inutilidad y fracaso de los misioneros cristianos que viajaban a la India, diciendole:
"Cada vez que el hombre se ha extraviado, Dios ha venido a la Tierra a recordarle su fe primitiva".
"La última vez envió a su hijo Vishnú, quien se encarnó en el hijo de la Virgen Devanaki, en el Redentor Krishna, que ha venido no a guiar a la Humanidad con nuevas leyes sino a borrar la mancha del pecado original y a depurar la moral".
"Esta encarnación nos la habéis copiado, como también nos habéis copiado la tradición de la creación del Universo y la creación de nuestros primeros padres, de Adima y Heva, haciéndolas aparecer como si fueran vuestras".
"Nosotros esperamos otra encarnación que ocurrirá antes del fin del mundo: es la de nuestro Redentor Krishna que volverá a la Tierra a combatir al principe de los Rackchasas disfrazado en forma de caballo, el que vendrá a llenar este mundo de guerras y matanzas, y según lo que acabas de contarme de vuestro Apocalipsis de Juan, igualmente nos habéis copiado esa profecía. La religión cristiana de Europa Occidental es sólo una copia de la nuestra: ¿para qué vienen vuestros misioneros a perder el tiempo a nuestras tierras?" (La Biblia en la India, tomo II, Epilogo).
Cada vez que el hombre se ha extraviado, Brahma, el Dios de los brahmanes, ha enviado a su hijo Krishna para recordarle su origen divino y salvar a la Humanidad de la catástrofe final, para conseguir la regeneración del hombre. Brahma Dios se convirtió en verdugo y víctima a la vez, inmolando a su hijo Krishna para derramar su sangre, y lavar con ésta los pecados de todos los hombres.
No es fácil de entender por qué Brahma Dios, para lavar los pecados de toda la Humanidad, debía derramar la sangre de su divino hijo Krishna, cuando le habría bastado invocar su terrorífico poder para que las acciones incorrectas de los hombres quedaran borradas, es decir, para que sean perdonadas. Investigando los orígenes de este ritual cavernario, tal como ocurre en el libro Levíticoatribuído al patriarca Moisés (1:1), el degüello del cordero y el derramar su sangre sobre el altar sólo tiene como objetivo, como lo señalé anteriormente, devorar un buen asado y aplacar el hambre física de los rabinos que participan en tal ritual.
Aunque pretendan convencerme de que éste es un ritual divino, ordenado por Yahvé el dios de Israel a su profeta Moisés, para mí siempre tendrá el carácter de una crueldad sanguinaria, que explica la crueldad insana que reina aún hoy al respecto. Gracias al judeo-cristianismo, aún nos encontramos en la Prehistoria. Recordemos que el dios de la guerra de los aztecas, Huitzilopochtli, también exigía el derramamiento de sangre, mediante la matanza de los prisioneros de guerra, para "salvar" a la Humanidad de la destrucción del Universo cada 52 años. En ese ritual eran los corazones de los inmolados los que eran devorados por los sacerdotes y el pueblo participante.
El sacrificio brahmánico del Sarvameda se identifica con la misa del sacerdote judeo-cristiano mundial. Y pese a todo lo anterior, el libro Levítico atribuído a Moisés es hoy leído como si fuera un ritual "divino", ordenado por Yahvé el dios de Israel, olvidando que sólo constituye una aberración psicológica inculcada a una Humanidad enloquecida, que ha perdido la capacidad de distinguir qué es crueldad irracional o bondad. Señala Jacolliot, muy acertadamente, que fue el culto vulgar en la India el que adoptó el sacrificio de los animales mediante el degüello, después de cumplir con el ritual de su "consagración", y los trozos eran repartidos entre los asistentes, a quienes ese alimento purificaba de las "manchas" ligeras o involuntarias. Esa segunda época fue la que inspiró al Egipto y al culto de Moisés. El llamado siglo XXI de la civilización judeo-cristiana de Europa Occidental (incluyendo a toda América) continúa practicando esos rituales cavernarios...
«Los Vedas—escribe Jacolliot— consideran que Brahma se sacrificó por la creación. No solamente Dios se encarnó y sufrió para regenerarnos y conducirnos a nuestro origen divino, sino que incluso se inmoló para darnos la existencia, sublime idea que se encuentra, dice Humboldt, en todos los libros sagrados de la Antigüedad».
«De ahi que los libros santos digan: "Brahma es a la vez verdugo y víctima, de manera que el sacerdote que oficia todas las mañanas en las ceremonias del Sarvameda, sacrificio universal y simbólico de la creación, al presentar su ofrenda a Dios, se identifica con el sacrificador divino, que es Brahma; o mejor dicho, es Brahma, víctima en su hijo Krishna, el que ha venido a morir en la Tierra para salvarnos; y realiza él mismo el sacrificio solemne"».
Para realizar una revision histórica completísima, todos los libros señalados en esta obra, los de Luis Jacolliot, Federico Nietzsche, Adolfo Hitler, Henry Ford, Francisco Griese, etc., se han convertido en preciosos antecedentes históricos, de una importancia tal, que no existen palabras adecuadas para definirlos. Permiten entender todo lo ocurrido hasta hoy... Éstos son verdadera Historia Universal, imposibles de aniquilar o destruír, como lo quisieran los enemigos del género humano.
El mundo contemporáneo está caracterizado por algunas cuestiones fundamentales: la desviación de los verdaderos caminos de equidad y justicia; abolición de la pena de muerte; narcotráfico; homosexualismo y liberalismo democrático; matrimonio entre individuos de un mismo sexo, como ejemplo desorientador impuesto deliberadamente para confundir, a fin de que nadie sepa, con exactitud, a qué atenerse, etc. Lo anterior tiene como propósito destruír todo Orden de Jerarquía Mundial sano.
En la India antigua, en el antiguo Egipto faraónico, las leyes reverenciaban al buey, y su maltrato y muerte eran severamente castigados. Las leyes judeo-cristianas han sojuzgado a este animal a un increíble maltrato, todo lo cual proviene de una paulatina corrupción o degeneración psicológica, de un absoluto desprecio al medioambiente que nos rodea, "afeando" la vida.
¿De dónde los rabinos que escribieron el Viejo Testamento hebreo extrajeron las leyes que aparecen en Éxodo 20:1 y siguientes, incluyendo los Diez Mandamientos y la ley del Sábado? No cabe duda alguna de que todo eso fue copiado de la India antigua, de los libros de su mejor época, de los Vedas. Aunque el Rabinato de Israel se atribuya la autoría de tales leyes, la pura verdad es que ya no les creemos una sola palabra. Asi como copiaron las leyendas de la Creación del Universo por Dios, de Adima y Heva, la caida y la creación del pecado original, la pérdida de la gracia, las leyendas de Abraham, de José en Egipto, etc., ¿qué de raro tiene que toda la secuencia posterior sólo sea una continuación del plagio? Relata el Viejo Testamento hebreo que mientras Yahvé el dios de Israel le dictaba a su profeta Moisés el Decálogo, "todo el pueblo estaba mirando; todo era truenos, relámpagos y sonidos, de trompetas en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo y se mantenia a distancia" (Éxodo 20:18). Es verdaderamente increíble que aún haya gente que sigue creyendo que el "profeta" Moisés conversaba personalmente con Yahvé el dios de Israel...–
Primera parte
http://editorial-streicher.blogspot.com/2016/05/biblias-brahmanica-y-judeo-cristiana.html