El escritor y político austriaco Gerd Honsik (1941) publicó en 2003 su libro "Der Juden drittes Reich? Halt dem Kalergiplan!" ("¿El Tercer Reich de los Judíos? ¡Alto al Plan Kalergi!"), que en su segunda edición, de 2005, apareció con el título de "Rassismus Legal? 28 Thesen Coudenhove-Kalergis. Eine Bittschrift an die deutschen Parlamente" ("¿Racismo Legal? 28 Tesis de Coudenhove-Kalergi. Una Petición al Parlamento Alemán"). Ese mismo año se publicó, también en España, la versión en castellano bajo el nombre de "Adiós Europa. El Plan Kalergi. Un Racismo Legal". Teniendo como base esta última versión, la hemos mejorado teniendo a la vista el original alemán. Presentamos en este blog, en tres partes, una gran selección de dicho libro. En esta primera entrega ofrecemos el Prólogo y las Cartas (capítulos) 1, 3, 5, 6 y 7, que presentan dicho plan, algunas mentiras que se han difundido para su implementación, el papel de los judíos y de algunos movimientos en su materialización, y las prácticas más comunes del que el autor llama el "Imperio" judeo-estadounidense, brazo ejecutor y beneficiario de este siniestro Plan Kalergi, ideado en los años '20 para el apoderamiento y destrucción de Europa, con miras al establecimiento de una clase judía dirigente. Muy importante para dicho fin es la disolución étnica y cultural de los pueblos europeos mediante la importación forzada de elementos completamente ajenos, asiáticos y africanos, que sólo acentuarán las diferencias, creándose así la desorganización deseada para la toma del poder por cierta élite, la que sólo podría dominar sobre una masa mestizada y tras la anulación de las razas europeas, y especialmente de la nórdica.
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Adiós Europa. El Plan Kalergi
(Parte 1 de 3)
por Gerd Honsik, 2005
Prólogo
En el duodécimo año de su exilio y a los 42 años de su persecución [actividad] política, Gerd Honsik, poeta, humanista e historiador de origen germánico, ha escrito este libro. ¿Qué nos revela? Pues nada menos que el secreto de la largamente planeada destrucción del mundo occidental. Por primera vez saca a la luz el importante papel que juega un hombre, desconocido del público, en la creación de la «Europa multicultural». Un hombre al que, sin embargo, los dirigentes sí conocen, como lo demuestra el autor. El nombre del gran desconocido al que veneran es: Richard Coudenhove-Kalergi.
Después de siete años de investigación, Honsik deshace el nudo gordiano del secretismo y aclara cómo el Imperio estadounidense intentó hacer caer «la Europa de las patrias» y cómo forzó a Alemania en dirección a Maastricht. No se trata de un desliz aislado sino de un plan preparado desde hace décadas. No es un plan concebido por una sola persona, sino que fue ideado por Otto de Habsburgo, por Edvard Benesch —el homicida de los alemanes de la región de los Sudetes—, por Konrad Adenauer, por Winston Churchill, por la Banca Warburg, por los mayores diarios estadounidenses y, finalmente, por la masonería y el servicio secreto de la CIA estadounidense. Descubrimos que nuestros Gobiernos fueron obligados a acordar convenios secretos para fomentar una inmigración constante y progresiva.
Honsik muestra cómo altos funcionarios como Jean-Claude Juncker, el Primer Ministro de Luxemburgo, y el ex-canciller Kohl, elogian a Kalergi como fundador de Europa, y descubre que la bandera de la Unión Europea fue diseñada por Kalergi: las Doce Estrellas amarillas que la adornan no simbolizan a los primeros Estados miembros de la Unión Europeasino a las Doce Tribus de Israel. Tras mencionar al jinete, Honsik también nombra al caballo, que es el plan de criar una raza mestiza en Europa, de la que Kalergi cree que será cruel pero fácilmente gobernable, y que los judíos dominarán esta Europa como una nueva «nobleza» de hombres superiores. El autor rechaza ese afán de dominación del acentuado racismo judío, que generalmente aparece enmascarado como «anti-racismo», pero también constata de manera sólida que este plan demencial no goza de la aprobación unánime de los sionistas y todavía menos de los humanistas judíos.
Finalmente, Honsik no responsabiliza a "los judíos" por llevar a cabo el Plan Kalergi, sino al Imperio de Estados Unidos, que reemplazó el Plan Morgenthau por las maquinaciones de Kalergi, y trata de realizarlas para subyugar Europa. Pone su esperanza en la insurrección de los estadounidenses y en la solidaridad de los gobiernos con sus naciones. Así, a la tiranía del imperialismo opone la dictadura del pueblo.
Con esta visión de la democracia salvada por una nueva Constitución que prevé la restricción del poder de los partidos, la vuelta de la economía a manos del pueblo y la estatización de la prensa como cuarto poder, Honsik pisa un nuevo terreno, un terreno en el que las huellas de los antiguos romanos y de los germanos le indican el camino.
Göran Holming, oficial sueco, Mayor retirado.
Carta 1ª
El "Plan Kalergi" - La Acusación
1. La Idea del Apoderamiento Judío
Pocos saben que el racista más poderoso del siglo XX no fue Hitler sino el conde Coudenhove-Kalergi. En ningún libro escolar se menciona su nombre, y la mayoría de nuestros «intelectuales» jamás oyeron hablar de él.
Sólo algunos entendidos en política han oído hablar algo de este tema. Según ellos, desde el fin de la Primera Guerra Mundial, una raza aristocrática de judíos exigiría el poder para dominar a un pueblo mestizo que surgiría de la fusión artificial de blancos, negros y asiáticos.
Sin embargo, el plan completo y su silenciosa realización, así como su parecido con los «Protocolos de los Sabios de Sión», calificados como falsificación anti-judía, han quedado sin descubrir hasta ahora.
2. La Relación con los Acontecimientos Actuales
También quedaron en la sombra las gestiones que altos políticos llevaron a cabo a la luz del Plan Kalergi, así como la relación inexorable con nuestra historia contemporánea. Su aceptación por parte del Imperio estadounidense es ignorada, y los pueblos no son conscientes de su actual ejecución en Occidente.
¿Quién puede sospechar que Richard Coudenhove-Kalergi, en contra de la voluntad del pueblo y a sus espaldas, trate de cambiar irreversiblemente la identidad de Europa?; ¿y que su racismo, el peor de todos, se mantenga intocado por los ataques de los anti-racistas, que ni siquiera lo perciben?.
3. «¡Llego con pies de paloma!»
Quiero dar a conocer tres cosas: primero, qué es lo que Kalergi pretendía; segundo, la relación de este plan con lo que sucede políticamente hoy en día; y tercero, la admiración que nuestros políticos sienten por ese plan. De esta forma, quiero demostrar su importancia.
Entre los pocos que saben de Kalergi, se encuentran muchos que lo consideran un loco sin importancia, un fantasma cuyas tesis, que no están falsificadas como los «Protocolos de los Sabios de Sión», aunque contienen un pletórico racismo judío y el sueño del dominio judío sobre el mundo, no son tomadas en serio por nadie.
En realidad, el oscuro personaje dirigía a Parlamentos y Gobiernos con «pies de paloma» [1], y su Plan se está cumpliendo irremediablemente hasta nuestros días.
[1] Coudenhove-Kalergi, Pan-Europa 1922 bis 1966, p. 66: «El Movimiento Europeo avanzó silenciosamente con pies de paloma...».
4. Benesch, Warburg, Churchill, Stresemann...
Entre sus adeptos de primera hora se encuentran los políticos checos Masaryk y Benesch, así como el banquero Max Warburg, que puso a su disposición los primeros 60.000 marcos de oro.
El canciller austríaco monseñor Ignaz Seipel y el más tarde Presidente austríaco Karl Renner después se encargaron de liderar el "Movimiento Paneuropa". Kalergi mismo indicaba que altos políticos franceses apoyaban su movimiento para reprimir la revancha alemana. Así, el Primer Ministro francés Edouard Herriot y su Gobierno, al igual que líderes británicos de todos los sectores políticos, y entre ellos el redactor jefe del «Times», Noel Baker, cayeron en las maquinaciones de este conspirador y sus oscuros planes. Finalmente, incluso consiguió atraer a Winston Churchill.
En 1926 Kalergi volvió de dar unas conferencias por Estados Unidos con la certeza de haber convencido a la opinión pública estadounidense del plan de apoderamiento judío de Europa. Aquí le esperaban dos nuevos seguidores: el ministro de asuntos exteriores francés, Aristide Briand, y el canciller alemán, Stresemann. En el mismo año, el que más tarde se convertiría en el genocida checo de 300.000 alemanes de los Sudetes, Edvard Benesch, fue nombrado presidente honorario del Movimiento Paneuropa. El hasta entonces casi desconocido Kalergi, también negociaba con Mussolini para restringir el derecho de autodeterminación de los austríacos y favorecer todavía más a las naciones vencedoras, aunque fracasó.
Sin respetar los fundamentos de la democracia y con la ayuda del «New York Times» y el «New York Herald Tribune», Kalergi sometió al Congreso estadounidense a sus planes. Su desprecio por el principio del gobierno popular lo manifiestó en una frase de 1966, en la que recuerda sus actividades de posguerra: «Los siguientes cinco años del Movimiento Paneuropa se dedicaron principalmente a esta meta: con la movilización de los Parlamentos, se trataba de forzar a los gobiernos para que construyeran Paneuropa» (Coudenhove-Kalergi, op. cit. p. 76).
Ayudado por Robert Schuman, ministro francés de Exteriores de aristocrático linaje judío, Kalergi logró quitarle al pueblo alemán después de 1945 la gestión de su producción de acero, hierro y carbón, y la pasó a soberanía supranacional, o sea, anti-democrática. Aparecieron otros nombres: Degasperi, el traidor de la autodeterminación de los tiroleses del Sur, y Spaak, el líder socialista belga.
Kalergi fingió querer establecer la paz entre el pueblo alemán y el francés a través de los herederos de Clemenceau, quien ideara el genocida plan de Versalles.
Ya en los años '20 Kalergi determinó el color azul para la bandera de la Unión Europea («el cielo azul como imagen de la paz inalterable», op. cit. p. 58). El papel líder de Kalergi en la creación de la Europa multicultural y de la restricción del poder ejecutivo de Parlamentos y Gobiernos, queda patente hasta nuestros días, y se manifiesta en el otorgamiento del «Premio Coudenhove-Kalergi» al canciller Helmut Kohl como agradecimiento por seguir dicho plan, así como en el elogio y la adulación del poderoso personaje por parte del masón y euro-político el Primer Ministro de Luxemburgo, Juncker.
5. La Esencia del Plan Kalergi
En sus primeros manifiestos escritos entre 1923 y 1925, el Plan Kalergi exigía que los judíos tomasen el poder, primero en Europa y después en todo el mundo (op. cit., p. 103). El plan se basa en un racismo judío utópico y se refiere a una «raza superior» (Herrenrasse) judía. La expresión «Herrenrasse», achacada erróneamente por los historiadores a Adolf Hitler, en realidad fue inventada por Coudenhove-Kalergi para corroborar la reivindicación de la soberanía judía en Europa y en el mundo. También el término «noble raza judía» es utilizado constantemente.
Con motivo de la creación de este Imperio mundial judío, Kalergi proclama la abolición del derecho de autodeterminación de los pueblos y, posteriormente, la eliminación de las naciones por medio de movimientos étnicos separatistas o migraciones alógenas en masa.
Para que Europa sea dominable por los judíos, pretende transformar los pueblos homogéneos en razas mezcladas de blancos, negros y asiáticos. A esos mestizos les atribuye crueldad, infidelidad y otras características que, según él, deben ser creadas conscientemente porque son indispensables para conseguir la superioridad de los judíos.
Mucho antes que Hitler, Kalergi compartía la opinión del alto rendimiento de la «raza nórdica», pero no aspiraba al fomento de la misma, sino a su destrucción. Por este motivo, pretende influír en la Creación, porque piensa que al cruzar las razas, se eliminarán talentos y características admirables de cada una de ellas. A pesar de su valoración positiva de la raza nórdica, crea el plan de su exterminio únicamente porque dice necesitar a mestizos "fácilmente manipulables" para cuando los judíos tomen el poder.
En la actualidad, encontramos otra fea palabra en los medios de comunicación estadounidenses cuando se refieren a la colonización de Afganistán e Iraq, otro de los muchos signos que prueban que la semilla de Kalergi sigue germinando: Se trata de la «nation-building», y significa algo así como la creación artificial de naciones a manos del hombre.
En cuanto a la idea de Kalergi sobre el hombre cruzado consanguíneamente, encontramos grandes conocimientos sobre la evolución y la cría de razas que en algunos puntos concuerdan asombrosamente con las investigaciones de Darwin y las, todavía no redactadas, teorías del Tercer Reich.
También la ciencia moderna, impulsada sobre todo por Israel, que con el análisis del ADN puede distinguir a los judíos de sus primos, los árabes, confirma los conocimientos de Kalergi, sin que se pueda averiguar la proveniencia de dicha sabiduría.
Sin embargo, la constatación de la inferioridad en las capacidades de los mestizos, según creo, nunca se pudo probar. La superioridad de carácter de cualquier raza, incluída la judía, nunca ha podido ser verificada. Las experiencias en todo el mundo contradicen esas conclusiones.
Kalergi se declara en pro de un «pacifismo», que exige la paz de las naciones pero permite la violencia del poder judío. Sólo apoya la declaración de igualdad ante la ley, hasta que el sistema judicial actual sea abolido. A esto lo llama él eliminación de la injusta desigualdad.
Tras la toma del poder por parte de la «noble raza judía», conseguida gracias a la exigencia de igualdad, esta última quedará anulada. A partir de entonces, los judíos consolidarán su soberanía sobre los no-judíos con la «justa desigualdad».
Este tipo de Justicia se parece bastante a la interpretación del dictador estadounidense Bush Junior: Él también desdeña leyes y cláusulas que el propio país defiende y exige, cuando se trata de atacar a otros pueblos.
Kalergi declara a los hombres incapaces de gobernarse a sí mismos, y de ahí que proclame un nuevo orden mundial. Con la abolición global de la democracia, los judíos pretenden llevar la paz, la cultura y la alimentación a toda la Humanidad. Califica de «afortunada providencia» el hecho de que la Humanidad puede ser dirigida por esta «noble raza judía». Considera a los judíos como líderes del socialismo, del comunismo y del capitalismo (op. cit., pp. 27-28), coincidiendo en esto con el punto de vista de los nacionalsocialistas.
La gran influencia judía en el gobierno estadounidense o en los servicios secretos es fácilmente comprobable. Así, un 37% de los miembros del NKVD [policía soviética] pertenecía a la etnia judía, sobre todo en el caso de los altos mandos, si bien, en términos generales, y en relación a su participación desmedida en estas ideologías, los judíos quedaron en minoría. Así, Kalergi no ofrece suficientes pruebas sobre la superioridad de los judíos. Stalin los destituyó con la represión de la «rebelión de los médicos», de manera que, incluso hoy en día, el Partido Comunista guarda sentimientos de hostilidad contra ellos.
Cuando propuso su plan y se jactó del liderazgo judío dentro del comunismo y el capitalismo, los bolcheviques ya habían matado a millones de enemigos políticos.
Kalergi quiere ver reunidos «pólvora, oro y tinta» en las manos de la «raza superior judía». Con esto expresa esas palabras clave, achacadas a los nacionalsocialistas mucho antes de la aparición política de Hitler.
En general, confirma una sed de poder judía, como hasta entonces sólo la habían denunciado los anti-judíos. Ahora se trata de comprobar hasta qué punto sus planes se han llevado a cabo.
Según el principio de la democracia, el poder pertenece a la mayoría, y la minoría está irremediablemente apartada del mando. Cuando la minoría más pequeña está en la cúpula, es cuando se habla de tiranía.
Sin embargo, en el plan de Kalergi del apoderamiento judío, una minoría reclama la inmunidad ante cualquier reprimenda política. Como la «raza superior judía» es la minoría más pequeña que jamás haya aspirado al poder, Kalergi, con sabia previsión, ya a principios del siglo pasado reivindicaba la protección de actividades políticas judías por medio del Derecho penal. Exigía la penalización de «campañas difamatorias contra minorías religiosas o raciales» en toda Europa. Si miramos a nuestro alrededor, parece haber alcanzado su meta: Hasta donde llega Europa, se puede reprender e incluso insultar a las mayorías impunemente, pero las minorías están protegidas por la ley contra cualquier crítica.
El yugo creado por Kalergi en 1924 para reprimir a las mayorías, otorga poder a las minorías y así impide cualquier crítica al mando judío, y está siendo efectivo hasta en el nuevo milenio.
6. La Creación de los Infrahombres
Como veremos, el Plan Kalergi es un proyecto de una influyente minoría judía. Eliminando primero la democracia, o sea, el gobierno del pueblo, y después al pueblo mismo mediante el cruzamiento étnico, la raza blanca debe ser sustituída por una raza mestiza cómodamente dominable.
Aboliendo el principio de la igualdad de todos ante la ley y evitando cualquier crítica de minorías con leyes extraordinarias que las protejan, se conseguirá reprimir a las masas.
Los políticos de su tiempo escucharon a Kalergi, las potencias occidentales se basaron en su plan, y los bancos, la prensa y el servicio secreto estadounidense financiaron sus cometidos. Los principales políticos europeos saben hoy que él es el autor de esta Europa que se dirige a Bruselas y Maastricht.
Kalergi, desconocido por la opinión pública, en las clases de Historia y hasta entre los diputados, ha de ser considerado como el padrino de Maastricht y de la «Multi-culturalidad». Su vil racismo judío va a ser desvelado al gran público, y por primera vez de forma completa, en este libro.
Lo innovador de su Plan no es que acepte el genocidio como medio para alcanzar el poder, sino que pretenda criar una Humanidad inferior la cual, gracias a sus características negativas como debilidad e inestabilidad, garantice la tolerancia y aceptación del señorío de esa «noble raza».–
«El resultado es que, en los mestizos, se unen la falta de carácter, el desenfreno, la debilidad de la voluntad, la inestabilidad, la crueldad y la infidelidad, con la objetividad, la universalidad, la agilidad mental, la falta de prejuicios y la amplitud de horizontes» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 21).
«El hombre del futuro será un mestizo (...) La futura raza afro-euroasiática que se parece exteriormente a la del antiguo Egipto, reemplazará la diversidad de los pueblos por la diversidad de las personalidades. Según las leyes genéticas, con la diversidad de los antepasados crece la versatilidad, mientras que con la homogeneidad de los antepasados, crece la uniformidad de los descendientes. En familias con cruzamiento consanguíneo, un hijo se parece al otro, ya que todos poseen los mismos rasgos familiares. (...) La consanguinidad crea rasgos característicos, y el cruzamiento crea personalidades características» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, pp. 22-23).–
Carta 3ª
El Falso Testimonio
1. Sobre el «Irreversible» Decrecimiento de la Natalidad
A finales del año 2000, los medios de comunicación emitieron discretamente la recomendación de la ONU de acoger a 650 millones de inmigrantes en la Unión Europea en un plazo de 50 años para compensar la baja natalidad en los propios países de Occidente (Kurier, 31.12.2000). Pero lo cierto es que no es Europa la que necesita esto sino el Plan Kalergi, que precisa de 650 millones de inmigrantes para destruírla.
La equilibrada natalidad francesa demuestra que estas noticias no son verídicas. El sistema de atención a los niños, cuidados desde la cuna hasta su formación profesional, permite que la mujer, forzada a trabajar por la sociedad industrial moderna, pueda seguir ejerciendo su derecho a la reproducción. Así, en Francia se reduce el radio de acción para el Plan Kalergi.
Si hicieran caso a los proyectos de avalancha extranjera de la ONU, los 300 millones de europeos tendrían que renunciar a la reproducción para traspasar pacíficamente su país y su cultura, a otras etnias. Sólo así sería posible —extinguiéndose dos veces en dos generaciones— hacerle sitio a la inmigración, como la ONU y el Plan Kalergi pretenden.
2. La Mentira sobre la Jubilación. ¿Quién Es Rainer Münz?
Como compensación, los profetas de esta política colonizadora, como el profesor Rainer Münz, el profesor Bert Rürup y Rita Süßmuth, prometen que los nuevos pobladores serán capaces de no sólo mantener a sus propios padres sino también a nuestros ancianos, y que financiarán cuidadosamente a nuestro pueblo en desaparición (la mentira sobre la jubilación). Pero en realidad, los nuevos colonos no disponen ni de los medios ni de la voluntad para asegurarle una pensión próspera a nuestras dos últimas generaciones.
Los incorruptos no pueden entender nuestro suicidio étnico: mientras parejas sin hijos disfrutan de catorce sueldos y dos vacaciones anuales, familias enteras viven por debajo de la media como minorías desdeñadas.
Aquí nos preguntamos: ¿quién es el profesor Münz?. ¿Es israelí, es vienés, es berlinés?. ¿Quién le da voz y voto para emitir libremente el mensaje de la irremediable desaparición étnica de los alemanes?.
El «político demográfico» Rainer Münz, al principio todavía vienés, ya dio que hablar hace una generación, cuando todavía los índices de natalidad no estaban tan mal y, aun así, ya entonces propuso «la inmigración compensatoria» como único remedio. En los años '80, ya reconocido por la prensa como eficiente analítico del futuro, su obra dejó trascender que la despoblación de Occidente ya estaba planeada desde hacía tiempo.
También el bajo índice de natalidad del 2020, contra el que Münz, ahora como berlinés, sigue apostando con la inmigración, se podría evitar desenmascarando la mentira generacional.
El 17 de Septiembre de 2002 Münz se lució desmesuradamente: En el canal televisivo NTV explicó que uno de cada tres alemanes tendría que trabajar hasta los 78 años si no aumenta la inmigración. Pero no dijo la verdad: desde comienzos de la forzada política migratoria, jefes de Estado [1] habían constatado que, en un tercio de siglo, la cantidad de extranjeros había aumentado considerablemente mientras la cantidad de trabajadores foráneos se quedó igual. En otras palabras, esto significaba que los extranjeros no llegaban a Alemania para ocupar un puesto de trabajo, sino para NO trabajar. En vez de entrar en el mercado laboral, entran en el sistema socialalemán.
[1] Canciller Ludwig Erhard: «La acogida de más trabajadores extranjeros tiene sus límites. Al final lleva al encarecimiento y a una carga adicional de nuestra balanza de pagos» (Declaración de Gobierno, 10.11.1965). En la campaña electoral para el Congreso Alemán en 2002, el presidente de Baviera, Edmund Stoiber, advirtió que la cifra de extranjeros aumenta constantemente mientras el índice de los extranjeros empleadosestá estancado desde hace diez años.
Si Münz fuera honesto, debería haber dicho que si la inmigración sigue a este ritmo, pronto cada alemán tendría que trabajar hasta los 100 años para financiar esta avalancha. Sin embargo, un cambio en la política familiar sólo costaría una quinta parte de lo que cuesta la inmigración forzada.
3. ¿Ventajas por Emplear a Inmigrantes?
Los falsos profetas del Imperio nos cuentan que la política migratoria no podría amenazar el «terreno económico alemán» ¡ya que los recién llegados serían una bendición!. Semejantes rumores en la prensa alimentan la falsa esperanza de que los pueblos tercermundistas son más aplicados y más esforzados que el pueblo alemán. Pero con esto, la Ocupación estadounidense destruyó el izquierdista principio de la Igualdad que ella misma había erigido.
Lo cierto es que los no instruídos, que nos llegan hambrientos de Estados ricos en recursos naturales, desde un principio, están sobrecargados con el esfuerzo de adaptarse a nuestros países que han sido capaces de crear comunidades más ricas en unos suelos pobres de recursos naturales.
Por supuesto, los pobladores de África, Anatolia (Turquía) y Asia influirán así en las costumbres de nuestro país, tal como los alemanes influyeron en algunas regiones de Rusia, Brasil o Estados Unidos. Al pueblo de los poetas, pensadores, ingenieros y artesanos se le imprimirán las costumbres del recolector, el cazador y el pastor.
Esto podrá sorprender a los alemanes, pero los ejecutores del Plan Kalergi ya ven la meta final: el «terreno económico» alemán no preocupará a nadie, una vez que los alemanes hayan desaparecido.
4. La Mentira del Enriquecimiento
Los profetas de esta nueva política migratoria, cuyo fin último obviamente es hacer desaparecer las grandes etnias europeas, pretenden endulzarnos con la mentira del enriquecimiento cultural: que nuestro arte y nuestras costumbres se fecundarían, y en vez de tener una sola cultura, ¡tendríamos una "diversidad" de culturas!.
Pero ya en 1942 los edificadores de Europa habían decidido acabar con la soberanía de la música alemana como uno más de los muchos ataques culturales contra este país.
La monotonía y la falta de calidad cultural se manifiesta ya hoy en los vasallos manipulados, puesto que la multi-culturalidad nunca pudo existir en ningún lugar, ni tampoco podrá arraigarse en Europa. Desde la monocultura de Estados Unidos surge ante nuestros ojos el barbarismo, como ya está previsto en el Plan Kalergi.
5. La Mentira de la Falta de Mano de Obra
«La economía necesita mano de obra extranjera, pero sólo para "trabajos inferiores"», se le dijo al pueblo asombrado al ver llegar los primeros inmigrantes, según lo planteado por el Plan Kalergi. Sin embargo, la búsqueda de mano de obra inexperta y barata siempre daña a la Economía.
Así, la falta de empleados en realidad indica un estado paradisíaco de exceso de empresarios sin preocupaciones por obtener nuevos pedidos y de trabajadores sin miedo a perder su puesto. Ese estado paradisíaco que cualquier Economía pretende alcanzar, fue destrozado por los políticos que siguieron el Plan Kalergi.
La falta de mano de obra exige la racionalización y el avance técnico. Pero como nuestros políticos no actúan para nuestro bien, sino para eliminarnos, se reemplaza adrede la falta de trabajadores por la falta de trabajo. El agradable estado de falta de mano de obra se convirtió en la maldición del exceso de desempleo.
6. La Mentira del Asilo y el "Humanitarismo"
Cuarenta y cuatro de mis amigos y conocidos fueron condenados a 108 años de prisión, en conjunto, por expresar su opinión pacíficamente. La libertad condicional, a la que cualquier criminal tiene derecho, les fue denegada a ellos y a mí mismo por tratarse de "presos políticos".
Los gobiernos en Alemania que sistemáticamente persiguen sin escrúpulos a miles de personas por sus opiniones [2], y no se avergüenzan de encarcelar durante años a reputados historiadores ancianos, no son creíbles cuando tratan de justificar la avalancha masiva de refugiados políticos por «razones humanitarias».
[2] El «Informe de Protección Constitucional 2000» hace constar que, aparte de delitos no violentos, el 65,4% (en 1999, el 66,9%) de todas las faltas son delitos de propaganda (§§ 86, 86a, p. 29).
Después de haberme tenido que ir de mi país, no sólo la Interpol sino también el juez que me inculpó, me comunicaron que fui perseguido por razones políticas. Aun así, un liberal ministro de Justicia llamado Dr. Böhmdorfer, que permitió el asentamiento de 10.000 forasteros alógenos bajo el pretexto del asilo político, exigió mi extradición a Austria tras doce años de exilio político.
Quien persigue a los propios no puede fingir compasión por los foráneos.
Es la vieja canción de todos los tiranos del mundo: protegen a los que los apoyan, y persiguen a los que opinan de otra manera, y así lo siguen haciendo los "liberales" de hoy.
7. Integración Es Genocidio
Los judíos y los gitanos sólo persistieron como etnia porque se negaron sistemáticamente y durante dos mil años a la integración. El hecho de que todavía existan irlandeses en el Norte de Irlanda, chechenos en Chechenia, kurdos en Kurdistán, alemanes en Tirol del Sur y Alsacia, bretones en la Bretaña y apaches en Arizona, se debe al decidido rechazo de los oprimidos a la integración.
Si nuestros políticos prometen la «integración de los extranjeros», nosotros y los propios forasteros tenemos razones de sobra para no creer en lo que dicen. La integración forzosa, la renuncia a la propia lengua y cultura y al recuerdo de una comunidad de parentesco ancestral es —así está escrito [3]— un genocidio.
[3] United Nations, «The Crime of Genocide». «Convención sobre Prevención y Castigo del Genocidio»: «Genocidio. § 32 1, (1) "El que, con la intención de destruír total o parcialmente un grupo nacional, racial, étnico o religioso como tal, mate a un miembro del grupo, le cause daños físicos o mentales graves, someta al grupo a condiciones de existencia apropiadas para ocasionar su destrucción física total o parcial, imponga medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo, traslade por la fuerza a un niño del grupo a otro grupo, será castigado con la pena de privación de libertad de por vida".
Quien no reconoce nuestro Estado alemán y nos obliga a compartir el territorio usurpado en 1945 con otros, ha de saber que no nos queremos integrar en la cultura de los desplazados y que los alentaremos a que también ellos mantengan su lengua materna, su religión y su cultura, mientras vivan entre nosotros.
Después de pretender que el retorno de los judíos a Palestina estaba justificado por 2.000 años de nostalgia por su país, no es sabio pretender que los forasteros venidos a Alemania anulen su añoranza de retorno a sus patrias. Vivir en otro país, en este caso en Alemania, no es el máximo deseo de ningún forastero. La esperanza de volver a su territorio autóctono es, ante todo, la meta más firme que cohesiona toda su comunidad. Por ello, el negarse a la integración supone tanto la salvación del nativo como del que fue atraído, y ése es el primer deber de cada pueblo.
8. La Mentira de la Criminalización
Según se nos dice, impedir la entrada al país a un extranjero es inhumano y xenofóbico y es síntoma de una posición anormal, penalizable y, en cualquier caso, una manera de pensar prohibida. Esto es una doble mentira: la Historia de la Humanidad se basa en movimientos migratorios constantes y a la vez en guerras de defensa contra todo tipo de inmigraciones.
Los conflictos entre autóctonos y extranjeros nunca fueron provocados por ningún tipo de ideologías, sino que fueron condicionados por la naturaleza de los hombres y el comportamiento territorial de todos los seres evolucionados.
La política actual no se orienta a una armonía supuestamente pedida, ni la declaración de la integración, sino hacia unas previstas irremediables tensiones; en definitiva, a la crispación de la sociedad.
Así es la política británica de equilibrio de poder, mucho más sofisticada y mejorada: solamente cuando en un Estado se combaten entre sí autóctonos y forasteros, derechistas e izquierdistas, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, entonces una pequeña minoría racial se puede mantener en el poder, siempre que sea hermética y tenga el control sobre el oro y la prensa.
En un Estado democrático sólo puede ser establecida la prohibición de opiniones contrarias si se criminalizan las ideas ajenas al interés del Estado.
Cuando se aproximan las elecciones y se trata de engañar o tranquilizar a los votantes, la opinión prohibida, es decir, la de los que se oponen a la inmigración masiva, está permitida de forma limitada, aunque sólo a los políticos colaboracionistas. Entonces, propagan sin tapujos exigir las limitaciones de acogida de inmigrantes que expresan los perseguidos.
Mientras dure la campaña electoral, hay que llenar el «bote», y el incumplimiento de promesas puede esperar hasta que las urnas rebosen. Pero cuando grupos de «Derecha» piden frenar la inmigración, corren peligro de ser acusados de sublevación popular o de incitar el racismo. De esta manera, los poderosos ganan las elecciones para poco después faltar a su palabra y seguir con la política del Plan Kalergi.
9. La Mentira del Concepto Anticuado de "Nación"
Desde hace un tiempo, nuestros gobernantes han cambiado sigilosamente la ley de la nacionalidad. Justificaron este paso considerando que la definición de la nacionalidad alemana por origen, cultura y lengua materna, era "anticuada" y que debía ser suplantada por una nación de modernos ciudadanos.
Por consiguiente, en lugar del origen y el idioma materno como lazo de unión para el pueblo, debe constar en su lugar el de «patriotismo constitucional». En lugar del orden divino, debe haber una «nación» artificialmente creada por el hombre (Brzezinski, «Die einzige Weltmacht»). Aquí hay que tener en cuenta que la Constitución le fue impuesta al pueblo alemán por las potencias vencedoras.
Tan absurdo cambio de la definición de Nación fue apoyado enérgicamente por personalidades judías en Alemania, como Daniel Cohn-Bendit, Michel Friedman y Paul Spiegel. Hay que hacer notar aquí que los tres políticos, líderes judíos en Alemania, son partidarios incondicionales de la política de Israel, que precisamente sí conserva el antiguo concepto de Nación, al igual que la opositora Palestina, que es el concepto de la ONU, basado en el origen, la raza y la cultura.
El vehemente empeño por introducir, en Alemania primero, la nueva definición, tuvo éxito: La palabra «Volksdeutscher» (perteneciente al pueblo alemán) con la que se llamó a los compatriotas expulsados tras la Segunda Guerra Mundial, se borró de la noche a la mañana del lenguaje de los defensores de derechos humanos, periodistas y políticos.
Los compatriotas alemanes de Rusia pasaron a llamarse rápidamente «emigrantes» y se dificultó su regreso a Alemania. Los políticos alemanes iniciaron una política migratoria sin precedentes, y frenaron la vuelta de los grupos de población alemana de Rusia, reduciendo sus derechos, mientras fomentaban la inmigración racialmente selectiva de judíos rusos hacia Alemania.
Y, a pesar de todo, la «anticuada» definición de la nacionalidad es la única válida y está reconocida por Naciones Unidas.
El término «nation-building» (creación de una nación de manera controlada y artificial), fue creado en un acto de sacrilegio, para que el Imperio estadounidense mantuviera el poder en las zonas europeas de ocupación. Serán imprevisibles las consecuencias para las minorías de este mundo si no nos defendemos ante el crimen que se comete con nosotros.
La falsa definición de Nación a la que se obliga a los alemanes también supone una amenaza para todos los pueblos del mundo. Imagínese si la nacionalidad prevaleciera sobre el origen popular, entonces en Turquía no habría kurdos, sino sólo turcos; en Israel no habría palestinos, sólo judíos; en EE.UU. no quedarían indios, sólo estadounidenses; en el Tíbet no habría tibetanos, sólo chinos; y la lista se podría prolongar interminablemente.
La nueva ley alemana de nacionalidades niega las etnias y legitima su eliminación —cuando menos— de forma no violenta. También hace ininteligible para Europa el deseo de separación territorial de palestinos y judíos entre el Jordán y el Mediterráneo. ¿Es esto acaso intencionado?.
10. La Mentira del «Patriotismo Constitucional»
Para tapar el hueco dejado por la negación de las etnias y las comunidades consanguíneas, y seguir legitimando el mantenimiento de cada uno de los Estados, los seguidores del Plan Kalergi se vieron obligados a encontrar un sustituto al patriotismo constitucional. Como modelo para esta palabra clave, se utilizó la situación estadounidense.
En realidad, el pueblo no tiene por qué servir a la Constitución, sino que la Constitución ha de servir al pueblo. El patriotismo constitucional sería idolatría, mientras que la fidelidad al pueblo sería servicio a la Humanidad. Si un pueblo pierde el derecho de poder cambiar su Constitución cuando quiera, ésta deja de ser un instrumento de servicio y se convierte en una atadura impuesta que amenaza la democracia y la soberanía del pueblo.
Entonces también surgirá la pregunta: ¿De dónde provienen nuestras Constituciones y quién nos las impuso y con qué fin?.
11. Conclusiones de la Tercera Carta
Todas las explicaciones que nos deben hacer deseable la constante inmigración son falsas y fueron pensadas para dominar a Occidente. Los bajos índices de natalidad son intencionados y preparan el camino.
Los inmigrantes no calificados que se benefician de un provechoso desempleo subvencionado por el Estado, cuestan diez veces más al contribuyente que lo que el Gobierno reserva para el cuidado y la enseñanza de nuestros hijos.
Nuestro ocaso ha de ser financiado por nosotros mismos, a costa de nuestros hijos y nuestro futuro, a costa de nuestra economía y su situación geográfica, a costa de nuestro nivel de cultura y nuestra persistencia. Aquí no hay cabida para los pensamientos humanitarios, ni siquiera la referencia a los extranjeros que se convierten en víctimas e instrumentos en el juego de la subordinación de Occidente.
Si el Plan Kalergi se cumpliese, sería una vía sin retorno para todas las etnias de Europa.–
«La prominente posición de la que goza el judaísmo hoy en día, se debe únicamente a su superioridad intelectual que lo capacita para vencer a una inmensa mayoría de rivales privilegiados, hostiles, envidiosos. (...) Como pueblo, el judío vive la eterna lucha de la cantidad contra la calidad, de grupos inferiores contra individuos superiores, de mayorías inferiores contra minorías superiores» (Richard Coudenhove- Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 52).
«Salvo en raras excepciones, la esclavitud milenaria privó al judío del gesto soberano. La constante represión inhibe el desarrollo de la personalidad... Gran parte de los judíos sufre esta carencia física y psicológicamente. Esa es la razón principal por la cual el instinto europeo se niega a aceptar a los judíos como raza noble» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 53).
Carta 5ª
Sobre la «Toma Amistosa del Poder»
1. El Imperio Dirige la Oposición contra Sí Mismo
Con seis ejemplos quiero demostrar que, en muchos casos, personalidades judías ejercieron tomas de poder geniales y ejemplarmente incruentas, con las que se apropiaron de posiciones claves.
Generalmente, ellos mismos llevaban el mando sobre la oposición contra el propio imperialismo judío. En esto, no todos los líderes judíos de movimientos obreros eran colaboradores de una conspiración, sino que la mayoría fueron utilizados sin saber nada en el fondo y sin que tuvieran que traicionar sus ideales.
A causa de la notable solidaridad de la etnia judía en la diáspora —conservada durante más de dos mil años— crecieron unas relaciones tan estrechas que incluso resistieron ante cualquier divergencia ideológica. El afán por ayudarse es típico entre pertenecientes a etnias esparcidas, y es una actitud que admiro y quiero bautizar como «anticipada solidaridad étnica».
2. El Golpe contra la Democracia en EE.UU.
El 22 de Diciembre de 1913 tuvo lugar una genial jugada contra EE.UU. en la que silenciosamente y sin notarse se sacrificó la democracia de ese país. Lugar del hecho: el Congreso estadounidense. La fecha fue muy bien elegida. De cara a la inminente fiesta de Navidad, gran parte de los diputados cristianos había abandonado la ciudad de Washington para volver a casa con sus familias. Los conspiradores parecían haber estado esperando ese momento y aprobaron una ley en el Parlamento que otorgaba a unas pocas familias banqueras el derecho de emitir dinero.
Desde la Antigüedad, el derecho de acuñar monedas y mandar milicias habían sido los dos elementos más importantes del poder ejecutivo en la historia de los Estados. Con este golpe y con la creación del Sistema de la Reserva Federal, uno de estos elementos fue así arrancado de las manos del poder ejecutivo estadounidense y, por tanto, del pueblo.
De esta manera, los golpistas se inventaron la gallina de los huevos de oro: desde entonces, imprimen billetes de dólares de papel verdoso y lo prestan al Estado estadounidense a cambio de intereses. Esta fuente inagotable otorga a los conspiradores un poder ilimitado sobre los medios de comunicación, el comportamiento electoral y, por tanto, sobre todo lo que pasa en el país. Había nacido la dictadura del dinero.
Pero hay algo que nos hace pensar: la lista de banqueros que desde entonces manejan los acontecimientos mundiales no contiene exclusivamente nombres judíos. Por primera vez, topamos con un acuerdo secreto entre grupos judíos y anglosajones Protestantes que luchan por la soberanía de EE.UU.
La hipótesis de la total dominación judía sobre EE.UU. se tambalea.
3. Los Judíos y el Comunismo
El comunismo declaraba como enemigo al capitalismo, al que debía combatir. Con asombro, los hombres descubrieron que no sólo el capitalismo o el Sistema de la Reserva Federal estadounidense se encontraban principalmente en manos judías, sino que también la Revolución mundial comunista estaba dirigida desproporcionadamente por judíos [1].
[1] Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, pp. 28, 33, 45, 51. El líder obrero judío S. Gomper declaró al Chicago Tribune del 1º de Mayo de 1922: «Las bancas anglo-germanas son el elemento más peligroso del bolchevismo; los fondos para éste son millonarios». Extensa documentación sobre la financiación de la Revolución Rusa procede de Anthony C. Sutton, «Wall-Street and the Bolshevik Revolution», Nueva York, 1974. Armand Hammer, «Mein Leben», Bern / München / Wien, 1988. Arséne de Goulevitch, «Tsarisme et Révolution», Paris 1931, traducción inglesa: «Czarism and the Revolution», California, 1961. Y Alexander Solyenitzin, «Lenin in Zürich».
Encontramos al pensador judío Karl Marx, que acusa a la cúpula financiera judía y crea el fundamento para la Internacional Socialista con su obra «El Capital». Seguramente en todo el mundo muchos judíos idealistas se entusiasmaron con esta rebelión contra la dominación judía.
Pero también otros personajes obscuros llegaron a la cumbre: Según el Frankfurter Allgemeinen Zeitung, entre los miembros de la policía secreta soviética, NKVD, que fue responsable de la matanza de 40 millones de opositores políticos, un total de un 37% fueron colaboradores de ascendencia judía. Por su capacidad, esos judíos ocupaban generalmente los puestos más altos en la maquinaria del asesinato. (En el Imperio ruso los judíos representaban el 2% de la población).
De todo lo dicho se puede concluír: los judíos, como amos y defensores del capitalismo, también encontraban a los suyos entre los peores enemigos ideológicos. Seguramente de otra manera un pacto entre Stalin y EE.UU. no hubiera sido posible.
Hay que tener en cuenta que la mayor y más sangrienta dictadura de la Historia mundial, que ya entonces había causado 20 millones de víctimas y que se proponía expropiar a todos los millonarios y propietarios en tanto eran el "Imperio del Mal", fue considerada apta para pactar con la "democracia" estadounidense en contra de la Alemania de Hitler. Todavía no existía la acusación de genocidio contra la Alemania hitleriana, donde el Jefe de Estado había sido elegido democráticamente, y la propiedad y las Iglesias estaban a salvo. Aun así, fue posible convencer a la población estadounidense y soviética de la necesidad de ese pacto soviético-estadounidense, un milagro que no hubiera sido posible sin la confraternización de judíos capitalistas y comunistas.
La relación entre Wall Street y el Kremlin, por cierto, nunca se terminó del todo con el comienzo de la Guerra Fría. Hasta hoy, la dirección de los intereses comunistas en Europa del Este forma parte de las actividades de la política exterior estadounidense. El anti-comunismo estadounidense sólo fue inexorable en sus zonas de influencia sudamericana y africana.
Sólo el Nacionalsocialismo siguió estando siempre en contradicción con el alma del Imperio. En éste, nunca se intentó en serio una infiltración o lucha en su contra.
La persecución, supresión y difamación de los partidos de «Derecha» en Alemania, y el reconocimiento de los comunistas como demócratas, son testimonios de una política que se basa en la comunicación entre judíos de los dos bandos enemigos. (...)
5. Apoderándose de los Verdes
El que investigue a los precursores de la protección de la Naturaleza y el medioambiente, irremediablemente topará con biólogos e investigadores alemanes del comportamiento, que habían vencido espiritualmente al marxismo hacía ya tiempo.
Para los fundadores de los Verdes austríacos, el investigador del comportamiento y Premio Nóbel Konrad Lorenz era una figura clave. Lorenz sabía cuatro peligrosas verdades que trató de propagar, pero cuya difusión en los medios de comunicación y la política fue eficientemente combatida y evitada. Esas cuatro verdades, simplificadas, son:
• Primero: No existe en este mundo el crecimiento eterno, ni para el hombre, ni para el animal, ni para la planta ni para el mineral, ni tampoco para ningún poder y, en consecuencia, tampoco para la Economía. Sin embargo, nuestro fraudulento sistema monetario se basa en un crecimiento económico constante con natalidad decreciente e intereses interminables. Por ello, el profesor Lorenz era un peligroso testigo contra el sistema, al que había que silenciar.
• Segundo: La educación sólo puede fomentar lo que ya existe. El talento y el carácter se heredan. Esta conclusión hace tambalear el fundamento de la súper-potencia, ya que ésta sabe de su certeza. Con ello, pierde su sentido la política de la constante inmigración ordenada a Europa por el Imperio, al igual que la exclusividad de Israel, sus escuelas judías o sus auto-aislados ghettos en todo el mundo.
• Tercero: El sentido de la vida es engendrar más vida. Esta verdad cuestiona el fin último de la reducción de la natalidad, que sería el de crear espacio para la inmigración. Y es que Lorenz contradice al Imperio, que nos quiere hacer creer que el sentido no es tener hijos sino ganar dinero y placer personal.
• Cuarto: Uno de los pecados capitales de la Humanidad civilizada es la pérdida de tradiciones. Pero esta verdad tampoco debe ser difundida, ya que justamente la destrucción de las culturas europeas, sobre todo la pintura, la poesía y la música alemanas, conforma la base para imponer a la Humanidad el yugo del sistema monetario usurero. Todos los proyectos culturales de la CIA en Europa, así como el invento del arte moderno, estarían amenazados por estas verdades.
El ministerio de Educación austríaco se subordinó de tal manera al imperialismo norteamericano, que tachó el mantenimiento de tradiciones como «fascista», enfocándolo como un crimen [2].
[2] En los libros austriacos de colegio para Historia y Ciencias Sociales se enfatiza que el mantener tradiciones es una característica del "fascismo".
Debido a la influencia de Lorenz sobre el movimiento Verde, se creó una situación amenazante para el Imperio, de manera que éste decidió infiltrarse en dicho Partido. Resultó ser un error de la CIA el no haber formado a biólogos y protectores de animales, ya que tenía que recurrir a miembros leales y competentes de la Izquierda para que afrontaran una asignatura totalmente nueva. No hay que desestimar los logros en tan poco tiempo de gente como Daniel Cohn-Bendit y Joschka Fischer en Alemania.
Estos nuevos gurúes que fueron enviados hacia los Verdes sólo dominaban el lenguaje de la agitación marxista y anti-fascista, y abarcaron un nuevo campo, aunque se integraron rápidamente. En pocas semanas habían aprendido de alguna manera el nuevo vocabulario, y procedieron a la toma de poder infiltrando el círculo. Hoy, los Verdes apenas hablan de proteger animales, bosques o de los ciclones. Ahora otra vez hay que creer que el ser humano es producto de la educación y no de su material genético.
Los intereses del medioambiente y de la protección a animales tuvieron que ceder discretamente su terreno al "anti-fascismo". Ya no hay nada que se interponga en el camino de la cacería de la oposición al Imperio calificada bajo el título de «extremismo de Derecha». Ninguna fuerza política está a salvo contra la intervención del Imperio, pero éste tampoco puede fiarse siempre de sus vasallos.
Hoy, los "Verdes" de toda Europa luchan como pioneros a fevor de la constante inmigración y, en consecuencia, para la realización del Plan Kalergi. Ahora ya ni hace falta fingir entusiasmo por la fauna y la flora, que ya antaño parecía artificial.
Sin embargo, de las filas de los Verdes alemanes surgió el rechazo por participar en la segunda guerra contra Iraq. El legado de Konrad Lorenz se mantuvo ajeno a aquellos que se habían aprovechado de su nombre.
6. Apoderándose de la Unión Demócrata Cristiana (CDU)
Ya hace años el socialdemócrata Egon Bahr, un hombre de ascendencia judía, proclamó abiertamente que cualquiera que no hubiera colaborado antes con la CIA, no podría convertirse en Canciller alemán (Egon Bahr, en Stern, Nº 47, 1996).
A lo largo de la segunda Guerra del Golfo, los políticos Merkel, Rühe y Schäuble defendieron con las mentiras estadounidenses de siempre la guerra de agresión y saqueo contra el desarmado e indefenso pueblo de Iraq, no respetando la voluntad del 80% de los alemanes ni la del Papa.
El Presidente federal Richard von Weizsäcker fue objeto de un considerado tratamiento por parte de la prensa alemana, vasalla de los estadounidenses: aunque en 1991 se hubiera revelado su intervención en la exportación masiva de Dioxina para la guerra de Vietnam, gas tóxico de destrucción masiva que implicó la matanza y mutilación de cientos de miles de civiles vietnamitas, a él se le permitió seguir siendo la primera autoridad moral del "anti-fascismo"alemán.
7. «Amnesty»Sólo para los Hijos del Sistema
Aquellos 44 de mis amigos antes mencionados que fueron condenados a un total de 108 años de cárcel por formular su opinión, no pudieron contar, en ningún caso, con la ayuda de «Amnistía Internacional». «Amnesty»sólo se preocupa por los hijos del sistema y niega la existencia de la oposición.
Hace años, yo mismo me dirigí al entonces presidente de «Amnesty» en Viena, Goldmann, sólo para comprobar que no era ninguna organización partidaria de ayuda a presos, sino un instrumento del Imperio. Mis condiciones de encarcelado como preso político, el trabajo forzado, la equiparación con criminales, el rechazo de mi libertad condicional —como es también el caso de otros reclusos políticos, Ochensberger, Deckert, Walendy, Kemper, etc.—, mi acusación como consecuencia del falso testimonio de un informante de la policía, no interesaban.
De cualquier modo, no me suena ningún caso en el mundo donde «Amnesty» haya intercedido por alguien de «Derecha». Una «amnistía internacional» consiguió aislar magistralmente el trabajo del Imperio estadounidense contra cualquier crítica. Con simples procedimientos supo mantener crímenes judíos en secreto, abogar mundialmente por la «Izquierda», los negros y los comunistas, mantener la persecución de «derechistas» en silencio o iniciar su caza encubiertamente.
Como supuestamente sólo defienden «delitos de opinión» de personas que nunca defendieron o ejercieron la violencia, mantienen abierta la importante puerta del partidismo: la más ligera indicación de su pertenencia al NSDAP (Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán en la época nacionalsocialista) bastó para no ocuparse de Rudolf Hess. Este héroe de la paz pasó casi medio siglo en una celda individual antes de fallecer de muerte violenta. Por el contrario, la ideología comunista, la confesión de lucha armada, nunca fue un obstáculo para acoger a los de «Izquierda».
Camuflada como «organización de ayuda supra-partidaria» a los presos, entierra las acusaciones de genocidio contra Israel y EE.UU. con unas pocas páginas, mientras que reserva su poder mediático para campañas que inculpen a los enemigos.
De esta manera, protestó contra el gobierno argentino o contra el Chile de tiempos de Pinochet, después de que Occidente había zanjado el tema de las persecuciones de terroristas comunistas. Su estatus de observador en la ONU y su existencia misma se lo debe precisamente a su partidismo.
Los 114 millones de víctimas del anti-fascismo [3] no cuentan, pues las víctimas pertenecientes a la Derecha no se ven. Los culpables siempre proceden de la Derecha, mientras que las víctimas son de la Izquierda. De los 114 millones de víctimas del anti-fascismoen el siglo XX no quiere oír ni hablar.
[3] «Die größen Massenmörder sind Diktatoren, nicht Kriege!», en Kurier, 31.7.1986. «Una investigación sobre las víctimas de la violencia política en el siglo XX resultó chocante. El mayor derrame de sangre no lo causaron las Guerras Mundiales, sino sobre todo las limpiezas étnicas —sobre todo, pero no exclusivamente— en dictaduras comunistas. Aquí el terror en cifras: desde 1900 murieron cerca de seis millones en guerras civiles, 29,7 millones en conflictos internacionales, pero más de 119 millones en regímenes totalitarios. Alrededor de 40 millones de ciudadanos soviéticos fueron asesinados, sobre todo, por Stalin. La China de Mao Tse-Tung cuenta con un promedio de 45 millones de víctimas. En la guerra de Vietnam que duró 10 años hubo 1,2 millón de muertos, pero 2,3 murieron tras la toma de poder comunista. Sin duda, los regímenes comunistas llevaron a cabo los mayores asesinatos en masa». Neue Kronen-Zeitung, 3.8.1992: «Según un grupo ruso-español de expertos de la Universidad de Madrid, en total, durante el "Terror Rojo" en la Unión Soviética fallecieron violentamente 56 millones de personas».
Contra la tortura, el asesinato y el secuestro de los talibanes (Guantánamo) sólo habrá silenciosas líneas de lamento sobre un modesto papel que no llegará a la difusión ante el gran público.
8. Los Liberales, un Caballo de Troya
La revolución alemana de 1848, en Viena y Berlín proclamó en sus banderas la unión de todos los alemanes en el Estado Nacional. El lema fue Libertad para una Alemania Unida. Libertad de expresión y libertad para pensar de otra manera.
Los "liberales" de hoy representan lo contrario: la renuncia al Estado Nacional, la renuncia a los territorios robados, la persecución de todos los patriotas alemanes, la condena por opinar, y la subordinación del pueblo alemán bajo las pretensiones de dominio del poder financiero. Por consiguiente, en la campaña electoral de 2002 la cúpula directiva del FDP (Freie Demokratische Partei) confirmó la solidaridad alemana con EE.UU. y declaró cualquier crítica a Israel como anti-constitucional.
Los liberales de Europa, obviamente dirigidos por el Imperio, defienden el debilitamiento del Estado y la libertad absoluta del individuo mientras éste no sea patriota. Sólo le importan los derechos del extranjero, que es equiparado al de los propios ciudadanos.
Ellos fomentan a débiles conductores de Estado, que cuentan con una escasa mayoría. Sin embargo, calumnian como anti-demócratas a los fuertes que tienen detrás a la gran mayoría.
Los liberales anteceden a la anarquía. Su afán por eliminar la función protectora de cualquier Estado sacrificará la autonomía empresarial privada, la que fingen fomentar, con los agricultores en primer lugar, quienes serán entregados desprotegidamente a los intereses de la economía mundial. Ellos son el mejor caballo troyano en el establo del Imperio.
9. Anti-Globalización y «Greenpeace»
En el número 27 de 2002 del periódico semanal Der Spiegel apareció un artículo sobre los «dirigentes de los anti-globalistas». En él aparecieron los nombres de cinco intelectuales judíos en cada continente, y en dos casos el autor apuntó expresamente al origen judío de los activistas.
Hace años leí en la revista CODE que «Greenpeace» había llevado una campaña contra la empresa química Dupont por la liberación de gases de dióxido de carbón. Esa campaña había dañado tanto a la marca, que gran parte de las acciones tuvieron que ser vendidas. Como comprador actuó una empresa del presidente del Congreso Judío Mundial(WJC), Edgar Bronfman. CODE decía que, anteriormente, justo ese Bronfman había sido uno de los mayores inversores en donativos benéficos para «Greenpeace».
En el ejemplo de la República Federal Alemana se ve que nadie está a salvo de ser corrompido o subyugado por el Imperio, sus organizaciones o sus servicios secretos.
10. Conclusiones de la Carta 5ª
No se puede demostrar, y parece improbable, que el Imperio estadounidense esté implicado en todos los casos de apoderamiento de la propia oposición. Seguramente, el entusiasmo de jóvenes intelectuales judíos, por ejemplo por el marxismo, no fue fingido ni fue algo acordado con el capitalismo. No es raro que jóvenes hombres idealistas se encuentren en una posición opuesta a la de sus padres. Por lo tanto, no parece ilógico que justo los hijos de judíos, o sea de la casta de los supuestos capitalistas, se hayan declarado a favor de las necesidades obreras. Bruno Kreisky y Viktor Adler son así dos ejemplos de Austria.
En otros casos, como en los partidos europeos de Izquierda, incluídos los Verdes, está demostrada la influencia directa del servicio secreto de la CIA.
De cualquier forma, Kalergi tiene razón: los judíos han tenido papeles líderes en el mundo occidental y en el comunismo. En política, cultura, prensa y —como hoy sabemos— en los servicios secretos.
Esa permanente presencia de intelectuales judíos parece estar en relación con la excepcionalidad de la cultura judía, su arraigo en el poder financiero y la diáspora. A menudo su interacción global no se debe tanto a acuerdos secretos como a su avanzada solidaridad étnica y religiosa, que también se observa en otras etnias que tienen que subsistir en un entorno extranjero.
Sea como fuere, en muchos casos el Imperio se controla a sí mismo. Organiza la oposición contra sí mismo, y de ahí que el capitalismo del Imperio estadounidense se pudiera sostener.
En el comunismo, en la socialdemocracia, en el anti-globalismo, en el pacifismo, dentro de «Amnesty International», en las Iglesias, en la prensa independiente y en las filas de «Greenpeace», el Imperio tiene colocada su Quintacolumna de «tontos útiles» hasta en las más altas esferas. Ellos son los caballos de Troya de la toma secreta del poder.
Así, desde hace cien años, cualquier resistencia contra la dictadura mundial del capital es anulada ya antes de siquiera consolidarse.–
«Así, el pueblo judío, líder de la élite intelectual, tiene que sufrir los rasgos del hombre esclavizado, acuñados en él a través de su evolución histórica... En una Europa futura más amigable, la aristocracia perderá su carácter guerrero y adoptará uno más pastoral. Cuando Occidente sea pacificado y socializado, no precisará amos ni dominadores sino sólo guías, maestros, ejemplos. En una Europa oriental, el noble del futuro se asemejará más a un brahmán y a un mandarín que a un Caballero» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 54).
«La instigación chauvinista contra las naciones extranjeras ha de ser combatida sin piedad en los colegios y en la prensa, a través de un acuerdo internacional» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 178).
«Este desarrollo y, en consecuencia, el caos de la política moderna, encontrará pronto su fin cuando una aristocracia intelectual se apropie de los medios de poder de la sociedad —la pólvora, el oro y la prensa— y los administre para el bien de todos. Una etapa decisiva para esta meta la constituye el bolchevismo ruso, donde un pequeño grupo de nobles espirituales gobierna el país y rompe conscientemente con la democracia plutocrática, que reina en el resto del mundo. la guerra entre capitalismo y comunismo por la herencia de la nobleza de la sangre es una lucha fraterna de la victoriosa aristocracia intelectual, una guerra entre espíritu individual y socialista, egoísta y egocéntrico, pagano y cristiano. El Estado mayor de ambos partidos se compondrá de la raza líder en Europa: los judíos» (Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, pp. 32-33).–
Carta 6ª
Apoderándose del Enemigo
1. Sobre la Guerra
Antes de que el Imperio hubiera iniciado la guerra, ya sabía cómo justificar sus confrontamientos bélicos a través de sus fuerzas secretas y los medios de comunicación. Asesinaba con armas convencionales, químicas, biológicas o atómicas, y cubría todo el globo terrestre de violencia, todo bajo la bandera de la «democracia», que es como llama a su dictadura mundial monetaria.
En sus guerras es característica la demonización absoluta del enemigo, con la que manipula al propio pueblo para que apoye sus batallas y esté dispuesto incluso a la aniquilación de la población civil. La caballerosidad europea, practicada en las guerras de Napoleón, de Carlos XII de Suecia y por los alemanes hasta la Segunda Guerra Mundial, es desconocida en el Imperio estadounidense.
Rommel hizo invitar a su tienda a valientes presos ingleses para desayunar, y almirantes británicos declararon judicialmente a favor de marinos alemanes. El perito judicial austríaco y profesor universitario Dr. Gerhard Jagschitz sostiene incluso que bajo el término de «tratamiento extraordinario» Adolf Hitler entendía un trato especialmente generoso a enemigos políticos. La dirección del Estado del Imperio estadounidense no conoció nunca nada parecido.
El respeto al enemigo fue menospreciado como «fraternización». En lugar de la caballerosidad se practicaba el odio al enemigo. Ahora se entiende por qué después de 1945 los soldados de la impecable división de élite alemana fueron apaleados, despojados de sus medallas y cruelmente torturados durante su cautividad en manos de los estadounidenses.
La caballerosidad, típica de los pueblos germánicos y conocida desde sus comienzos, también se encuentra en otros pueblos, como por ejemplo entre los indios aborígenes de Estados Unidos. Suelen regalarle la vida al enemigo valiente y desprecian al cobarde. Semejantes consideraciones son insoportables para el Imperio: el enemigo no debe ser respetado ni caballerosamente vencido, sino odiado y aniquilado.
La intolerancia y el odio ancestral que fueron sembrados en EE.UU. por los puritanos europeos, se juntaron a la sobrevaloración del Antiguo Testamentode los fundamentalistas judíos, y se tradujo en una crueldad y severidad contra el enemigo.
2. Sobre el Terrorismo
Nadie ha formulado mejor que el Presidente estadounidense G. W. Bush el concepto prehistórico que hace retroceder 4.000 años nuestra civilización. Él creó el término «Eje del Mal», con el cual identifica a «Estados villanos» ya desde el año 2000, como Iraq, Irán, Libia, Siria, Sudán, Afganistán, Corea del Norte, China y Rusia. Esto se desprende de documentos secretos que fueron filtrados a la opinión pública (Sunday Herald, Londres, 13.9.2002).
El Imperio —hasta ahora el único en utilizar armas nucleares en conflictos bélicos— tanteó la posibilidad de un ataque atómico sorpresa contra todos esos países. Con esto, conmocionó los corazones de todas las madres, ejerciendo el terror como ningún Estado lo había hecho antes.
La demonización del enemigo, previa a la guerra, es un signo del Imperio y delata sus futuras intenciones. Las calumnias propagandísticas contra Alemania nunca han llegado a su fin en Estados Unidos. ¡Alemania, cuidado!.
3. De la Culpa Colectiva y la Capitulación Incondicional
Incluso después de la Primera Guerra Mundial, el Imperio norteamericano trató de declarar culpable a Alemania, Austria y a sus emperadores y pueblos. En los tratados de paz de Versalles y St. Germain se los culpó colectivamente de genocidio. Ahora se nota el parentesco espiritual entre el Imperio y el Antiguo Testamento(1 Samuel, 15:3).
El Imperio intenta paralizar todos los instintos de inhibición, que heredamos de los animales, con respecto a los rivales, sobre todo frente a las hembras y sus crías. Esa carencia de principios y ese odio enemigo también se reflejan en los objetivos bélicos. Por eso, el Imperio siempre exige capitulación incondicional, obediencia incondicional, inspección de armas incondicional, solidaridad incondicional...
Parece como si Cristo, Buda, Lao-Tsé, Sócrates, Lutero, Galileo, Montesquieu, Beethoven, Schiller, Rudolf Hess y la Madre Teresa de Calcuta no hubieran existido nunca.
4. Sobre el Embargo
El bloqueo es un genocidio. Es una sanción típica del Imperio: en Iraq, según los artículos de prensa, el embargo pedido por EE.UU. y llevado a cabo por la ONU costó la vida a cerca de dos millones de niños que murieron por inanición o falta de medicamentos. La cantidad de víctimas infantiles que fallecieron por el bloqueo realizado a Cuba se desconoce.
Después de la Segunda Guerra Mundial y como castigo colectivo, la distribución de alimentos para la población civil alemana fue bloqueada con alevosía por EE.UU.
Cinco millones de personas murieron después de 1945 a consecuencia de la inanición provocada por los Aliados. Estados Unidos recién se distanció del Plan Morgenthau cuando Stalin se decidió por dejar vivos a los alemanes del Este que habían sobrevivido a las expulsiones y las matanzas acordadas con Estados Unidos. A partir de entonces, querían hacerse pasar por «liberadores», de manera que fue impedida cualquier constatación de estadísticas de muertes de mujeres, ancianos y niños. Hay que agradecerle al historiador canadiense James Bacque (Other Losses) que esas cifras sí se hicieran públicas.
Así también salió a la luz que, durante tres meses, el general estadounidense Eisenhower había impedido la llegada de alimentos para presos de guerra alemanes. La cifra oculta de muertos fue de un millón, quienes fallecieron miserablemente de inanición bajo el cielo abierto.
La propaganda de EE.UU. generalmente suele responsabilizar a los supuestos «dictadores» (como llama a los jefes del Estado enemigo) por las víctimas de las medidas genocidas. Así intentaron encontrar otros culpables para su genocidio en Dresden, Hiroshima, Kabul y Bagdad. Y así lo harán hasta que el Imperio caiga.
5. Sobre el Asesinato
El asesinato es una costumbre del Imperio. Ya lo cometieron los grandes Imperios de la Historia, pero nunca lo justificaron basándose en la democracia.
El Imperio conoce dos tipos de asesinato: uno sería el asesinato convencional, como el ordenado por Henry Kissinger y ejecutado por la CIA contra el Presidente chileno Allende; o como el atentado contra el secretario general de Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld. Como los intentos con pastillas venenosas o un cigarro explosivo contra Fidel Castro. Como el practicado, año tras año, contra los líderes del movimiento de liberación palestino «Hamas». Como el que fue reivindicado por el Presidente George W. Bush contra Saddam Hussein y los jefes talibanes («vivos o muertos»).
En el año clave de 2002, el portavoz del gobierno de George Bush, Ariel Fleischer, pidió oficialmente el asesinato del Presidente iraquí. Un año más tarde, durante la guerra ofensiva estadounidense, se intentó el llamado «golpe de decapitación», o sea, el asesinato del Jefe de Estado.
También el asesinato de John F. Kennedy, quien quería evitar el Sistema de la Reserva Federal y cuyo padre había simpatizado con el Tercer Reich, es parte de la lista, así como los atentados contra Martin Luther King y el Papa Karol Wojtyla [1].
[1] El ministro presidente italiano, Giulio Andreotti, manifestó la sospecha de que el atentado contra el Papa pudiera haber sido una acción encubierta de la CIA o sus servicios asociados. Frankfurter Allgemeine Zeitung, 1.12.1992, p. 7.
6. Sobre el Asesinato Judicial. Venganza en vez de Justicia
Para disimular su política de expansión y violencia, el Imperio siempre se aprovechó de la justicia. Antiguamente, por ejemplo, los jefes indios ahorcados eran despojados de sus tótems, sin los que no podían alcanzar los «eternos cotos de caza» de su religión. La presencia de una asistencia sacerdotal parecía una burla.
Otra vez encontramos despiadadas faltas de caballerosidad y demonizaciones del enemigo, que se extienden como una roja estela por la historia estadounidense: venganza sin piedad, como la Justicia de la Revolución francesa, como bajo Josef Stalin y en el tribunal de Núremberg.
Cuando en el año 2002 Naciones Unidas lamentó que EE.UU. se negara a someterse al Tribunal de Justicia Internacional, que debía sancionar crímenes de guerra y genocidio, sólo los necios se asombraron: justamente EE.UU. se había hecho pasar por ferviente defensor de los derechos humanos, proclamando la persecución de crímenes de guerra. El ejemplo actual: en La Haya EE.UU. acababa de pedir la extradición al «Tribunal de Justicia Internacional» del Presidente yugoslavo Milosevic, consiguiéndola con dinero y amenazas.
El destrozo de la industria química servia, en el que tres millones de personas fueron intoxicadas irremediablemente de por vida por las fugas de dioxina, es un hecho reciente.
También el insistir en la desigualdad ante las leyes es un rasgo típico del Imperio: recordemos los procesos de Núremberg, con sus testigos torturados y con fiscales que habían cometido los mismos crímenes que ahora estaban denunciando.
La Justicia torcida que juzga al vencido y declara no culpable al vencedor es otro signo identificador del Imperio. Por muy nuevo que suene, es el eterno principio de la fuerza: la ley del más poderoso.
7. El Apoderamiento Incruento del Enemigo
La meta de la globalización imperialista fue romper los mecanismos de protección nacional de la economía popular y ganar influencia sobre fábricas, bancos, compañías, televisión y prensa, junto con sus asociados. En este sentido, el tribunal de justicia «europeo» ya había dictaminado: «Las regulaciones nacionales que protejan ciertas sociedades capitales, como las relacionadas con el término "acciones en oro", ya no tendrán más validez. Como ya exigió la Comisión Europea, en un futuro no habrá empresas que estén a salvo de ser tomadas por el enemigo».
Pero también soborno y fraude pueden ser utilizados si son discretos y no hay posibilidad de demostrarlos. Un ejemplo: en el año 2002, los «Aliados» estadounidenses se apropiaron por absorción empresarial, y en contra de la voluntad del Gobierno alemán y la oposición, de tres importantes innovaciones de técnica armamentística [2]. Mientras estén en juego los «intereses estadounidenses», la alta sede judicial siempre está en Estados Unidos. Allí, los tribunales siempre son establecidos por la política, y cualquier juicio llevado por una compañía extranjera se pierde, ya que sobre la sede judicial de EE.UU. aguarda la Sexta Flota.
[2] El tanque Leopard, un buque bélico inmune al radar, y el submarino 31. Véase Der Spiegel, N° 25, 2002, p. 74, «Jagd auf U 31».
8. Conclusión de la Carta 6ª
Hay unos primeros indicios de que no existe realmente en EE.UU. una dominación exclusivamente judía. Más bien, los anglosajones y los judíos se reparten el poder. La lucha por el primer puesto todavía no está decidida. A primera vista, la Izquierda europea y la Derecha iberoamericana parecían los peones del Imperio estadounidense y la CIA. Pero, entre tanto, esa teoría se confirmó como falsa: desde que Schröder se opuso a la guerra de Iraq, se puede observar una sublevación de los partidos de Izquierda contra el Imperio estadounidense. La CIA y sus agentes infiltrados son impotentes, y esperan poder poner bajo control otra vez a miembros de partido indignados y a la dirigencia renegada.
El ciudadano estadounidense medio, independientemente de si es negro, blanco, de origen africano, europeo o judío, cree firmemente que su país es bueno e intenta salvar al resto del mundo del mal. Puede que solamente los restos de la población indígena de piel roja tengan sus dudas al respecto. La mayoría de los ciudadanos estadounidenses no sospecha que el resto del mundo —incluídos los aliados de los estadounidenses— ve a EE.UU. como lo que es: una potencia violenta que desde hace cien años no ha dejado pasar uno sin empezar algún conflicto o mantener ocupado militarmente algún país. El ciudadano estadounidense que considera como democracia a la dictadura financiera, y como información a la propaganda ininterrumpida, no encuentra fuerzas propias para formar su voluntad democráticamente.
En ese estado de indefensión e inconsciencia, la nación estadounidense no puede percibir la deplorable actitud de su minoritaria clase dominante.
El sistema de dominación estadounidense sólo puede ser reconocido desde fuera, o sea, por el resto del mundo. Su usurero sistema monetario, anormal, anticristiano, antisocial y anti-islámico, es impuesto a la Humanidad inocente, y exige un constante crecimiento que contradice las leyes de la Naturaleza.
Así, el Imperio se ve obligado a empezar una guerra regularmente cada vez que una crisis económica vuelve como la marea. Una guerra por materias primas —como el petróleo—, una guerra por mercados de venta, para mantener el fraudulento dólar que esclaviza a la Humanidad. En consecuencia, el dólar vive de la guerra, y muere con la paz.–
Carta 7ª
Leyes Falseadas
1. La Fraudulenta Bandera Europea.
¡Estrellas de David sobre Occidente!
«Muchas veces, el ataque a un Estado es precedido por un ataque a sus símbolos». Así está escrito en el derecho penal austríaco de protección a la bandera nacional. Un ataque de este tipo sucedió contra la «Europa Unida» en sus comienzos. La mayoría de los europeos piensa que las doce estrellas amarillas en su bandera significan la cantidad de países de la Unión. Esto no parece lógico, ya que la cantidad de miembros ha aumentado hace tiempo mientras que la cantidad de estrellas se ha mantenido igual.
Paul Levi, gerente del departamento de cultura del Consejo Europeo, había introducido secretamente esas doce estrellas en memoria de las doce tribus de Israel. Sólo unos pocos lectores atentos se enteraron de la verdad a través de un pequeño artículo en la prensa diaria [1].
[1] Die Welt, 26.8.1998, p. 12: «La suma 12 de las estrellas es un guiño a las doce tribus de Israel y al pueblo elegido de Dios».
En realidad, el único signo válido para la bandera de unos Estados que se unen voluntariamente en una federación del continente europeo sería la cruz, que ya fue famosa en la Era pre-cristiana como cruz celta y lideró todos los ejércitos europeos, incluída la «Wehrmacht» alemana. Únicamente si una bandera reúne un símbolo relacionado con todas las tradiciones europeas, es válida. La historia de Europa no tiene nada en común con tribus judías que reclaman «la tierra prometida». Europa nunca les fue prometida ni concedida.
Los falsificadores de la bandera planearon un segundo golpe secreto: también quisieron poner la estrella de David en la bandera de la Cruz Roja Internacionalen lugar de la cruz, aunque permitieron a las asociaciones nacionales seguir con ésta (Neue Zürcher Zeitung, 13.4.2000). Según informaciones actuales, por el momento ese atentado pudo evitarse.
2. Desigualdad ante la Ley
Otro hecho sucedido en 2002 que reafirma las conclusiones sobre la política de Estados Unidos en el último siglo es la manera del Presidente estadounidense George Bush de justificar su guerra contra Iraq: que Iraq había desdeñado 14 resoluciones de la ONU, que tenía armas químicas, que planeaba la producción de armas nucleares y que tenía «armas de destrucción masiva». Esto les pareció razonable a los estadounidenses.
Que Israel, por otra parte, haya actuado en contra de 800 resoluciones de la ONU, que EE.UU. e Israel hayan sido los países más armados de la Tierra con un récord mundial en armas de destrucción masiva de tipo químico, biológico y nuclear, no es algo sabido por el ciudadano estadounidense, al igual que el uso en el pasado o la amenaza de uso en el futuro, de este tipo de armas.
En este caso vemos que el Imperio no apuesta por la justicia sino por la violencia. La guerra es el terrorismo de los poderosos, y el terrorismo es la guerra de los desposeídos.
De esta manera, el Imperio se parece a un torpe estafador que se cree a cubierto aunque todos lo observen.
3. El Timo del Derecho Popular
La política del Imperio es una justicia basada en la violencia y en el «derecho del vencedor», el genocidio perpetrado impunemente, y el someter al vencido a juicio por fechorías cometidas reales o inventadas ante un tribunal dependiente. En lo referente al trato a los vencidos, se difuminan sucesivamente las diferencias entre EE.UU. e Israel.
Después de 1945 EE.UU. fue responsable del mayor crimen de expulsión de la Historia de la Humanidad contra Alemania. Nunca se arrepintió del gigantesco genocidio histórico ni pensó en indemnizarlo. Incluso lo aprueba, y ve la continuación de las injusticias como condición para la paz en Europa.
Con la aceptación de los crímenes cometidos por los vencedores contra Alemania en 1945, el mundo se declaró culpable ante todos los pueblos. Debido a eso, este silencio abrió la caja de Pandora: el ejemplo de Alemania parece demostrar que los vencedores pueden matar y limpiar étnicamente. Mientras ellos escriben la Historia, hasta las más tontas de sus víctimas los adoran como liberadores.
De la misma manera, EE.UU. apoya el genocidio anti-palestino de los israelíes mediante la limpieza étnica, quienes, siguiendo la política judía de asentamientos, destruyen las aldeas palestinas y liquidan a sus habitantes. Mientras no reconocen la exclusividad del territorio alemán y proclaman que hay que compartirlo con todos los pueblos de la Tierra, mientras declaran que nuestro pueblo debe renunciar a la continuidad del Estado alemán por razones morales, ellos insisten en el Estado judío y en su expansión por territorio ajeno.
4. Juego Hipócrita. Tirol del Sur y el Tíbet
Después de un conflicto ante Naciones Unidas en los años '60 del siglo XX, se acordó el «Pacto de Tirol del Sur» entre Italia y Austria. Es un acuerdo todavía vigente que rechaza la entrada de italianos en Tirol del Sur, garantizando la conservación del territorio cultural para los tiroleses del Sur.
Los luchadores por la libertad de esa parte del Tirol, el paracaidista Sepp Holzinger y el Dr. Norbert Burgers, fueron llamados «terroristas» por la prensa internacional del Imperio, pero el dictamen de un experto los ayudó en el juicio: el famoso profesor de Derecho Felix Ermacora, que más tarde trabajó para Naciones Unidas en Afganistán, les concedió un derecho de auxilio para conservar la zona alemana, por el cual todos los acusados fueron declarados inocentes aun habiendo hecho uso de violencia armada.
Si hoy día en Alemania alguien insistiera en ese derecho para frenar la impuesta política de inmigración perpetua, ese tipo de resistencia sería considerada un crimen. No sólo el Estado alemán sino todo el Imperio intercedería a mano armada en un caso así para asegurar la permanente inmigración «a la que nos hemos visto obligados» [2]. Cualquiera después de la resistencia legitimada por el profesor Ermacora según el Derecho sería declarada como «terrorismo» para asegurar el Plan Kalergi con su extinción étnica por natalidad insuficiente e inmigración.
[2] Richard von Weizsäcker, en conversaciones con Der Spiegel, Nº 26, 1994.
El derecho a un territorio intacto que los dirigentes alemanes no le quieren conceder al propio pueblo, es concedido a otras etnias. ¡Los políticos alemanes y europeos sí lamentaron la colonización china del Tíbet!.
Para guardar las apariencias de una supuesta objetividad, hubo quejas por las colonias judías en el Oeste del Jordán. ¿Cómo es posible que las migraciones de judíos, africanos y asiáticos sean una obligación moral para Europa, mientras la Margen Occidental del Jordán es sólo de los palestinos, Tíbet de los tibetanos e Israel de los judíos?.
El líder judío-alemán Paul Spiegel se atrevió a afirmar, en un programa televisivo a fines de Septiembre de 2002, que el anti-judaísmo y la xenofobia son parejos en Alemania. ¡Qué error tan lamentable el relacionar a la población judía con la constante inmigración y declarar colectivamente al judaísmo de ser seguidor del Plan Kalergi!. Eso será agua que moverá el molino de aquellos que culpan por la impuesta inmigración no al Imperio sino a la pequeña minoría judía, inocente colectivamente.
Ahora el Estado judío debería cambiar el rumbo de la política migratoria anti-europea, antes de que sea demasiado tarde y de que el anti-judaísmo global reemplace al nacionalismo por causa de las masas desarraigadas y nómadas.
5. El Concepto Trucado de Nación
El ex-ministro de Justicia austríaco, Foregger, cuando todavía era docente universitario, publicó algunos escritos sobre Derecho penal en los que define el término «genocidio». Explica el tecnicismo «ethnic group» como un conjunto delimitado en el que no sólo la cultura, por ejemplo la lengua materna, sino también el origen y la raza o el color de la piel, son determinantes.
El futuro ministro decía con esto lo que todo el mundo sabe: que no es el pasaporte sino el origen el que hace al pueblo, y que también los rasgos raciales pueden demostrar ese origen. Si fuese distinto, si el lugar de nacimiento prevaleciera sobre la nacionalidad, entonces sería sabido que el gato nacido en la tienda de peces es un lenguado, ya que de otra manera en Palestina no habría judíos, pues serían palestinos o viceversa. Podría ser cuestionada la existencia de cualquier etnia, como vascos, tiroleses del Sur, kurdos o tibetanos.
6. La Amenaza a Todas las Etnias
Para los indios supervivientes del genocidio de aborígenes, los estadounidenses reservaron territorios en semi-desiertos y áreas montañosas. Por el contrario, ni al alemán, ni a los europeos, ni a los holandeses sudafricanos, ni siquiera al hombre Blanco en EE.UU., se les concedieron reservas o áreas reservadas. El reportero judío de Viena Georg Hoffmann-Ostenhof escribió: «El Washington Post no puede comprender por qué "la muchacha que nació en Alemania no es considerada alemana desde siempre"» (Hysterische Welt?, en Profil, Nº 41, 10.10.1999). Sería conveniente que el Washington Postprimero se extrañara de por qué los palestinos nacidos en Israel no son judíos ni los judíos nacidos en la Margen Occidental del Jordán son palestinos, al mismo tiempo que los Protestantes estadounidenses no son apaches.
Asombra que últimamente en Israel un análisis de ADN determine si un sujeto cuya sangre judía pudiera no ser «pura» es digno de recibir la ciudadanía israelí.
Una vez al periodista austríaco Hans Rauscher, un incansable seguidor de EE.UU. y el «Nuevo Orden Mundial», se le escapó la verdad cuando escribió: «La existencia de Israel sigue amenazada... La natalidad árabe es notablemente mayor que la israelí. Dentro de poco vivirán más árabes que israelíes bajo el mando israelí... ¿Acaso el Estado de Israel se fundó para esto?» (Kurier, 29.12.1987).
¿Cómo es que Israel, señor Rauscher, está amenazado por pobladores ajenos si éstos suponen una ventaja?. ¿Por qué la sangre y el origen pueden ser el criterio principal para conseguir la nacionalidad hebrea, mientras Alemania no puede ni decidir a quién acoger?.
7. Sobre la Ambigüedad de los Seguidores de Kalergi
Otro seguidor empedernido del Plan Kalergi es el profesor Oberndörfer. No es casualidad que sea miembro de la Fundación Konrad Adenauer a la vez que experto durante una década del canciller Helmut Kohl sobre cuestiones de la sociedad «multicultural». Oberndörfer proclamó la «eliminación» de los residuos nacionales en el «basurero de la Historia». Por ello recibió las ovaciones de escritores judíos (semanario judío Der Aufbau, Nueva York, Nº 19, 2002). Los mismos se sienten a salvo de miradas ajenas y advierten a sus lectores contra los matrimonios mixtos con no-judíos, haciendo gala de un incuestionable racismo judío.
8. La Resolución 677 de la ONU
Las leyes trucadas del Imperio estadounidense no pueden estar mejor documentadas que en la resolución 677 de la ONU del 28 de Noviembre de 1990 referentes a Kuwait. Se informa allí de la preocupación de Naciones Unidas y trata de las medidas de fuerza de los iraquíes que, siendo una nación ocupante, pretenden modificar la composición demográfica del pueblo kuwaití. Naciones Unidas pide el restablecimiento de esa composición demográfica según registros populares.
Los alemanes tendríamos el mismo derecho a ese tipo de resoluciones. Por ello me guardé las guías telefónicas alemanas y austríacas de 1960 para que, si llegara la liberación, un día los crímenes raciales sean registrados y la composición demográfica pueda ser restablecida en Alemania y toda Europa, según lo reclama la resolución 677.
9. Conclusiones de la Carta 7ª
La definición de la nacionalidad que fue impuesta a Alemania y Europa es una mentira contra la Humanidad y un concepto utópico que amenaza la supervivencia de todas las etnias. Su meta es eliminar el derecho de autonomía regional, el voto popular y, en consecuencia, la democracia, anulando las etnias. Así es puesto en práctica el Plan Kalergi.
Esa falsa definición que, por el contrario, no se aplica al Cercano Oriente, al Tíbet, al Kurdistán ni naturalmente a los judíos, se convierte en el lema que servirá de propósito para el mayor genocidio de la Historia mundial. La estrategia sigue a la ilusión del Plan Kalergi, que pretende consolidar no necesariamente la absoluta hegemonía judía pero sí la estadounidense, por medio de la eliminación de todas las etnias. En realidad, la continuación de tales proyectos supondría la innecesaria caída, primero, del Imperio estadounidense y, luego, de Israel, si no es demasiado tarde ya para las potencias responsables.
En su afán de darle la vuelta a todas las leyes y normas populares en tan sólo una generación y ante los ojos de todos, la potencia mundial llegó tan lejos como a criminalizar hace unos años como «bastión del apartheid» a la región del Tirol del Sur donde los mencionados convenios supervisados por Naciones Unidas entre Roma y Viena impedían la infiltración italiana en territorio alemán (Dolomiten, 23.11.2001).
El ex-presidente de la comunidad del Tirol del Sur, Magnago, dijo: «Durante siglos, la región trentina de Tirol formó parte de Austria y siguió siendo italiana. Nadie reprocha a los trentinos el haber seguido siendo italianos. ¿Por qué se nos reprocha a nosotros el querer seguir siendo alemanes?».
La judeidad debe saber: el Estado judío vivirá si los judíos de todo el mundo reconocen el principio del Estado nacional, el Estado normal, para todo el mundo. Pero si sigue en su intento de instaurar mundialmente la Multicultura mientras reclama el territorio exclusivamente judío para sí, entonces —y esto lo pronostico con gran preocupación— Israel y todas las zonas exclusivamente judías como sus escuelas y ghettos, el mundo ha jurado, se hundirán en esa misma Multicultura que precisamente fue ideada para dominar Alemania y Europa.
Ésta es la única solución: ¡una ley para todos los pueblos!. ¡Fuera con las cartas trucadas y unas reglas injustas del juego!.
Los siguientes puntos serían los únicos a tener en cuenta: condenación de todas las limpiezas étnicas, de todos las políticas inmigratorias y de todas las medidas multiculturales en Europa desde 1945, como el mayor crimen racista de la Historia mundial, y la curación de los efectos de este crimen mediante la reimplantación internacional de la resolución 677 de la ONU de 1990, que se refiere a la integridad étnica de Alemania. La desigualdad es la semilla del anti-judaísmo mundial, mientras que la igualdad es el principio de su superación.–