Quantcast
Channel: Editorial Streicher
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1028

Kerry Bolton - La Izquierda Psicótica (selección)

$
0
0


     Verdaderamente iluminador es el siguiente análisis que realizó el conocido investigador y escritor neozelandés doctor Kerry Raymond Bolton (1956), autor de una treintena de libros y de quien hemos presentado diversos estudios que ha escrito. En 2013 publicó su libro "The Psychotic Left", del que ofrecemos aquí en castellano su Introducción, los seis primeros capítulos y su Conclusión, donde emprende un documentado examen de la ideología izquierdista bajo el foco, principalmente, de la Psicohistoria y de la Ponerología o estudio del mal socialmente organizado. Los datos ofrecidos por su análisis y su compaginación revelan el abismo de perversión que se ha verificado a través de la Historia y que ha sido enmascarado o justificado con conceptos ampulosos y llamativos que sólo encubren serias anomalías de la mente y el cerebro de los líderes de Izquierda que han desarrollado dichas distorsiones. El resto de los capítulos son en general perfiles de diversos personajes que se han destacado históricamente dentro del psicopatológico accionar de la Izquierda.


LA IZQUIERDA PSICÓTICA
(selección)
por Kerry Bolton, 2013




Introducción


     Mucho se ha escrito sobre doctrinas, personalidades y movimientos izquierdistas en base al estudio de la Economía, la Historia, la sociología y la política. Poco ha sido escrito analizando a la Izquierda como un reflejo de los procesos mentales de sus ideólogos, organizadores y soldados rasos. Por otra parte, existe un corpus relativamente grande de material que ha estudiado a la "Derecha", a menudo sinónima de "nazismo", como una aberración psicológica de la Historia. Incluso la Derecha conservadora es generalmente descrita en términos psicológicos como "regresiva" y "represiva", mientras que lumbreras izquierdistas como Karl Marx son tratadas como economistas y sociólogos legítimos.

     Sin embargo, la psicología proporciona una explicación adicional y conclusiva de fenómenos históricos e ideológicos. La Psicohistoria ha sido desarrollada en años recientes para este propósito, aunque los estudios acerca de la Izquierda siguen siendo pocos. Ése no fue siempre el caso. Durante fines del siglo XIX y principios del XX, con la aparición del Socialismo, se estaban realizando análisis psicológicos de dicho movimiento por parte de observadores penetrantes como el doctor Max Nordau y el doctor Lothrop Stoddard, y estudios de la psicología de las masas por Gustave Le Bon y Friedrich Nietzsche. El hecho de que ese estudio psicológico de la Izquierda y de la rebelión social fuera abruptamente detenido indica que las fuerzas de la Izquierda fueron victoriosas, a pesar de lo que generalmente se cree en cuanto a la implosión de la URSS y la aparición de la economía de libre mercado o "neo-liberal" en muchos Estados occidentales. Las doctrinas izquierdistas son de hecho omnipresentes a través de gran parte de Occidente, incluyendo aquellas consideradas como profundamente capitalistas. El extendido uso del término "Corrección Política", sin embargo, da realmente algún entendimiento en cuanto al carácter de las ideas izquierdistas en todas partes de la sociedad.

     La Izquierda, despojada de su fachada ideológica en que ha sido envuelta por teorías de economía y sociología, es simplemente un medio para arrastrar a la Humanidad al denominador común más bajo en nombre de la "igualdad". Una facción durante la Guerra Civil inglesa del siglo XVII lógicamente se llamó a sí misma los "Niveladores" [Levellers], y la "nivelación" de la sociedad sigue siendo el objetivo último de la Izquierda. El hecho de que prácticamente todos los políticos, clérigos, periodistas y académicos, incluyendo aquellos llamados "conservadores", hoy rinden homenaje a la "igualdad", es el testimonio del triunfo de las premisas fundamentales de la Izquierda. En los términos más simples, la Izquierda es aquello a lo que Stoddard se refirió como la "rebelión contra la civilización". Bajo el nombre de "igualdad" ha sido provocado más sufrimiento y muerte sobre la "Humanidad" que probablemente por cualquier otro slogan en la Historia. Ya que la "igualdad" es un fantasma, debe ser finalmente impuesto cortando literalmente la cabeza de la sociedad —los más cultivados e inteligentes— hasta que haya "igualdad de sufrimiento" al mismo mediocre nivel de la existencia. Aquello ocurrió en la Rusia bolchevique y en la Francia jacobina, y está sucediendo hoy a niveles más sutiles.

     Un estudio psicohistórico de la Izquierda no debería ser confundido con un ataque ad hominem contra individuos. Ésa es la táctica de la Izquierda para difamar y ridiculizar a aquellos a quienes ella se opone. Más bien, el objetivo es entender las motivaciones de los ideólogos, líderes, organizadores y seguidores de la Izquierda, y ver cómo la Izquierda es la manifestación intelectualizada de la mentalidad de sus fundadores y adherentes.



1. Usos Políticos y Abusos de la Psicología


     La "Derecha" del espectro político, incluyendo valores sociales y morales que hasta hace poco han sido considerados como normales, durante aproximadamente ochenta años ha sido objeto de menosprecio y análisis tendenciosos no sólo política y sociológicamente sino también psicológicamente.

     El impulso para un análisis psicológico de la Derecha, incluyendo la moralidad normal, que es considerada ahora como latentemente "fascista", fue conducido por la Escuela de Frankfurt de la Teoría Crítica, la cual, con el ascenso de Hitler, fue transferida en masa a Estados Unidos bajo los auspicios de la Universidad de Columbia. Allí fue restablecida en Nueva York como el Instituto de Investigación Social. El documento germinal publicado por ese círculo, encabezado por Theodor Adorno, fue "La Personalidad Autoritaria"(1950), un estudio psicológico que pretendía mostrar, por medio del análisis estadístico basado en una Escala "F" (de Fascismo), que los valores tradicionales en la moralidad requerían una reorientación psicológica porque ellos eran síntomas de un "fascismo" latente. En particular, la familia patriarcal fue atacada como la institución raíz para el cultivo de una mentalidad "fascista".

     Mientras los científicos sociales izquierdistas procuraron mostrar que los valores conservadores son psicológicamente anormales, hubo un movimiento simultáneo para mostrar que los izquierdistas tienen valores normales que liberan al individuo de la represión que da origen a la neurosis. Lo que se requería era un"Estado terapéutico" basado en doctrinas freudiano-marxistas para "curar" a las masas de personas de su neurosis mediante políticas estatales. Si eso no se hacía, el resultado sería el retorno del "fascismo".

     Sin embargo, Stanley Rothman y Samuel Lichter en su estudio psicohistórico de los judíos en la Nueva Izquierda estadounidense, declaran que los estudios de los científicos sociales han sido ideados para mostrar que los izquierdistas poseen valores positivos y normales. Ellos escriben que en EE.UU. y en menor grado en Europa la mayor parte de «los comentarios y estudios "científicos" del movimiento estudiantil concordaban en que los jóvenes radicales representaban lo mejor de sus sociedades». Rothman y Lichter indican que los estudios involucraron a muy pequeñas cantidades y que las simpatías de los examinadores estaban con la política de sus sujetos de estudio. Ese círculo de científicos sociales produjo una serie de estudios «que parecían demostrar que los estudiantes radicales eran democráticos, humanitarios, psicológicamente sanos y moralmente avanzados. (...) Todos esos estudios críticos son o bien impresionistas o basados en pequeñas muestras» [1]. Ellos escribieron:

     «Muchos científicos sociales atribuyeron muchas características de personalidad o visiones políticas "positivas" a la Nueva Izquierda, en gran parte porque sus cuestionarios fueron o elaborados de tal manera que asignaban tales atributos a estudiantes radicales casi por definición, o porque los estudiantes... sabían cómo responder "apropiadamente" a las preguntas planteadas»(Ibid. p. 55).

[1] S. Rothman y S. R. Lichter, Roots of Radicalism: Jews, Christians and the New Left, Nueva York, 1982, pp. 50-52.


     De ahí que haya persistido la idea de que la "Derecha" está basada en los valores de los mentalmente disfuncionales, centrados en la familia patriarcal, la que gurúes de la Nueva Izquierda como Erich Fromm afirmaron que era el lugar de incubación del autoritarismo y el "fascismo"[2]. Rothman y Lichter son críticos con respecto a la Escuela de Frankfurt y del uso de la llamada "Escala F" para descubrir tendencias "fascistas" como tipos de personalidad. Ellos sostienen que "La Personalidad Autoritaria"fue un estudio destinado a confirmar las opiniones preconcebidas de los autores (Ibid. p. 60).

[2] Erich Fromm, Escape from Freedom, Nueva York, 1941, p. 36.


     Sin embargo, los estudios de Rothman y Lichter de los estudiantes de la Nueva Izquierda encontraron que «los radicales eran significativamente más probable que los moderados que manifestaran tendencias hacia una identidad negativa, a entregarse al masoquismo y a tratar a la gente como conceptos». Los radicales judíos típicamente manifestaban una tendencia a escapar de una madre dominante, mientras que los radicales no-judíos consideraban a sus padres varones como más dominantes, pero defectuosos (Ibid. p. 286).

     Aunque la síntesis de Freudismo y Marxismo fuera inaceptable para los estalinistas, y los Teóricos Críticos fueran rechazados por el Partido Comunista alemán, la URSS encontró la psiquiatría como un medio útil para silenciar a los "disidentes" sometiéndolos al examen psiquiátrico y diagnosticándolos rutinariamente como esquizofrénicos, después de lo cual ellos eran confinados a un manicomio, y por consiguiente el anti-sovietismo era identificado como una forma de psicosis. El Occidente democrático tampoco fue contrario a la utilización de la psiquiatría para desacreditar a los disidentes. El famoso poeta Ezra Pound, que había transmitido por radio en favor de la Italia fascista durante la Segunda Guerra Mundial, recibió un tratamiento similar en su forzoso retorno desde Italia a EE.UU. después de la guerra, habiendo sido primero confinado a una jaula al aire libre por las fuerzas de ocupación estadounidenses en Italia. Para evitar la publicidad de un proceso por traición de uno de los más eminentes de los literati del mundo, Pound fue encerrado en el manicomio de St. Elizabeth.


Uso de la Psiquiatría contra Disidentes en el Occidente Liberal

     La Derecha ha seguido siendo retratada como una aberración mental, ya sea en sus formas Hitleristas más extremas, o simplemente como los valores conservadores acerca de la familia. Tales valores están siendo retratados como regresivos, siguiendo el trabajo de la Escuela de Frankfurt de Adorno, Fromm et alia.

     En efecto, el doctor Thomas Szasz, profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Syracuse y en la New York Upstate Medical University, y un crítico eminente de la psiquiatría freudiana, han escrito que «estamos reemplazando los controles sociales justificados por la raza por controles sociales justificados por el diagnóstico psiquiátrico». Ésa fue precisamente la recomendación de Adorno y su equipo al escribir "La Personalidad Autoritaria". Szasz cita el caso del general Edwin Walker, una víctima primaria de la caza de brujas de la época de Kennedy contra los "derechistas" en el ejército. Walker fue obligado a dimitir debido a su programa de educación anti-comunista entre las fuerzas militares estadounidenses en Alemania [3].

[3] Major Arch E. Roberts, Victory Denied, Colorado, 1972, pp. 161-185.


     Aparentemente el conflicto liberal estadounidense con la URSS y el estalinismo no se suponía que debía extenderse a un examen de la ideología comunista, lo cual podría llegar incómodamente cerca del "extremismo derechista" y el "fascismo". El general Walker, después de su dimisión forzosa, se convirtió en un destacado luchador contra la desegregación, el comunismo y el liberalismo. Walker asistió al gobernador Ross Barnett en la conducción de la resistencia de masas contra la desegregación de la Universidad de Mississippi, hecha cumplir por la invasión de dicho Estado por tropas federales en 1962. Szasz escribe del caso de Walker:

     «Detenido por cuatro acusaciones federales, que incluían "incitar, ayudar e involucrarse en una insurrección contra las autoridades de Estados Unidos", Walker fue llevado ante un comisario estadounidense y arrestado, quedando pendiente el pago de una fianza de 100.000 dólares. Mientras él hacía preparativos para pagar la fianza, el ministro de Justicia Robert Kennedy ordenó que Walker fuera llevado en un avión del gobierno a Springfield, Missouri, para ser encarcelado en el Centro Médico Estadounidense para Prisioneros para "observación psiquiátrica" bajo la sospecha de que él era mentalmente incapaz de ser sometido a juicio.

     «El artículo acerca de Walker en Wikipedia no menciona esto ni la subsiguiente confrontación entre el equipo legal de Walker y el equipo psiquiátrico del gobierno. Al lector sólo se le dice que Walker "pagó la fianza y volvió a casa a Dallas, donde fue saludado por una muchedumbre de partidarios. Después de que un jurado de acusación federal fue suspendido en Enero de 1963 sin procesarlo, las acusaciones fueron retiradas"» [4].

[4] Thomas Szasz, "The Shame of Medicine: The Case of General Edwin Walker", en The Freeman, vol. 59 Nº 8, Oct. 2009.


     Szasz es capaz de escribir acerca del caso de Walker desde la experiencia de primera mano, ya que a él se le pidió asesorar al equipo legal de Walker. De particular interés aquí es lo que Szasz escribe:

     «Yo resumí la evidencia para mi opinión de que la psiquiatría es una amenaza para las libertades civiles, sobre todo para las libertades de individuos estigmatizados como "derechistas", ilustrado por el famoso caso de Ezra Pound, que fue encarcelado durante 13 años mientras el gobierno aparentemente esperaba que los "médicos" de él restauraran su capacidad para ser sometido a juicio. Ahora los Kennedy y sus psiquiatras estaban en el proceso de hacer lo mismo a Walker» (Ibid.).

     Szasz dijo al equipo legal que no sería útil tratar de abogar por la liberación de Walker sobre la base de la verdad. Sin embargo, el testigo experto de la defensa, el doctor Robert L. Stubblefield, psiquiatra jefe del Centro Médico del Sudoeste en Dallas, fue capaz de exponer al doctor Manfred Guttmacher, durante un largo tiempo funcionario médico jefe en la Corte Suprema de la ciudad de Baltimore, como "un malvado charlatán", como Szasz lo declara. Walker fue declarado mentalmente apto, y un jurado de acusación federal rechazó someterlo a proceso.

     Szasz declara que incluso el senador Barry Goldwater dos años más tarde, como el candidato presidencial Republicano, fue un objetivo de la politizada psiquiatría:

     «Menos de dos años más tarde, mi opinión de que la psiquiatría estadounidense organizada se estaba haciendo abiertamente política, buscando la anulación existencial y la destrucción psiquiátrica de individuos que no compartían las opiniones "progresistas" de la Izquierda liberal del establishment psiquiátrico, recibió posteriormente un espectacular apoyo. En 1964, cuando el senador Barry Goldwater era el candidato Republicano para Presidente, 1.189 psiquiatras declararon públicamente —sin el beneficio del examen— que Goldwater era "psicológicamente no apto para ser el Presidente de Estados Unidos". Muchos ofrecieron un diagnóstico de "esquizofrenia paranoide" como la base para su juicio» (Ibid.).

     El uso de la psiquiatría para marginar a los opositores políticos al dogma izquierdista-liberal obviamente no es una mera ilusión paranoide de la Derecha. De ahí que, por ejemplo, el Proyecto Nizkor, que se especializa en difamar a derechistas como "negadores del Holocausto", haga uso de un término psiquiátrico al describir al "movimiento de milicia" estadounidense como "paranoide" [5].

[5] "Paranoia as Patriotism: Far Right Influences on the Militia movement", The Nizkor Project,
http://www.nizkor.org/hweb/orgs/american/adl/paranoia-as-patriotism/minutemen.html


     Sin embargo la Izquierda, a pesar de manifestar las formas más extremas de sadismo desde la Revolución francesa de 1789-1792, ha evitado en gran parte el análisis psicológico crítico. La Izquierda es aceptada ahora como normal, y los adherentes de su variante más extrema —el comunismo— pueden mantener respetables posiciones en el mundo académico, y tener sus libros publicados por los grandes editores, mientras que los adherentes de la Derecha son marginados, e incluso sacados a la fuerza de las profesiones.

     Por otra parte, Karl Marx, por ejemplo, sigue siendo celebrado entre respetables sectores como un contribuyente original y valioso de la sociología y la teoría económica. Si bien Jim Jones es generalmente percibido como un trastornado, él es considerado dentro del contexto de cualquier otro líder de secta, como David Koresh. Lo que es raramente comprendido es que Jones fue un importante apóstol de la Izquierda, celebrado por el Establishment Demócrata liberal estadounidense, aunque su perfil psicológico es comparable a otros izquierdistas todavía considerados como modelos de valores democráticos y liberales.



2. La Izquierda y la Personalidad Degenerativa

     «La Psicohistoria es la ciencia de las motivaciones históricas que combina las ideas de la psicoterapia con la metodología de investigación de las ciencias sociales para entender el origen emocional del comportamiento social y político de grupos y naciones, del pasado y del presente» [6].

[6] The Association for Psychohistory, http://www.psychohistory.com/


     La Psicohistoria fue formalizada como una nueva rama de las ciencias sociales por Lloyd deMause, director del Institute for Psychohistory, editor del Journal of Psychohistory y presidente de la International Psychohistorical Association. La psicohistoria sin embargo tiene una prosapia más antigua en los escritos sobre la psicología de masas de Gustave Le Bon en The Crowd (1895), de Max Nordau, et alia. A pesar de los orígenes conservadores de tales estudios psico-sociológicos, comparativamente poco parece haber sido escrito acerca de la psicosis de la Izquierda desde "Revolt Against Civilisation"de Lothrop Stoddard, con la excepción de informes académicos del australiano John Ray, y el estudio de los judíos en la Nueva Izquierda de Rothman y Lichter. Sin embargo, es la Izquierda y sus numerosas variaciones la que sigue realizando disturbios en las calles y persiguiendo a la academia, las Iglesias, las burocracias estatales y las escuelas, a menudo bajo el nombre de "corrección política", y sin la comprensión pública en cuanto a los orígenes y mentalidad de las fuerzas que todavía están actuando.


Nordau acerca de los Matoides

     El médico y sociólogo húngaro doctor Max Nordau escribió acerca de la degeneración de la cultura y la filosofía como un síntoma de degeneración mental y moral. Escribiendo en 1895, Nordau proporcionó una temprana perspectiva psico-histórica en cuanto a las revoluciones izquierdistas. Esa teoría fue desarrollada varias décadas más tarde por el estadounidense doctor Lothrop Stoddard, que describió tales agitaciones como la "rebelión contra la civilización" (The Revolt Against Civilization: The Menace of the Under-Man, 1922). Esa teoría establece que los valores civilizados son una carga insoportable para los mentalmente subnormales, entre los que se incluyen tanto el "genio desequilibrado" como el criminal común. De ahí que la "rebelión contra la civilización" sea racionalizada como una doctrina política para el derrocamiento del orden social, y el desencadenamiento de la depravación reprimida. En resumen: la Izquierda es sociopatía racionalizada.

     Nordau describió varios tipos de marginalidad social, la que a menudo incluye a los altamente inteligentes:

     «Un gran número de diferentes designaciones ha sido encontrado para estas personas. Maudsley y Ball los llama "habitantes de la zona fronteriza", es decir, moradores del área fronteriza entre la razón y la locura pronunciada. Magnan les da el nombre de "degenerados superiores", y Lombroso [el fundador de la criminología] habla de "matoides" (de matto, la palabra italiana para insano)» [7].

[7] Max Nordau, Degeneration, Nueva York, 1895, p. 18.


     Esos "matoides" o "habitantes de la zona fronteriza" proporcionan los líderes de las agitaciones sociales, mientras que los tipos que podrían ser típicamente encontrados en el submundo criminal proporcionan las muchedumbres. Nordau declara:

     «Aquello de lo cual carecen casi todos los degenerados es del sentido de moralidad y de lo correcto e incorrecto. Para ellos no existe la ley, ni la decencia, ni la modestia. A fin de satisfacer cualquier impulso momentáneo, o inclinación, o capricho, ellos cometen delitos e infracciones con la mayor tranquilidad y auto-complacencia, y no comprenden que otras personas se ofenden. Cuando ese fenómeno está presente en un alto grado, hablamos de "locura moral" con Maudsley; hay, sin embargo, etapas inferiores en las cuales el degenerado no comete, quizá, ningún acto que lo ponga en conflicto con el código penal, pero al menos afirma la legitimidad teórica del delito; él busca, con filosófica altisonancia, demostrar que "bueno" y "malo", virtud y vicio, son distinciones arbitrarias; entra en éxtasis cuando se refiere a malhechores y sus hechos; profesa descubrir bellezas en las cosas más bajas y repulsivas, e intenta despertar interés, y una supuesta "comprensión", por cada bestialidad. Las dos raíces psicológicas de la locura moral, en todos sus grados de desarrollo, son, en primer lugar, el egoísmo ilimitado, y, en segundo lugar, la impulsividad, es decir, la incapacidad de resistirse a un impulso repentino para cualquier hecho; y estas características también constituyenlos principales estigmas intelectuales de los degenerados» (Ibid. pp. 18-19).

     Los tipos psicológicos que Nordau estaba describiendo son conocidos ahora como Narcisistas y Sociópatas. Como Nordau mencionó, esos "matoides" formulan filosofías y teorías para intelectualizar y justificar su odio contra los valores civilizados, que ellos procuran destruír. Los narcisistas y sociópatas son tipos comunes entre los líderes de la Izquierda. Nordau consideró cómo el "matoide" usa la revolución como una salida para impulsos destructivos:

     «En vista de las investigaciones de Lombroso [Lombroso, La Physionomie des Anarchistes, 1891, p. 227] apenas puede dudarse de que los escritos y los actos de revolucionarios y anarquistas son también atribuíbles a la degeneración. El degenerado es incapaz de adaptarse a las circunstancias existentes. Esa incapacidad, en efecto, es una indicación de la variación mórbida en cada especie, y probablemente una causa primaria de su repentina extinción. Él por lo tanto se rebela contra las condiciones y visiones de las cosas, que él necesariamente siente que son dolorosas, principalmente porque ellas imponen sobre él el deber del auto-control, del cual él es incapaz debido a su orgánica debilidad de la voluntad. Así, él se convierte en un mejorador del mundo, e inventa planes para hacer feliz a la Humanidad, los cuales, sin excepción, se destacan precisamente tanto por su ferviente filantropía, y a menudo patética sinceridad, como por su absurdo y su monstruosa ignorancia de todas las relaciones reales» (Ibid. p. 22).

     Esos "matoides"—narcisistas y sociópatas—, si ellos fueran de menor inteligencia, serían criminales comunes: violadores, atracadores, ladrones y matones. En cambio, debido a su inteligencia, ellos canalizan sus impulsos destructivos en políticas y teorías destructivas: en la Izquierda. Ellos reclutan a sus seguidores tanto entre criminales comunes como en neuróticos.

     Son los "matoides" los que proporcionan la justificación filosófica para la violencia hecha contra los valores civilizados en nombre de la "libertad", y que continúan siendo respaldados por la intelectualidad de hoy, ella misma a menudo de tipo narcisista, como "grandes pensadores". Nordau escribió de ellos:

     «"El degenerado", dice Legrain [Paul Maurice Legrain, Du Délire chez les Dégénérés, París, 1886, p. 11] puede ser un genio. Una mente mal equilibrada es susceptible de las concepciones más altas, mientras que, por otra parte, uno se encuentra en la misma mente con rasgos de tacañería y mezquindad que son tanto más chocantes por el hecho de que ellos coexisten con las cualidades más brillantes. "En cuanto al intelecto de ellos, ellos pueden" (dice Jacques Roubinovitch, Hystérie Male et Dégénérescence, París, 1890, p.33) "llegar a un alto grado de desarrollo, pero desde un punto de vista moral, su existencia está completamente trastornada... Un degenerado empleará sus brillantes facultades también al servicio de algún gran objetivo, como en la satisfacción de las propensiones más bajas (Lombroso ha citado un gran número de indudables genios que eran igualmente indudables matoides, grafomaníacos o pronunciados lunáticos)» (Ibid. pp. 32-33).

     La Izquierda en general, sea que se llame socialdemócrata, comunista o liberal, se enmascara como la ola del futuro. La misma palabra "Izquierda" ha sido hecha sinónima de "progreso", mientras que cualquier individuo, doctrina o institución que se opone al izquierdismo es menospreciado como regresivo. Sin embargo, como Nordau indicó hace más de un siglo, esos "progresistas" que quieren destruír la tradición y rehacer el mundo son realmente los heraldos del atavismo, del retorno a lo primitivo, ya sea en las artes, en la ética o en la política. Nordau continúa:

     «Reversión, recaída: éste es en general el ideal de este grupo que se atreve a hablar de libertad y progreso. Ellos desean ser el futuro. Ésta es una de sus principales pretensiones. Es uno de los medios mediante los cuales ellos atrapan al número más grande de mentecatos. Hemos visto, sin embargo, en todos los casos individuales, que eso no es el futuro sino el pasado más olvidado y más lejano. Los degenerados susurran y tartamudean, en vez de hablar. Ellos pronuncian gritos monosilábicos, en vez de construír frases gramatical y sintácticamente articuladas. Ellos dibujan y pintan como niños, quienes ensucian mesas y paredes con sus dañinas manos. Ellos componen música como la de los amarillos nativos de Asia del Este. Ellos confunden todas las artes, y las llevan de vuelta a las formas primitivas que ellas tenían antes de que la evolución las diferenciara. Cada una de sus cualidades es atávica, y sabemos, además, que el atavismo es una de las señales más constantes de la degeneración» (Ibid. p. 555).

     Nordau escribió acerca de esas supuestas tendencias "progresistas" en las artes, la filosofía y la política como siendo en realidad un retorno a lo primitivo sobre las ruinas de la civilización:

     «La "libertad" y la "modernidad", el "progreso" y la "verdad" de esos sujetos no son los nuestros. No tenemos nada en común con ellos. Ellos desean la auto-indulgencia; nosotros deseamos trabajar. Ellos desean ahogar la conciencia en el inconsciente; nosotros deseamos reforzar y enriquecer la conciencia. Ellos desean la ideación evasiva y la charla incoherente; nosotros deseamos la atención, la observación y el conocimiento. El criterio por el cual los verdaderos modernos pueden ser reconocidos y distinguidos de los impostores que se llaman a sí mismos modernos puede ser éste: Quienquiera que predique la ausencia de disciplina es un enemigo del progreso; y quienquiera que adore su "Yo" es un enemigo de la sociedad. La sociedad tiene como su primera premisa el amor de buen vecino y la capacidad para el auto-sacrificio; y el progreso es el efecto de una subyugación cada vez más rigurosa de la bestia que habita en el hombre, de un dominio de sí mismo cada vez mayor, y de un sentido cada vez más agudo del deber y la responsabilidad. La emancipación por la cual nos esforzamos es la del juicio, no la de los apetitos» (Ibid. p. 560).

     Si Nordau estuviera escribiendo hoy más bien que en 1895, él sería diagnosticado como poseedor de una "personalidad autoritaria" en necesidad de curación, y como un incipiente "fascista", probablemente incluso como un "anti-semita"—si no tomamos en cuenta su ascendencia judía y el papel que él tuvo, en su vida posterior, en el movimiento sionista— por Adorno y los otros de la Escuela de Frankfurt.


Hipótesis de Interacción entre la Sabana y el CI

     En años recientes, el doctor Satoshi Kanazawa ha apoyado lo que él llama la "Hipótesis de Interacción Sabana-CI". Ésta sugiere que la razón por la cual los individuos inteligentes son atraídos a causas izquierdistas-liberales es que hay una diferencia en los tipos de inteligencia, uno acerca de la supervivencia evolutiva y otro acerca de la búsqueda de lo nuevo. La "inteligencia general" evolucionó sobre la base de lo que es familiar y por lo tanto, en términos políticos, es "conservador". Sociológicamente, ella es tribalista y nacionalista, ya que el altruísmo estaba basado en el compartir y en la cooperación con aquellos que están más estrechamente relacionados. Esto tiene el valor de supervivencia, sobre todo donde hay competencia por recursos entre grupos emparentados. Hoy, esa competición básica existe todavía entre naciones. Los individuos con alto CI, sin embargo, es más probable que busquen nuevas situaciones e ideas, de acuerdo a la "Hipótesis de Interacción Sabana-CI", y descarten el altruísmo de parentesco en favor del altruísmo a una escala mundial, que es la definición de Kanazawa de "liberal". Eso sin embargo no tiene el valor de supervivencia evolutiva, y en una situación de supervivencia sería auto-destructivo. Kanazawa y Perina escriben:

     «Es importante notar que, aunque la teoría de la evolución de la inteligencia general propone que ésta originalmente evolucionó para solucionar problemas adaptativos evolutivamente nuevos y no-recurrentes, la Hipótesis de Interacción entre Sabana y CI no sugiere que las preferencias y valores evolutivamente nuevos que los individuos más inteligentes con mayor probabilidad adquirirán y apoyarán sean necesariamente adaptativos y que aumenten su éxito reproductivo en el actual medioambiente. No es obvio que ser un izquierdista liberal... aumente el éxito reproductivo hoy. Y algunas de las preferencias evolutivamente nuevas que los individuos más inteligentes con mayor probabilidad adquirirán y adoptarán, como el consumo de alcohol, tabaco y drogas psicoactivas, son manifiestamente perjudiciales para la salud y la supervivencia. La Hipótesis de Interacción entre la Sabana y el CI no predice que los individuos más inteligentes más probablemente adquirirán y adoptarán preferencias y valores saludables y adaptativos, sino sólo evolutivamente nuevos» [8].

[8] Satoshi Kanazawa y Kaja Perina, "Why More Intelligent Individuals Like Classical Music", Enero 2011, http://personal.lse.ac.uk/Kanazawa/pdfs/JBDM2012.pdf
Véase también Satoshi Kanazawa, "Why Liberals and Atheists Are More Intelligent", 2012, http://personal.lse.ac.uk/Kanazawa/pdfs/SPQ2010.pdf

     Si aceptamos la Hipótesis de Kanazawa de que aquellos con alto CI son atraídos a la izquierda porque ellos buscan lo nuevo, ¿contradice eso lo que Nordau y Stoddard observaron en intelectuales izquierdistas —en alianza con los menos inteligentes— como el deseo de destruír la civilización y volver a lo primitivo? Sugiero que en la civilización, la atracción de lo primitivo —o lo que los filósofos liberales del siglo XVIII anunciaban como un retorno a la "Naturaleza"— representa realmente lo "nuevo", la "novedad". Ese "retorno a la Naturaleza" fue anunciado como "progresista", y es todavía la base de gran parte de la Izquierda, que recurre a lo primitivo en su psicología de masas. Lo que es llamado "novedoso" implica la represión de la antigua herencia genética de alguien que está basada en la experiencia acumulada por los antepasados a través de los milenios. En efecto, la "cultura" misma está fundada en la experiencia acumulada, y aquí hay otra razón, yo sugiero, de por qué los "muy inteligentes" son atraídos a un retorno a lo primitivo en las artes: al buscar la "novedad" ellos buscan la inspiración en lo exótico, como en las culturas primitivas de África.

     Sugiero por lo tanto que lo que puede ser dicho de aquellos individuos inteligentes que tienen una compulsión por seguir detrás de los seductores de cada "nueva causa", es que a pesar de su "inteligencia" ellos toman decisiones estúpidas; estúpidas en tanto que sus creencias no provienen de la realidad. Ellas son, en resumen, ilusorias. Examinaremos las opciones de vida de tales individuos "inteligentes" en su búsqueda de la novedad.



3. La Rebelión del Infra-Hombre


Sociópatas Condujeron la Revolución Bolchevique

     Lothrop Stoddard, cuyas obras llegaron a ser ampliamente leídas a principios del siglo XX, escribiendo después de la agitación bolchevique que había reducido a Rusia a un infierno, tomó el tema de la degeneración mental y física como causas de la rebelión contra los valores civilizados por parte de lo que él llamó el "infra-hombre". Dando una descripción de los tipos de personalidad de los bolcheviques y sus métodos de sadismo, Stoddard escribió:

     «Sería extremadamente instructivo si los líderes bolcheviques pudieran ser psicoanalizados. Ciertamente muchos de sus actos sugieren estados mentales peculiares. Las atrocidades perpetradas por algunos comisarios bolcheviques, por ejemplo, son tan repugnantes que ellas parecen explicables sólo por aberraciones mentales como la manía homicida o la perversión sexual conocida como sadismo.

     «Uno de tales exámenes científicos de un grupo de líderes bolcheviques ha sido hecho. En el momento del Terror Rojo en la ciudad de Kiev, en el verano de 1919, los profesores médicos de la Universidad de Kiev no fueron tocados debido a su utilidad para sus amos terroristas. Tres de esos hombres eran competentes alienistas [psiquiatras] que fueron capaces de diagnosticar mentalmente a los líderes bolcheviques en el curso de sus deberes profesionales. Ahora su diagnóstico era que casi todos los líderes bolcheviques eran degenerados, con una mente más o menos enferma. Además, la mayor parte de ellos eran alcohólicos; una mayoría tenía sífilis, mientras muchos eran drogadictos...» (Stoddard, op. cit. cap. VI).

     Stoddard da una dramática ilustración de los roles que estaban siendo desempeñados en tales rebeliones, al citar el caso de un académico de filología internacionalmente aclamado, el profesor Timofie Florinsky de la Universidad de Kiev, que fue llevado ante el Tribunal Revolucionario y espontáneamente baleado por una de los "jueces" por dar una "respuesta irritante"a una pregunta. La homicida comisaria, Rosa Schwartz, una antigua prostituta, estaba ebria.

     El acontecimiento de Kiev está lleno de significado histórico y cultural. Era el choque de dos mundos, fundamentalmente ajenos entre sí pero coincidiendo en tiempo y espacio: la comisaria, una ex-prostituta borracha, mata en un instante de salvajismo primitivo al erudito. Tales escenas habían sido llevadas a cabo en masa por las muchedumbres durante la Revolución francesa, masas continuamente embotadas con alcohol y drogas, escenas llevadas adelante por prostitutas, piratas y criminales, y agitadas por sociópatas salidos de entre los elementos depravados de las clases superiores y medias.

     Si bien ahora parece ser considerado como anticuado referirse a lo que fue una vez extensamente llamado el Terror Rojo en la Rusia bolchevique, siendo llamada la atención durante setenta años casi completamente hacia los "crímenes de los nazis", la implementación de la política bolchevique en cuanto al terror muestra los síntomas del sadismo de masas en un sentido literal y psicótico. Hay que ir a los relatos de la época, sin embargo, para comprender el carácter del sadismo.

     Después de que el Ejército Blanco de Denikin derrotó a los bolcheviques en Odessa en Agosto de 1919, R. Courtier-Forster, capellán de las fuerzas británicas en Odessa y los puertos del Mar Negro, que habían sido mantenido cautivo por los bolcheviques, describió los horrores del bolchevismo. Él relató cómo en el barco "Sinope", el crucero más grande de la Flota del Mar Negro, algunos de sus amigos personales habían sido encadenados a tablones y lentamente empujados hacia los hornos del barco para ser asados vivos. Otros fueron castigados con el vapor de las calderas del barco. Se cometieron violaciones en masa, mientras la prensa soviética local debatía las posibilidades de nacionalizar a las mujeres. Los gritos de las mujeres siendo violadas y de otras víctimas, en lo que Courtier-Forster llamó la "Casa de Tortura Bolchevique", en la Plaza Catalina, podían ser oídos a cuadras alrededor, mientras en dicha plaza los bolcheviques trataban de amortiguar los gritos con el ruido de camiones tronando por toda la calle [9].

[9] R. Courtier-Forster, "Bolshevism, Reign of Torture at Odessa", London Times, 3 Dic. 1919, pp. 2-4.

     Cuando la Comisión Rohrberg de Investigación entró en Kiev después de que los soviéticos habían sido expulsados en Agosto de 1919, ella describió la "sala de ejecución" de la policía secreta bolchevique, la Cheka, como sigue:

     «Todo el suelo de cemento del gran cobertizo (la sala de ejecución de la Cheka departamental de Kiev) estaba inundado con sangre. Esa sangre ya no fluía sino que formaba una capa de varias pulgadas: era una mezcla horrible de sangre, cerebros, pedazos de cráneo, mechones de pelo y otros restos humanos. Todas las paredes estaban manchadas con sangre; pedazos de cerebros y cueros cabelludos estaban adheridos en ellas. Un canal de veinticinco cms. de ancho por veinticinco cms. de hondo y aproximadamente diez metros de largo corría desde el centro del cobertizo hacia un desagüe subterráneo. Ese canal en todo su largo estaba lleno hasta el tope con sangre... Usualmente tan pronto como la masacre había ocurrido los cuerpos eran sacados de la ciudad en camiones a motor y sepultados al lado de la tumba sobre la cual hemos hablado; encontramos en una esquina del jardín otra tumba que era más antigua y que contenía aproximadamente ochenta cuerpos. Allí descubrimos en los cuerpos rastros de las crueldades y mutilaciones más variadas e inimaginables. Algunos cuerpos estaban destripados, otros tenían sus miembros cortados, y algunos estaban literalmente cortados en pedazos. Algunos tenían sacados sus ojos, y la cabeza, cara, cuello y tronco cubiertos de profundas heridas. Posteriormente encontramos un cadáver con una estaca en el pecho. Algunos no tenían lenguas. En una esquina de la tumba descubrimos una cierta cantidad de brazos y piernas» [10].

[10] S. Melgunoff, La Terreur Rouge (Paris, 1927), citado por Leon de Poncins, The Secret Powers Behind Revolution, California, p. 149.

     Tal salvajismo atávico va aún más allá del asesinato de masas ordinario. Aquello es la psicosis de Jeffrey Dahmer, o de Edward Gein [11], intelectualizada como una ideología política con nobles ideales, que sigue teniendo adherentes con respetables posiciones en la academia.

[11] Jeffrey Dahmer mató a 17 hombres jóvenes entre 1978 y 1991, los refrigeró y comió partes de sus cuerpos. Edward Gein era un caníbal, necrófilo y saqueador de tumbas, que usaba partes de cuerpos para elaborar diversos objetos.


     El precursor de la Revolución bolchevique, la de Francia durante el período 1789-1792, desató una psicosis de masas de rebelión por parte de las heces de Francia, conducida por elementos sociopáticos de la intelectualidad. Tal como en las democracias liberales occidentales de hoy, la teoría es que el cambio de la estructura social puede eliminar la desigualdad. La doctrina de la Revolución francesa era un "retorno a la Naturaleza", una idolatrada e imaginativa interpretación de lo que se suponía era la Naturaleza, elaborada en los salones de la intelectualidad europea por escritores como Voltaire y Rousseau. Según esos ideólogos, la causa de la tiranía, la injusticia, la violencia y la desigualdad, era la civilización. Si la civilización misma pudiera ser desmantelada y la Humanidad devuelta a un supuesto inocente estado de naturaleza, entonces todos podrían vivir en un idílico estado de felicidad, paz y hermandad. Eso requiere la abolición de instituciones civilizadas como el matrimonio, la propiedad privada, la Iglesia, el Estado y la monarquía. Karl Marx actualizó la misma doctrina aproximadamente medio siglo más tarde. Ese atavismo es irónicamente anunciado como "progresista".

     El sociólogo francés Gustave Le Bon señaló en 1895:

     «La idea de que las instituciones pueden remediar los defectos de las sociedades, que el progreso nacional es la consecuencia del mejoramiento de instituciones y gobiernos, y que los cambios sociales pueden ser efectuados por medio de decretos, esa idea, digo, todavía es generalmente aceptada. Ése fue el punto de partida de la Revolución francesa, y las teorías sociales del día presente están basadas en ello» (Le Bon, The Crowd, p. 86).

     Le Bon más tarde escribió, después de la Revolución bolchevique, que el mismo atavismo que había afligido a Francia se estaba desplegando en Rusia:

     «La mentalidad bolchevique es tan vieja como la Historia. Caín, en el Antiguo Testamento, tenía la mente de un bolchevique. Pero es sólo en nuestros días que esa antigua mentalidad se ha encontrado con una doctrina política que la justifique. Ésta es la razón de su rápida propagación, que ha estado debilitando el viejo andamiaje social»[12].

[12] Gustave Le Bon, The World in Revolt, Nueva York, 1921, p. 179.



Infra-Hombres y Matoides: la Revolución Francesa

     El lector debe consultar la historia de Nesta H. Webster "La Revolución Francesa"(1919), que usa documentos contemporáneos tanto de jacobinos como de monárquicos, que dramáticamente trae a la vida la depravación y cobardía de las heces de Francia, conducidas por resentidos abogados matoides y aristócratas Orleanistas, y el heroísmo de aquellos leales al rey, incluso aquellos entre la gente común. Lo que es notable ahí es la manera en la cual la muchedumbre podía ser agitada en un frenesí de sangre con alcohol y narcóticos pagados por el duque de Orléans, primo del rey, que deseaba usurpar el Trono sobre las espaldas del submundo criminal que él había desatado.

     Si bien Webster fue ampliamente reconocida durante los años '20 por individuos bien posicionados como Winston Churchill y Lord Kitchener como una experta en cuanto a subversión y revolución y dio una serie de conferencias al Servicio Secreto británico, ella también reconoció la significación de los factores psicológicos en las agitaciones sociales. En una serie acerca de los protagonistas de la Revolución francesa publicada en el periódico del duque de Northumberland, The Patriot, Webster, recordando los estudios de Nordau, escribió que

     «un factor adicional de gran importancia al estudiar todos los tipos revolucionarios debe ser, sin embargo, tenido en cuenta: el de la anormalidad física o mental. Dicha condición puede ser sólo pasajera; muchos hombres jóvenes pasan por un período de fiebre revolucionaria y después se asientan para ser miembros útiles de la sociedad. Pero el revolucionario crónico será por lo general encontrado exhibiendo alguna peculiaridad de mente o cuerpo. Eso fue particularmente así entre los líderes de la Revolución francesa. (...) La "grisácea palidez" de Saint-Just... fue descrita por un contemporáneo como característica de la mayor parte de los revolucionarios de la época de él. El hígado sin duda jugó una parte en la ferocidad de ellos» [13].

[13] Nesta H. Webster, "Monsters Behind the French Revolution: Carrier and a Few Other Terrorists", Revolutionary Portraits V, The Patriot, 15 de Junio de 1922.

     Si bien la alusión de Webster a las aparentemente generalizadas condiciones del hígado de los revolucionarios podría parecer ser un pensamiento anticuado, su comentario es legítimo. Más específicamente, la enfermedad del hígado puede ser un síntoma de disfunción psicológica. Anormalidades fisiológicas, y específicamente neurológicas, estaban presentes en Lenin, por ejemplo.

     De la clase de los infra-hombres que sin embargo se elevaron hasta la cumbre del régimen jacobino, la "clase criminal" debe ser encontrada en cada revolución. Aquéllos son los sociópatas que llenaban las filas de la bolchevique Cheka y el NKVD [ministerio del Interior soviético] y de su equivalente jacobino durante el "Régimen del Terror". Webster escribe: "Varios hombres que subieron al poder en la primera revolución francesa eran simplemente criminales comunes". De varios ejemplos dados por Webster de lumbreras revolucionarias, Jean Louis Carra, editor de los Annales Patriotiques, "había sido culpable de robar a una viuda y había estado dos años en la cárcel por robo". Como veremos en cuanto a la Nueva Izquierda de nuestro propio tiempo, criminales comunes como Andreas Baader adoptaron teorías revolucionarias como una dimensión añadida a su sociopatía.

     La historia de la Revolución francesa de Hipólito A. Taine, quien, al igual que Webster, usó documentos contemporáneos, es también instructiva en cuanto al carácter patológico tanto de los líderes jacobinos como de sus seguidores. Es significativo que la ciudad portuaria de Marsella, que atrajo a las heces de los puertos del Mediterráneo, fuera una de las primeras en sucumbir a la muchedumbre. Taine describió el carácter de la muchedumbre conducida por los jacobinos, que evoca precisamente la imagen de la "rebelión del infrahombre" de Stoddard:

     «Su ciudad principal que contaba con 120.000 almas, en la cual los riesgos comerciales y marítimos fomentan espíritus innovadores y aventureros; en la cual la vista de fortunas repentinamente adquiridas y gastadas en placeres sensuales debilita constantemente toda estabilidad de carácter; en la cual la política, como la especulación, es una lotería que ofrece sus premios a la audacia; además de todo esto, un puerto franco y un lugar de reunión para nómadas sin ley, gente de mala reputación, sin ocupación estable, bribones y canallas, los cuales, como algas desarraigadas que se descomponen, vagan de costa en costa alrededor del círculo entero del Mar Mediterráneo; una verdadera cloaca llena con las heces de veinte civilizaciones corruptas y semi-bárbaras, donde la escoria del crimen vomitada desde las prisiones de Génova, Piamonte, Sicilia, y en realidad de toda Italia, de España, del Archipiélago y del Norte de África, se acumula y fermenta. No me extraña que en tal tiempo el reinado de la muchedumbre sea establecido allí más pronto que en otras partes. Después de muchas explosiones, ese reinado es inaugurado el 17 de Agosto de 1790, por medio de la remoción del señor Lieutaud, una especie de burgués y moderado Lafayette, que comandaba la Guardia Nacional, alrededor del cual se reúne una mayoría de la población, todos hombres "honestos o no, que tienen algo que perder". Después de que él es expulsado, luego proscrito y luego encarcelado, ellos mismos renuncian, y Marsella pertenece a la clase baja, a 40.000 indigentes y canallas conducidos por el club [jacobino]» [14].

[14] H. A. Taine, The Origins of Contemporary France, The French Revolution, vol. 2, libro 2 cap.IV.


     Una información oficial de la población de Marsella confirma las opiniones de historiadores anti-jacobinos, incluyendo la afirmación de que la muchedumbre estaba siendo pagada. El escritor nota que esa canalla consistía en individuos carentes de cualquier raíz en cuanto a nación, familia u oficio. Aquéllos son los mismos tipos de carácter que llenan las filas tanto de la Vieja como de la Nueva Izquierda del presente. El funcionario escribió:

     «Muchísimos forasteros de Francia e Italia son atraídos allí por la sed de ganancia, el amor al placer, la necesidad de trabajo, y un deseo de escapar de los efectos de la mala conducta. Individuos de ambos sexos y de toda edad, sin lazos de país o parentesco, sin profesión, sin opiniones, presionados por necesidades diarias que se multiplican por hábitos depravados, procurando satisfacerlos sin demasiado esfuerzo, siendo encontrados antes los medios para ello en muchas operaciones manuales del comercio, individuos extraviados durante la Revolución y, posteriormente, asustados por el partido dominante, acostumbrados lamentablemente en ese entonces a recibir una paga por participar en la lucha política, y ahora reducidos a vivir de distribuciones casi gratuitas de comida, a comerciar pequeños artículos, y a tener ocupaciones serviles que raramente ofrecen oportunidades; en resumen, a estafar. Tal es lo que el observador encuentra en aquella parte de la población de Marsella más a la vista; impacientes por aprovecharse de cualquier cosa que ocurra, fácilmente persuadidos, activos por sus necesidades, yendo en tropel a todas partes, y apareciendo muy numerosos... Funcionarios civiles y comisionados de distrito todavía pertenecen, en su mayor parte, a aquella clase de hombres que la Revolución había acostumbrado a vivir sin trabajar, a hacer de aquellos que compartían sus principios los beneficiarios de los favores de la nación, y finalmente, a recibir contribuciones de salas de juegos y burdeles. Esos comisionados dan aviso a sus protegidos, incluso a los criminales, cuando las órdenes de detención contra ellos debían ser ejecutadas» [15].

[15] "Archives Nationales", F7, 7171, No. 7915. Reporte sobre la Situación en Marsella, por Miollis, Commisionado del Directorio en el Departmento, año V, Nivôse 15.


     La criminalidad desatada por la Revolución es notada por documentos oficiales, mostrando que los elementos más bajos de la población depredaron a la gente trabajadora común. No había ningún sentimiento de "fraternidad" entre los "ciudadanos iguales". La gente corriente sufrió en las manos de desatados sociópatas, mientras los mediocres abogados y periodistas que ahora gobernaban Francia estaban sin peligro y a salvo en lo alto del montón, siendo sus vidas sólo amenazadas cuando ellos se volvían unos contra otros.

     «El 20 de Marzo, aproximadamente cuarenta bandoleros, llamándose a sí mismos patriotas y amigos de la Constitución, obligaron a ciudadanos honestos y dignos pero muy pobres en nueve o diez de las casas de Capelle-Viscamp a darles dinero, generalmente cinco francos cada persona, y a veces diez, veinte y cuarenta francos. Otros destruyeron o saquearon los châteaux de Rouesque, Rode, Marcolès y Vitrac, y arrastraron a los funcionarios municipales junto con ellos. (...) La guardia nacional de Boisset, comiendo y bebiendo sin parar, entró en el château y se comportó de la manera más brutal, porque cualquier cosa que ellos encontraron en su camino, fueran relojes, espejos, puertas, armarios, y finalmente documentos, todo fue tomado. Ellos incluso enviaron a cuarenta de los hombres a un pueblo patriótico en las cercanías. Ellos obligaron a los habitantes de cada casa a darles dinero, y aquellos que se negaron fueron amenazados con la muerte. Además de eso, la guardia nacional de Boisset se llevó el mobiliario del château...» [16].

[16] "Archives Nationales", F7, 3202. Carta del Directorio del Distrito de Aurillac, 27 de Marzo de 1792, con reportes oficiales.


     En el convento de los carmelitas, en la calle de Vaugirard, hasta 200 sacerdotes habían sido encarcelados. Ahí una turba borracha convergió y con pistolas y sables mataron a los indefensos sacerdotes (Ibid. p. 311). Al arzobispo de Arles le partieron su cara casi en dos, cuando él ofreció su vida con la esperanza de apaciguar la sed de sangre y salvar a los otros sacerdotes. La muerte del anciano sólo excitó más a la muchedumbre, y ellos dispararon sobre los sacerdotes que estaban arrodillados en oración en la capilla (Ibid. p. 312). Otras masacres tales fueron llevadas a cabo sobre sacerdotes encarcelados en la Abadía de París. Sin embargo, hubo más víctimas entre "el pueblo" que entre los aristócratas y el clero. Los líderes revolucionarios procuraban "amputar" a Francia, y reducir radicalmente su población, lo que recuerda al camboyano Pol Pot.

     En la región de La Vendée fue emprendida una política de exterminio al por mayor para eliminar a gentes que permanecían leales al rey y a la Iglesia.

     Nesta Webster notó una curiosa transformación de Francia durante esa época, que muestra que la Revolución fue una victoria del "infra-hombre" y un retorno a lo atávico sobre las ruinas de la civilización. Ella escribió que mediocres abogados como Robespierre, que ahora tenían el poder, expresaron su frustración por años de fracaso personal tratando de eliminar a los talentosos e inteligentes. Todos aquellos que se habían dedicado a la erudición fueron puestos en la mira. "La guerra contra la educación fue incluso llevada a cabo contra los tesoros de la ciencia, el arte y la literatura". Una lumbrera revolucionaria propuso matar a la colección de animales raros en el Museo de Historia Natural. Una generalizada noción de los revolucionarios era quemar todas las bibliotecas y retener sólo libros que tenían que ver con la Revolución y la ley. Miles de valiosos libros y pinturas fueron eliminados o destruídos. "No sólo la educación sino la cortesía en todas sus formas debían ser destruídas". Se hizo necesario asumir unas "maneras rudas y groseras" y presentar "un aspecto desaliñado". "Un semblante refinado, manos que no tenían marcas de trabajo manual, un cabello bien cepillado, ropa limpias y decentes, eran considerados con sospecha, y para asegurarse de conservar la propia cabeza era aconsejable andar descuidado". (...) "Era aconsejable desgreñar el propio cabello, dejarse crecer patillas, manchar las manos... En pocas palabras, aquélla no era una guerra sólo contra la nobleza, contra la riqueza, contra la industria, contra el arte y contra el intelecto; se trataba de una guerra contra la civilización" (Ibid. pp. 412-413). Podría observarse hoy que el culto a lo sucio y lo descuidado se ha convertido en un aspecto común de la sociedad.



4. "La Política de la Envidia"



     Habría que hacer una cuidadosa distinción entre aquellos que trabajan por reformas genuinamente necesarias, incluso de una naturaleza radical, y aquellos que buscan la revolución para un objetivo completamente destructivo aunque detrás de la máscara de la "igualdad" y la "libertad", de acuerdo a sus caracteres sociopáticos. Por ejemplo, quien esto escribe sostiene que el sistema internacional de finanzas de deudas y comercio necesita una transformación radical. Un cambio tan radical serviría a propósitos creativos y no destructivos, y subordinaría el papel de Mammón de la omnipresente ética del dinero a búsquedas humanas más altas, como las de la cultura. Tal cambio estimularía la empresa privada y la posesión de propiedad privada más bien que destruírla a la manera bolchevique, y permitiría la reducción de impuestos incapacitantes, que son la panacea de los socialistas para "robar a los ricos para [aparentemente] dar a los pobres". Ésta es la razón de por qué grandes figuras culturales en el siglo XX, como Ezra Pound, Hilaire Belloc, G. K. Chesterton y otros, abogaron por alternativas tanto al marxismo como a las finanzas de deudas, como el Crédito Social y el Distributismo. Tales reformas ciertamente no requieren la destrucción de la familia y la religión, que son los objetivos principales de la Vieja y la Nueva Izquierda. Ciertos otros, incluso de la Izquierda, han apoyado tipos de socialismo que pretendían ser creativos y espirituales, como opuestos al marxismo, que es destructivo y materialista. Entre esos socialistas estéticos se incluyeron Oscar Wilde y William Morris, que combinó la reforma social con el movimiento de Artes y Oficios, y el socialista gremial y promotor literario A. R. Orage.

     Podría decirse que la diferencia entre la reforma social creativa y la destrucción sociopática defendida por la Izquierda es la diferencia que existe entre reformas fundadas en la tradición, y reformas fundadas en la destrucción de la tradición.

     Winston Churchill reconoció las motivaciones internas del socialismo que estaba entonces llevando la muerte al por mayor y la destrucción a Rusia, al escribir: "El socialismo es una filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, y el evangelio de la envidia, y su virtud intrínseca es la igual distribución de la miseria".


El Concepto de Nathaniel Weyl de "Aristocidio"

     La envidiosa destrucción por medio de la "igualdad" socialista, lo que ha sido llamado "nivelación" simplemente mediante el matar a aquellos que han alcanzado algo de significación —y no necesariamente simplemente riqueza financiera— más allá del denominador común más bajo, fue identificada por Nordau, Stodddard y otros como el motivo detrás de la rebelión social. Más recientemente, un antiguo miembro del Partido Comunista de Estados Unidos, el eminente economista doctor Nathaniel Weyl, desarrolló esto como la teoría de la "envidia y aristocidio". Por "aristocracia" Weyl no necesariamente quiso decir la del privilegio heredado, sino que se refería a aquellos de carácter noble de manera innata y a capacidades notables, independientemente del nacimiento. Weyl también distinguió entre la "envidia" y la "ambición":

     «La envidia debería ser distinguida de la ambición. La envidia no es el deseo de distinguirse sino el rencoroso impulso de derribar al más dotado. Christopher Marlowe escribió en Doctor Faustus: "Yo soy la Envidia. Yo no puedo leer, y por lo tanto deseo que todos los libros sean quemados"» [17].

[17] Nathaniel Weyl, "Envy and Aristocide", The Eugenics Bulletin, 1984,
http://www.eugenics.net/papers/eb6.html


Weyl explicó:

     «… avanzaré la hipótesis de que la envidia de los que no logran nada contra las minorías creativas es la principal fuente de los movimientos revolucionarios modernos, que esa envidia es incitada y explotada por intelectuales alienados, y que el resultado es el aristocidio—el asesinato de la gente productiva, talentosa y de altos logros— junto con la consiguiente decadencia genética» (Ibid.).

     Es notable que Weyl se refiriera a las hordas revolucionarias agitadas y conducidas por "intelectuales alienados". Éstos son la clase baja de la intelectualidad desequilibrada que Nordau había mencionado el siglo anterior como matoides. De éstos, Weyl declara:

     «El elemento de liderazgo de las revoluciones raramente está formado por campesinos indignados o proletarios enfurecidos. Aquél generalmente consiste en intelectuales frustrados, enajenados y engañados, sin los cuales la envidia de las masas permanecería sin dirección, no siendo nada más que un hosco y silencioso resentimiento. Los intelectuales alienados sirven como catalizadores, incitando y actuando el prevaleciente sentimiento de la envidia, proveyéndolo de un objetivo aparentemente legítimo, e incluso adornándolo con una ideología y una aparente especie de justificación moral» (Ibid.).



5. La Psicología del Bolchevismo


Las Observaciones de John Spargo

     Es notable que incluso antes de Lothrop Stoddard, un antiguo socialista estadounidense había escrito acerca de la "psicología del bolchevismo" después de la Revolución bolchevique en Rusia. John Spargo [18] declaró en su "Prefacio":

     «En este pequeño volumen he intentado explicar la psicología de aquel gran movimiento de apasionado descontento y violenta revolución que, debido a su rápido desarrollo en Rusia, y debido al ímpetu que ha recibido por su terrible preeminencia en aquel desafortunado país, llamamos bolchevismo. El Comunismo Revolucionario es una amenaza para la civilización. Es un hecho irónico, que proporciona alimento para el pensamiento profundo y serio, que el final de la gran guerra mundial haya traído a la Humanidad no paz sino sólo un conflicto más difícil y serio...

     «Cada nación organizada, con su cultura, sus leyes, sus artes y sus instituciones, su civilización... está amenazado por una nueva forma de despotismo y terrorismo. En un país tras otro encontramos grandes masas de personas listas a rebelarse contra el orden social existente, y a establecer por medio del uso implacable e inescrupuloso de la fuerza bruta un despotismo más formidable que cualquier cosa alguna vez intentada por los Habsburgo, los Hohenzollern o los Romanov. Tal como éstos y todos sus predecesores, los creadores de la nueva tiranía hacen promesas justas de libertad, bienestar y felicidad finales. Pero en su experimento sobre el cuerpo vivo de la sociedad humana ellos destruirían las instituciones y los usos que solos pueden hacer posible el ordenado desarrollo de la Humanidad hacia un ideal auto-elegido» [19].

[18] John Spargo (1876-1966) fue un miembro del Ejecutivo de la Social Democratic Federation fundada por H. M. Hyndman y fue un fundador del Labour Parliamentary Representation Committee, el precursor del Partido Laborista británico. Tras llegar a Nueva York en 1901 se convirtió en un importante miembro del Socialist Labor Party, y en el editor de The Comrade. Fue un miembro fundador del Partido Socialista estadounidense.
[19] J. Spargo, The Psychology of Bolshevism, Nueva York, 1919, Prefacio.

     Spargo, al igual que Stoddard, estaba preocupado por examinar el bolchevismo y movimientos similares no como simplemente manifestaciones políticas sino como formas de aberración mental, de "no sólo el programa sino el espíritu y los procesos mentales que han desarrollado dicho programa"(Ibid.). Spargo observó directamente los caracteres de los bolcheviques y otros líderes socialistas, junto con sus ricos patrocinadores y sus seguidores, declarando:

     «Al analizar los diversos tipos de hombres y mujeres que llegaron a imbuírse del espíritu del bolchevismo, he tenido la ventaja de una extensa relación con un número muy grande de hombres y mujeres que pertenecen a grupos sociales enormemente diferentes, que son o bolcheviques intensos o que pertenecen a la gran clase de los casi-bolcheviques» (Ibid.).

     Spargo no era de ninguna manera un defensor del statu quo, pero creía que una mejor sociedad no puede surgir si está fundada sobre individuos defectuosos con doctrinas defectuosas:

     «La conducta antisocial, ya sea de parte de individuos o masas, nunca puede hacer avanzar el socialismo genuino. Ningún estado social puede ser más fuerte que sus fundamentos humanos. Sólo los hombres y las mujeres cuyas vidas son gobernadas por la conciencia social pueden construír y mantener una sociedad realmente socializada. El bolchevismo se equivoca porque es antisocial, porque sus ideales y sus métodos son tan egoístas y tiránicos como los del capitalismo desenfrenado» (Ibid.).

     Spargo, habiendo estado cercanamente asociado con los principales socialistas tanto de Inglaterra como de Estados Unidos, observó que existían entre ellos diversos desórdenes primarios de personalidad. Spargo observó hiperestesia histérica [una excitabilidad histérica hacia las situaciones] entre un gran número de izquierdistas:

     «Sus procesos de pensamiento son espasmódicos y violentamente emocionales. Ellos están obsesionados por alguna idea fija, que es emocionalmente y no racionalmente derivada. Este tipo de mente ha sido el objeto de mucha extensa observación y estudio, particularmente en relación a formas religiosas de la histeria. Nadie que haya asistido a muchas reuniones bolchevistas, o que se haya relacionado con muchos de los individuos a quienes el bolchevismo hace un fuerte llamado, cuestionará seriamente la declaración de que un número impresionantemente grande de aquellos que profesan ser bolchevistas presenta una asombrosa semejanza con los fanáticos religiosos extremos, no sólo en la manera de manifestar su entusiasmo sino también en sus métodos de exponer y argumentar. Tal como en la histeria religiosa, un solo texto se convierte en un credo entero, con exclusión de cada otro texto, y en vez de ser sometido a pruebas racionales, es convertido en la única prueba de la racionalidad de todo lo demás, de modo que, en el caso del bolchevique promedio de este tipo, una sola frase recibida en la mente en un espasmo de emoción, nunca es puesta a prueba por los criterios habituales de la razón, y se convierte no sólo en la esencia misma de la verdad sino también en el estándar según el cual la verdad o la falsedad de todo lo demás debe ser determinado. La mayor parte de los predicadores que se hacen pro-bolcheviques son de este tipo» (Ibid. pp. 22-23).

     A pesar de la inteligencia que el fanático izquierdista pudiera poseer, el desorden de hiperestesia histérica significa que las ideas políticas han sido iniciadas por medio del sentimentalismo, y no son susceptibles de modificación por pruebas contrarias. "Ellos fácilmente caen víctimas de la histeria religiosa y de toda forma de propaganda y agitación en la cual las principales características de la histeria están presentes" (Ibid. p. 24). Spargo notó otros rasgos de hiperestesia histérica "fuertemente marcados entre los bolcheviques promedio"y otros "socialistas":

     «Hay otras reconocidas características de este tipo de anormalidad, todas las cuales se encontrarán fuertemente marcadas en la mentalidad bolchevique promedio. La amarga intolerancia es una de ellas. Por supuesto, la intolerancia no es, en sí, un signo de histeria. A veces, en efecto, la intolerancia es el resultado de la racionalidad pura. Pero cuando un auditorio de protestantes radicales contra las limitaciones al derecho a la libre expresión y a la libre publicación aúlla y rechifla a quienquiera que trate de expresar una opinión con la cual ellos no están de acuerdo, su conducta es histérica, es decir, excesivamente emocional, y no racional: ellos no son lógicamente consecuentes con ningún ideal de libertad. Al momento de exigir libertad, ellos niegan la libertad que ya existe.
     Más de una vez he visto a auditorios bolchevistas, así como auditorios socialistas, aullar con furia al denunciar la supresión de la libre expresión por autoridades policiales, y luego furiosamente clamorear hasta que ellos hayan aterrorizado hasta silenciar a algún orador con cuyas opiniones no estaban de acuerdo, suprimiendo así, muy eficazmente, la expresión de opiniones que ellos no favorecían. De esa manera, ellos simultáneamente hacían una cosa y denunciaban a otros por hacerla. Ciertamente, las mentes totalmente racionales no serían tan inconsecuentes. Por supuesto, el contagio emocional y la sugestión de masas están presentes en tales casos. La psicología de las masas es distinta de la psicología individual. Permanece el hecho, sin embargo, de que los individuos que comprenden la muchedumbre son peculiarmente sobre-emocionales» (Spargo, op. cit. pp. 25-27).

     Esa intolerancia hacia cualquier disenso en la Izquierda puede ser vista en el día presente entre la Nueva Izquierda y en las predominantes facciones anarquista y Trotskista de la Izquierda en el mundo occidental. Ya sea que traten de clausurar una conferencia de un académico en una universidad o intenten destruír físicamente una actividad de la "Derecha radical" y después expresar indignación si la policía intenta mantener el orden durante un disturbio, los izquierdistas en tales actividades están típicamente entregados al histrionismo y la histeria. Eso a menudo es acompañado por cobardes ataques contra opositores si una muchedumbre puede congregarse para superar en número suficientemente a sus blancos escogidos. Lo que Spargo declara sobre la hiperestesia histérica que está en la raíz de la histeria religiosa, explica la vehemencia con que los izquierdistas tratan cualquier desacuerdo percibido, a la manera de un fanático religioso que trata de liquidar la "herejía". Tal como ocurre con la histeria religiosa, la oposición percibida es también muy literalmente demonizada por la Izquierda. De ahí que sea suficiente para alguien de creencias conservadoras ser apuntado tanto verbal como físicamente como un "neo-nazi", un "racista" o un "fascista".

     De los líderes de los bolcheviques, Spargo escribió que dicha mentalidad está marcada por las siguientes características histéricas:

     «...egoísmo exagerado, intolerancia extrema, vanidad intelectual, híper-crítica, auto-indulgencia, ansia de excitación mental y emocional, dogmatismo excesivo, lenguaje hiperbólico, juicio impulsivo, inestabilidad emocional, intensa adoración de héroes, propensión a intrigas y conspiración, rápida alternación de extremos de exaltación y depresión, contradicciones violentas en opiniones y creencias tenazmente sostenidas, y cambios periódicos, rápidos y no sistemáticos de actitud mental. No todo individuo presenta invariablemente todas estas características, por supuesto, ni tampoco son éstas las únicas características, generalmente sintomáticas de la histeria, que se observan en este tipo.

     «Sería ir demasiado lejos decir que estos individuos son todos histéricos en el sentido patológico, pero es estrictamente exacto decir que dicha clase exhibe marcadas características histéricas y que se parecen de cerca a la gran clase de entusiastas religiosos sobre-emocionalizados que proporciona tantos verdaderos histéricos. Es probable que los accidentes del medioambiente expliquen el hecho de que su emocionalismo toma formas sociológicas más bien que religiosas. Si el ímpetu sociológico estuviera ausente, la mayoría de ellos sería religiosamente motivada hacia un estado no menos anormal» (Ibid. pp. 32-33).

     El lector es invitado a notar el comportamiento, el lenguaje corporal y las efusiones verbales de los izquierdistas ya sea en un debate entre individuos o como un grupo que se manifiesta en las calles. Si aparece un desacuerdo es confrontado por la histeria, y si las probabilidades están suficientemente en favor de la Izquiera, por la violencia.


Neurastenia

     Un significativo número de los rasgos que Spargo observó con relación a la "histeria" entre los izquierdistas de su tiempo está enumerado ahora como los rasgos del Desorden de Personalidad Narcisista (NPD). El NPD parece estar presente muy frecuentemente en líderes izquierdistas pasados y actuales. Otra categoría de perturbación mental que Spargo observó entre la Izquierda fue la neurastenia:

     «Finalmente, están los neurasténicos, cuyos nervios mentales requieren la excitación constante de la novedad, exactamente como otros requieren la excitación del regocijo alcohólico, y aquellos que de manera similar ansían el estímulo que se deriva de la notoriedad. Éstos últimos encuentran sus contactos con agitaciones revolucionarias como un camino fácil hacia los titulares de la prensa diaria»(Spargo, op. cit., p. 44).




6. "Patocracia"


     El psicólogo clínico polaco doctor Andrew M. Lobaczewski adoptó un término griego, "Ponerología" (de ponerós = el mal) [20], para nombrar a su estudio psico-histórico de los efectos de la psicopatía sobre la sociedad, la Historia y la política. La Ponerología por lo tanto parece ser análoga a la Psicohistoria desarrollada en Estados Unidos. Lobaczewski junto con un equipo de psicólogos estudió encubiertamente el papel de los psicópatas en la Polonia comunista.

[20] A. M. Lobaczewski, Political Ponerology: A Science on the Nature of Evil Adjusted for Political Purposes, 1985, p. 99.


Ponerología Política de Lobaczewski

     El manuscrito de Lobaczewski para el libro "Ponerología Política" pasó por un tortuoso proceso antes de ser publicado en los años '80 en Canadá. Lobaczewski destruyó el primer borrador después de que él fue advertido unos minutos antes de una búsqueda que iban a realizar autoridades estatales. El segundo borrador fue dado a un turista estadounidense para que lo entregara a un dignatario del Vaticano, pero Lobaczewski no fue capaz de averiguar nada al respecto. Así, el material estadístico y los estudios del caso se perdieron; y el tercer esbozo tuvo que ser escrito por Lobaczewski de memoria en términos generales cuando él llegó a Estados Unidos. Luego hubo problemas para encontrar a un editor allí, y Lobaczewski se sorprendió por el grado de influencia de la Izquierda estadounidense.

     Lobaczewski llegó a las mismas conclusiones que Max Nordau y Lothrop Stoddard:

     «Para individuos con diversas desviaciones psicológicas, la estructura social dominada por la gente normal y su mundo conceptual parecen ser un "sistema de fuerza y opresión". Los psicópatas alcanzan tal conclusión por regla general. Si, al mismo tiempo, de hecho existe bastante injusticia en una sociedad dada, entonces fácilmente pueden ser propagados sentimientos patológicos de injusticia y declaraciones provocativas que emanan de gente desviada entre ambos grupos [normal y psicopático], aunque cada grupo tenga motivos completamente diferentes para favorecer tales ideas»(Lobaczewski, op. cit., pp. 140-141).

     Las doctrinas políticas izquierdistas sirven como un medio para re-crear el mundo a partir de la imagen del psicópata, en nombre de la "justicia", mientras son destruídas aquellas leyes sociales, reglas y moral normales que el psicópata considera como una opresión insoportable.

     «En los psicópatas, un sueño surge como alguna utopía de un mundo "feliz" y un sistema social que no los rechaza ni los obliga a someterse a leyes y costumbres cuyo sentido es incomprensible para ellos. Ellos sueñan con un mundo en el cual dominaría su modo simple y radical de experimentar y percibir el mundo, donde a ellos, por supuesto, se les garantizaría la seguridad y la prosperidad. En ese sueño utópico ellos imaginan que aquellos "otros", diferentes pero también técnicamente más hábiles que ellos, deberían ser puestos a trabajar para conseguir ese objetivo para los psicópatas y otros de su clase» (Ibid. p. 139).

     Lobaczewski señala que los psicópatas comprenden rápidamente los efectos de sus personalidades al traumatizar a la gente normal, y ellos son capaces de usar eso como un medio para alcanzar objetivos mediante el terror. Esto explica por qué tales pequeños grupos de psicópatas pueden conducir a multitudes enormes de personas normales por medio de la imposición del terror. "Subordinar a una persona normal a individuos psicológicamente anormales tiene efectos severos y deformantes en su personalidad: aquello engendra trauma y neurosis" (Ibid.).

     A nivel individual, uno podría observar los efectos sobre una persona normal que vive con un cónyuge sociopático: aquel individuo normal probablemente sufrirá al final del síndrome de tensión post-traumática u otras formas de neurosis que pueden ser severas. Cuando los psicópatas asumen el gobierno total sobre una nación entera, o incluso sobre un pequeño grupo, la influencia negativa del psicópata es por ese medio ampliada al usarse la política o la religión como un mecanismo de control. Esa influencia es fácilmente observable en una secta, pero los mismos factores funcionan en la política.

     Entre las categorías que Lobaczewski describe está el egotismopatológico, en el cual el individuo reprime cualquier cosa de naturaleza auto-crítica. Lobaczewski relaciona eso con deformidades o daños en el cerebro, como un síntoma de caracteropatía pre-frontal (Ibid. p. 148). Él supuso dicha condición en Lenin. Como veremos, esa condición está relacionada también con Jean-Jacques Rousseau, Karl Marx, Mao Tse-Tung, Leon Trotsky, et alia.


Asociaciones Ponerogénicas [Engendradoras de Mal]

     Lobaczewski estaba describiendo los efectos de la psicosis individual sobre grupos y Estados enteros, con ideologías que son usadas como una máscara para objetivos psicóticos. Eso implica la formación de movimientos y la fermentación de rebeliones o disturbios en nombre de algún ideal altisonante. Lobaczewski escribe de esto:

     «Es un fenómeno común para una asociación o grupo ponerogénico contener una ideología particular que siempre justifica sus actividades y proporciona la propaganda motivacional. Incluso una pandilla de poca categoría de matones tiene su propia ideología melodramática y romanticismo patológico. La naturaleza humana exige que los asuntos viles sean aureolados por una mística sobre-compensadora a fin de silenciar la conciencia y las facultades críticas de alguien, las propias o las de otros.

     «Si tal organización ponerogénica pudiera ser despojada de su ideología, nada quedaría excepto la patología psicológica y moral, desnuda y poco atractiva» (Ibid. p. 164).

     La asociación ponerogénica y la doctrina que es desarrollada para justificarla son formuladas y apoyadas por individuos que subliman sus propios defectos psicológicos y se liberan así de la necesidad de cumplir con principios morales normales. Dicho proceso se pudo ver en acción en el terrorismo de la banda Baader-Meinhof en Alemania y de la Weather Underground Organization en Estados Unidos, que emprendieron acciones criminales en nombre de la ideología.

     Andreas Baader era un criminal común antes de adoptar la doctrina comunista para realzar su vida como un sociópata. Donald DeFreeze, el fundador de los terroristas comunistas de los años '70 en Estados Unidos, el Ejército Simbionés de Liberación (SLA), era un criminal violento antes de intelectualizar su criminalidad con la doctrina comunista. Él comenzó su carrera criminal a la edad de 14 años como un miembro de pandilla en Nueva York, y estaba cumpliendo una condena en la prisión Soledad, en California, por robo a mano armada, cuando adoptó la doctrina izquierdista. Él había robado una vez 10 dólares a una prostituta y había convertido a un amigo en la policía. Aquellos que lo conocieron en la prisión lo consideraban como un matón poco impresionante. DeFreeze se escapó de la prisión Vacaville en 1973, y siendo un fugitivo fundó el SLA.

     A pesar de sus pretensiones ideológicas, el SLA siguió sirviendo como poco más que una pandilla de ladrones de banco y secuestradores detrás de la máscara de luchar por la "igualdad". Una de las primeras acciones del SLA fue asesinar al superintendente de escuelas de Oakland, California, Marcus A. Foster en Noviembre de 1973 debido a su respaldo de obligatorios carnets de identidad estudiantiles para controlar el delito juvenil. Para un sociópata como DeFreeze tales medidas en efecto representaban la "injusticia", y el asesinato de una figura de autoridad podía ser racionalizado como la eliminación de un opresor.

     Considerando las premisas establecidas por Lobaczewski, Nordau y Stoddard, y las técnicas tanto de la Ponerología como de la Psicohistoria, la mayoría de las formas de izquierdismo durante los pasados siglos pueden ser vistas como las máscaras sublimadas para individuos que en otras circunstancias serían ladrones, violadores, sádicos y asesinos. Con la noción extremista de que "el fin justifica los medios", y, por ejemplo, que la mentira y cualquier tipo de engaño están justificados en la búsqueda del ideal, al psicópata se le otorga una aprobación heroica y noble.

     Documentos tales como el Manifiesto Comunista y Das Kapital, o el Pequeño Libro Rojode Mao y la multitud de manifiestos altisonantes publicados por la banda Baader-Meinhoff o la Weather Underground,son declaraciones de una guerra psicopática contra la sociedad, o de lo que Lothrop Stoddard llamó la "rebelión contra la civilización". En ese credo de la Izquierda, la moralidad, la religión y la verdad son consideradas sólo como los puntales de la burguesía. Lobaczewski sostuvo que las pandillas, las mafias y las muchedumbres son del mismo tipo que un grupo comunista.

     Un fenómeno común a tales grupos es la pérdida en el miembro individual de la percepción de los rasgos psicóticos en sus líderes, o la "atrofia de las facultades críticas naturales". El comportamiento psicótico es interpretado como heroísmo. Uno podría pensar inmediatamente en las cualidades heroicas atribuídas a psicópatas carismáticos como Jim Jones o Charles Manson, y sin embargo el mismo proceso es el que se desarrolla en la glorificación de las acciones de ciertos líderes políticos y asociaciones ponerogénicas.


Patocracia

     Lobaczewski eligió la palabra "Patocracia" [de pathos] para describir un Estado que es dirigido por psicópatas:

     «Aceptaré la denominación de Patocracia para un sistema de gobierno así creado, en donde una pequeña minoría patológica toma el control de una sociedad de gente normal. El nombre así seleccionado enfatiza sobre todo la cualidad básica del fenómeno macrosocial psicopatológico, y lo diferencia de muchos sistemas sociales posibles dominados por estructuras, costumbres y leyes de la gente normal» (Lobaczewski, op. cit. p. 193).

     Lobaczewski atribuye los orígenes de las patocracias a "una enfermedad de los grandes movimientos sociales"que infecta a "sociedades, naciones e Imperios enteros". El origen de patocracias y asociaciones ponerogénicas entre aquellos de una mentalidad psicopática común explica sus semejanzas a través de la Historia.

     La doctrina ponerogénica hace hincapié en "el fin como justificación de los medios", y tales racionalizaciones de acciones extremas de un carácter psicopático abren el camino para que los psicópatas lleven a cabo sus tendencias en nombre de ideales. Una ideología, en consecuencia, se hace "útil para los propósitos" de liberar al psicópata "de la incómoda presión de la costumbre humana normal". Cada gran movimiento social puede convertirse así en "un huésped sobre el cual alguna patocracia inicia su vida parasitaria". De ahí que un gran movimiento social podría haber sido marcado por rasgos psicopáticos desde su inicio, o podrían psicópatas haberse apoderado de él posteriormente. Un ejemplo de esto es el movimiento obrero original, que comenzó con objetivos nobles y necesarios, pero del cual se apoderaron doctrinas y asociaciones marxistas y otras ponerogénicas.




Conclusión


     Considerar a la Izquierda en términos puramente políticos es limitante y no ofrece explicaciones. La Izquierda es una aberración psicológica que tiene las mismas motivaciones que el asesino de masas, el violador y el ladrón. Aquellos que en otras circunstancias llegarían a ser sociópatas criminales, redirigen sus impulsos destructivos a través de la política. Durante varios cientos de años y a través de continentes, el curso de la Izquierda ha sido el mismo. Estamos presenciando por lo tanto algo distinto a simplemente política o protestas contra las injusticias. Hay características comunes y persistentes. Específicamente, la Sociopatía y el Narcisismo aparecen como constantes entre los izquierdistas. En general, la Izquierda es psicopatía intelectualizada.

     Como han observado muchos tempranos científicos sociales y algunos otros que todavía tienen el coraje para contradecir la orientación ahora en gran parte izquierdista de las ciencias sociales, el izquierdismo ha proporcionado una racionalización o intelectualización para el comportamiento que en otras situaciones sería considerado como delincuente en el mejor de los casos, cuando no tendiente hacia el asesinato de masas. Los líderes izquierdistas a menudo tienen los mismos rasgos de personalidad que los sociopáticos y narcisistas líderes de secta de la variedad de Jim Jones —él mismo un izquierdista—; pero cuando gente como Trotsky, Mao y Lenin es elevada como líderes de millones de personas, el daño se extiende mucho más allá del que puede ser provocado por un líder de secta como Charles Manson (significativamente, otro icono de la Izquierda).


     La ideología izquierdista ha sido formulada por aquellos que proyectan su propia angustia personal, y a menudo familiar, sobre naciones y civilizaciones enteras, en un conflicto que parece afín al edípico, transferido desde la autoridad de los padres a la autoridad gubernamental. El motivo, por racionalizado que sea, no es corregir injusticias sino destruír. Lo que es notable en las ideologías dominantes —ya sean de la Vieja, la Nueva o la Siguiente Izquierda— es que ellas procuran sobre todo lo demás destruír los lazos humanos tradicionales cultivados a través de siglos, en rápidos tumultos que no toman en cuenta el sufrimiento humano sino que son desatados con la mayor furia en nombre de una concepción completamente abstracta de la "Humanidad". De ahí que un analista social, Lothrop Stoddard, definió aquello acertadamente como la "rebelión del infrahombre", y así sigue siendo, independientemente de lo "nueva" y "elevada" que pudiera ser la envoltura con la cual la Izquierda podría ser reformulada.–




Viewing all articles
Browse latest Browse all 1028

Trending Articles



<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>