En el sitio Tribulaciones Metapolíticas se ha publicado (adversariometapolitico.wordpress.com) el siguiente artículo de su autor Félix Alemán. La versión en inglés de este breve ensayo que él escribió en Noviembre ha sido publicada recientemente por Geopolitika.ru y Open Revolt, dice. Nos hacemos eco de este escrito porque en condensados párrafos da cuenta de muchísimas ideas y temas bastante interesantes, partiendo del gnosticismo del argentino para conectarlo con el dualismo de telurocracia y talasocracia que el autor permanente plantea.
Sabiduría Hiperbórea de Nimrod de Rosario
y Geopolítica Gnóstica
por Félix Alemán
10 de Febrero de 2014
Luis Felipe Moyano (1946-1996), más conocido como Nimrod de Rosario, fue un escritor argentino que estudió profunda y extensamente religiones comparadas, espiritualidad y mitología a lo largo de la Historia, para desarrollar una cosmología gnóstica conocida como Sabiduría Hiperbórea. Es el autor de "El Misterio de Belicena Villca", novela iniciática histórico-esotérica, y del extenso tratado en varios volúmenes "Fundamentos de Sabiduría Hiperbórea", un complejo estudio que incluye muchos datos científicos, teorías físicas y correlaciones espacio-temporales.
También fue el fundador de la sociedad secreta esotérica OCTRA (Orden de Caballeros Tirodal de la República Argentina, siendo "Tirodal" una contracción de los nombres de las dos runas Tyr y Odal), y mantenía correspondencia con el conocido escritor chileno Miguel Serrano (1917-2009). Algunos de los seguidores de Nimrod aseguran que Serrano tomó muchos de sus conceptos gnósticos y esotéricos de los escritos de Nimrod sin citarlo, siendo éste el caso particularmente en el más importante de los libros espirituales de Serrano, "Manú, Por el Hombre que Vendrá" (1991), una síntesis (revisada y corregida) de sus obras precedentes.
La cosmovisión de Nimrod es dualista y tiene muchas similitudes con las corrientes gnósticas tradicionales, como el maniqueísmo, el catarismo y el neoplatonismo. Creía firmemente en la existencia de la Atlántida, el continente perdido del cual dos razas diferentes migraron hacia el Oeste después del Cataclismo, extendiendo dos doctrinas radicalmente opuestas: Una, los seguidores de los "Dioses Liberadores" de Agharta (los "Siddhas Leales"), erigieron los menhires y cromlechs en la Antigüedad con el fin de comunicarse con éstos, mediante el misterio de la Piedra Fría (el mito del Grial —o Graal— como una piedra, como fue descrito entre otros por Otto Rahn, está relacionado con esto, por cierto); y los otros, llamados "golens" (sic) por Nimrod, formaban parte de la "Fraternidad Blanca", y adoraron a otro grupo de dioses, llamados los "Siddhas traidores". Éstos eran los famosos Anunnaki de la mitología sumeria, popularizados por Zacarías Sitchin y otros en tiempos recientes.
Según Nimrod en su novela "El Misterio de Belicena Villca", la historia de la Humanidad es una lucha constante entre dos bandos muy polarizados: los seguidores de la senda de la liberación espiritual, orientada a Agharta, y los lacayos de la "Fraternidad Blanca", los "golens", orientados a Chang-Shambalá; siendo Agharta y Shambalá no lugares físicos (como algunos autores, investigadores y aventureros han sugerido, en particular durante el siglo XIX ), sino dos bases arquetípicas (de los poderes divinos y de los poderes demoníacos) ubicadas en otra dimensión. Tanto "Agharta" como "Shambalá", son conceptos totalmente diferentes y diametralmente opuestos, aunque muchas personas mal informadas piensan que son análogos (Exactamente lo mismo sucede con la dicotomía "Lucifer" y "Satanás", y con "espíritu" y "alma". El concepto simbólico-metafísico de Agharta es equivalente, por ejemplo, con el Walhalla de los países nórdicos, o con el Airyanem Vaejah de los zoroastrianos persas.
Para describir esta guerra metafísica y eterna (que se refleja también en la epopeya Mahabharata: Koravas contra Pandavas), se pueden mencionar, por ejemplo: A un lado los ideólogos de la Antigüedad, los guerreros arios (kshatriyas), los conquistadores y civilizadores (algunos faraones egipcios como Akhenatón, muchos filósofos griegos, los espartanos, los creadores del sistema de castas de la India, los forjadores de los Imperios romano y persa, o posteriormente los godos), eran los partidarios de los "Siddhasleales" en los tiempos antiguos; mientras que los fenicios, hebreos o cartagineses, entre otros, que practicaban un sistema utilitarista mercantilista del comercio donde lo más importante era el beneficio materialista, eran sus antagonistas ideológicos, espirituales y políticos, y seguían la senda "shambálica" de la "Fraternidad Blanca" dirigida por los "golens", que tenían el objetivo (a muy largo plazo) de imponer algún día un gobierno mundial controlado por un minúsculo número de plutócratas "elegidos": La "Sinarquía".
La mentalidad materialista "shambálica" del judaísmo farisaico-talmúdico y su anexo (occidental) el judeo-cristianismo (desde la Sinagoga y el Vaticano hasta sus modernas herramientas: la masonería, el liberalismo y el marxismo, el imperialismo de EE.UU. y el sionismo) fueron, para Nimrod, los principales obstáculos para la lucha espiritual de muchas personas y movimientos a través de la Historia, como la de Temujin (Genghis Jan) y Federico Hohenstaufen en el siglo XIII, los gibelinos, y a más pequeña escala, sectas como los cátaros en la Edad Media, y en tiempos más recientes, el héroe de Eurasia barón Ungern von Sternberg (1885-1921).
Nimrod menciona también la oposición entre los "sacerdotes" y los "guerreros", y entre el "culto" (o la "cultura") y la "sabiduría".
¿Qué significa esta "lucha espiritual" en términos más concretos?; ¿la lucha contra qué o quién?. Para examinar esto, debemos mencionar brevemente la génesis de nuestro universo y de la Humanidad de acuerdo a los postulados de Nimrod (y sus predecesores gnósticos), y también observar más de cerca al mito platónico de la caverna del que es la interpretación.
Nuestro Universo material, el planeta Tierra y lo que contiene, fueron creados por una entidad llamada el Demiurgo, que quiere ser adorado como el único y absoluto dios. Pero este Ser no es perfecto y divino, es un plagiador, un "pseudo-dios" embustero, un cruel déspota que quiere ser servido y adorado, que ve a los humanos como esclavos y que disfruta de los sacrificios de sangre ofrecidos en su honor. El verdadero dios (el mismo que el faraón Akhenatón llamó Atón, el disco solar, al que también se refiere Savitri Devi) es muy superior (Nimrod lo llama "El Incognoscible"), y no es el dios de este mundo material —"Mi Reino no es de este mundo"—, sino de un plano etéreo, que es completamente libre de los límites espacio-temporales y donde la perfección no es posible de concebir (ni siquiera por los Antiguos, y por supuesto menos aún por el racionalista hombre moderno —"un lugar jamás soñado ni por los más grandes Peregrinos del Ansia", decía Miguel Serrano), que es el Reino del Espíritu, Hiperbórea, (que el Demiurgo utilizó como modelo para crear —o mejor dicho, calcar defectuosamente— el mundo material corruptible que conocemos) y que sólo puede ser de alguna manera percibido por muy pocos (y en el Kali-yuga cada vez menos y menos son capaces, porque el Tiempo es un enemigo de la liberación espiritual), en una nostalgia mística que Nimrod llama "el Recuerdo del Origen" ("La Memoria de la Sangre").
(Este "Recuerdo del Origen" está fuertemente relacionado simbólicamente con el Minnesingen de la época medieval, donde los trovadores idolatraban e idealizaban a su dama inalcanzable —lo que también es conocido como "amor platónico").
¿Qué Origen?. El Demiurgo quiso crear un Ser superior más inteligente que los otros animales y que fuera, por tanto, capaz de organizar y poner orden en su creación ("ser postores de sentido", en palabras de Nimrod). Pero fracasó muchas veces en esa empresa a causa de sus propias imperfecciones. Así, desarrolló una rastrera estratagema para traer a la Tierra (a su densa y material creación-plagio) a los Espíritus de los perfectos, los Dioses o Siddhas desde la "patria celeste", y "encadenarlos" a las salvajes criaturas homínidas, al "animal-hombre" (que eran los seres más perfectos que fue capaz de crear por sí mismo), de modo que esa criatura sub-humana y bestial finalmente podría evolucionar para poner orden en su creación y adorarlo. Así, el "Origen" es la "patria celeste", Hiperbórea (Venus, la Estrella de la Mañana), la naturaleza divina espiritual en el Ser humano (un lugar al que no se llega "ni por mar ni por tierra"), lo que nos diferencia de las bestias. Este mito también está presente en algunas teorías (muy popularizadas en los últimos tiempos), como la que afirma que los seres humanos son un producto de la manipulación genética de los Anunnakis, de los "extraterrestres", etcétera. Vemos, pues, que el "Espíritu" es algo diferente del "alma" (como vimos antes con Agharta y Shambala); alma es "ánima" en latín: el alma es lo que los animales tienen para ser capaces de vivir (lo que les "anima"), y lo que el bestial homínido demiúrgico tenía. Pero con sólo un alma, el homínido (llamado pasú) no fue capaz de formar sociedades complejas (y obviamente tampoco civilizaciones), tan sólo comunidades animalísticas; y no podían organizar la "creación" y adorar a su "amo". Así , el Demiurgo tuvo que "robar" el espíritu de los planos etéreos divinos y "encadenarlo" en su imperfecto mundo corruptible .
Lo hizo al lograr que los inmortales siddhas procreasen con la hembra homínida mortal ("la tentación de la carne", "el pecado original"...). Una parte de estos inmortales, los "siddhas traidores", hizo un pacto con el Demiurgo para ayudarle a esclavizar a los seres humanos. Otros, los "siddhas leales" ( leales al "Origen"), prefirieron aliarse con los seres humanos para que éstos fueran capaces de liberar su Espíritu (que procedía de ellos). Esta creencia también está presente en la mayoría de las mitologías del mundo antiguo (e incluso en la Biblia, con los nephilim): los dioses que procrean con seres humanos, dando a luz a los híbridos denominados Viryas, los "semidioses", Titanes, Gigantes o Héroes (como Hércules para los griegos, por ejemplo). Además, es interesante señalar la analogía antropológica: el hombre de Neandertal se puede considerar como el homínido demiúrgico, mientras que el Cromagnon es el antepasado directo del humano moderno (la mezcla entre Neanderthal y una "desconocida" raza "perdida"). No hay un "eslabón perdido" entre ambos.
Así, nosotros tenemos los dos, un alma perecedera animal y un espíritu eterno divino (dos cosas diferentes) que está encadenado a la primera.
El dualismo surgió con el encadenamiento del Espíritu en la Materia, por medio del alma.
De acuerdo con los escritos de Nimrod, existen los siguientes tres tipos de hombres, dependiendo de su grado de espiritualidad y sabiduría: el pasú("homínido"), el virya("héroe") y el siddha("divino") . La mayoría de nosotros somos viryas"en potencia", y de éstos hay dos clases: el "virya dormido" y el "virya despierto". El despierto busca "el Retorno al Origen". El dormido (la gran mayoría) ni siquiera sabe acerca de este "Origen". Los siddhas (muy pocos, y con el progreso del Kali-yugasiempre cada vez menos) ya han encontrado este "Retorno al Origen" (son los que han "muerto" y "resucitado", los "nacidos dos veces"); si "vuelven" a nuestro mundo es para ayudar a los viryas despiertos en su lucha por la liberación espiritual, en su transmutación; y vienen como un avatara (lo que los budistas llaman boddhisattva, y lo que en el Tíbet se conoce como un tulku).
En Occidente, la visión del judeo-cristianismo para el "Más Allá" es, obviamente, materialista y contractual: los que cumplan los mandamientos de "Dios" (las órdenes del Demiurgo) serán recompensados e irán al "Cielo", y los que no lo hagan, serán castigados con "el Infierno"... (los gnósticos, por cierto, creen que este mundo material es ya el "infierno"). Pero la mayoría de las religiones organizadas y escuelas de pensamiento orientales es seguidora de la "Fraternidad Blanca de Chang Shambalá", y por lo tanto son demiúrgicas también. En sus meditaciones o ejercicios rituales buscan alcanzar el samadhi o fusión panteísta (y disolución) con la Creación-Creador, con el "Cosmos" (esto se ha extendido en Occidente "gracias" a esa parodia grotesca de la espiritualidad conocida como "new age"). Pero los seguidores de Agharta, los luchadores espirituales, quieren experimentar todo lo contrario, el Kaivalya, que significa una separación completa (es decir, independencia) de la creación-plagio "demoníaca y corrupta" y por lo tanto, el "Retorno al Origen". Los buscadores del Kaivalya (la liberación completa de "la Matriz") en este tramo final del Kali-yuga son muy pocos individuos y sociedades esotéricas; como los kaulikas de la India, una secta tántrica que sigue la Vama-marga o camino de la mano izquierda (descrito por Évola y otros), o los antiguos miembros de la disuelta OCTRA de Nimrod. Así, con Kaivalya versus Samadhi, vemos de nuevo otra dicotomía como la ya mencionada en Aghartaversus Shambala o Espíritu versus alma.
En lo que respecta a "Lucifer" y "Satanás", éstos también son conceptos totalmente opuestos que muchas personas tienden a ver como sinónimos y utilizan intercambiándolos arbitrariamente como si fueran lo mismo. El arquetipo de Lucifer (o Prometeo) es visto en el gnosticismo como un libertador que ayuda al virya en su "retorno al origen", y en el kristianismo esotérico descrito por Nimrod, Serrano y otros, Kristos–Lucifer es un enviado del Incognoscible, el avatara supremo, que ayuda a los viryas en su rebelión contra la tiranía del Demiurgo Yahvé-Satanás, el esclavizador del Espíritu en este delirante mundo material. Porque, según los gnósticos, este despótico, cruel y sanguinario "dios" es en realidad el que es Satanás, y no Lucifer —siendo esta distorsión un ejemplo prototípico de la subversión y el confusionismo reinantes en la cultura oficial. El Demiurgo ("el Dios-Uno") tiene muchos nombres: Jehová, Yahwe, Enlil, Moloc, Brahma... Uno de ellos es también Saturno (relacionado etimológicamente con Sat-an), el dios caníbal que devora a sus hijos, y también se conoce como Cronos (el Tiempo). Porque, al igual que en esta alegoría mitológica, este mundo (la defectuosa creación-plagio) está gobernado por una cadena alimenticia: todo ser vivo se alimenta de otros seres vivos... Y los seres humanos no son los últimos en esta cadena; puede que lo sean en la parte superior del sistema piramidal visible y material, pero nuestras energías vitales sutiles son también "devoradas" (ya sea mediante una muerte violenta sangrienta —con asesinatos rituales , masacres, etc; ya sea durante nuestra vida —a través de la enfermedad, el dolor, la ansiedad, el miedo, todo tipo de sufrimientos, etc...); y sirven para alimentar a una entidad demoníaca. (El Demiurgo, el Gran Parásito, necesita esto con el fin de sobrevivir él mismo, porque es un inmenso vampiro cósmico). El Antiguo Testamento está repleto de ejemplos de sacrificios sangrientos y homicidios rituales con el fin de complacer a "dios".
Y esta Creación (que está encadenada al tiempo y al espacio) se devora a sí misma una y otra vez en un proceso cíclico, en lo que los hindúes llaman los yugas, manvantaras y kalpas. Un ciclo de la Creación es, según el hinduismo, una "respiración de Brahma" (aquí vemos nuevamente al Demiurgo). Después de la exhalación de Brahma sobreviene el período de la Gran Disolución (el mahapralaya), y después todo vuelve a empezar desde el principio con una nueva inhalación de Brahma ("el eterno retorno"). El objetivo del viryadespierto es escapar de este ciclo de auto-fagocitación, para llegar al "Origen", que está más allá del tiempo y del espacio, y por lo tanto más allá de la muerte.
Entre las muy típicas y comunes distorsiones conceptuales, hechas por las religiones organizadas, el establishment cultural, la Sinarquía y el new age, también tenemos que mencionar el tema de los Templarios. Muchos incautos hoy en día han sido inducidos al error y tienen una percepción equivocada sobre esta sociedad medieval, que ha sido "romantificada" por los libros modernos y las películas. Pero, como Nimrod ampliamente documenta en "Belicena Villca", los templarios no eran caballeros heroicos injustamente oprimidos y suprimidos por la Iglesia Católica sino una red muy siniestra de agentes sinárquicos, controlados por los "Golen", quienes buscaban establecer (a través del Vaticano, del cual los templarios eran el brazo armado) un "Nuevo Orden Mundial" ya en la época medieval, y estaban de hecho muy cerca de su objetivo. Su conspiración para lograr un "gobierno mundial" sólo pudo ser aplastada gracias a un golpe sorpresa contra ellos (desde dentro de la estructura de poder), fruto de la alianza entre el entonces rey de Francia, Felipe IV el Hermoso (quien era un gibelino, que tenía muchos conflictos con el anterior Papa Bonifacio VII) y el Papa de estos tiempos, Clemente V (un aliado suyo), que era según Nimrod un iniciado en las antiguas doctrinas de la "Sabiduría Hiperbórea". Así pues, los templarios fueron una sociedad nefasta, y son los predecesores de los actuales cárteles bancarios y de las logias masónicas globalistas modernas. Los sangrientos sacrificios y las perversiones degeneradas de las que fueron acusados todavía se están cometiendo ritualmente hoy en día por sus sucesores, los masones de alto rango en la cúspide del poder financiero y político, en la parte superior de la "pirámide", siervos de alto rango del "ojo que todo lo ve", de Yahvé-Satanás.
La alegoría platónica de la caverna puede analizarse fácilmente y ser interpretada de acuerdo a la cosmovisión gnóstica ya expuesta. Cuenta la historia de unos hombres encadenados en la profundidad de una cueva. Todo lo que ven son las sombras de algunas figuras que están portando sus guardianes-carceleros. Un día, uno de los presos se las arregla para escapar de la cueva, alcanza el exterior y al principio, es cegado por el Sol. Luego ve muchas cosas maravillosas, imposibles para él de imaginar antes, y finalmente entiende la verdad acerca de su antiguo cautiverio (pues ni siquiera sabía que era un prisionero). Después de un tiempo, vuelve a la cueva para visitar a sus compañeros que aún están aprisionados, habla con ellos sobre el fabuloso mundo exterior que acaba de descubrir, les dice que las figuras reflejadas en la pared no son reales, que son sólo sombras, ilusiones (maya), y les explica la realidad de su encarcelamiento y la posibilidad de liberarse ("la Buena Nueva"). Como era de esperar, no le creen, y piensan que se ha vuelto absolutamente loco. La cueva es este mundo material ( la "matriz"), los prisioneros son los viryasdormidos, los guardianes-carceleros son los siervos del Demiurgo (la sinarquía), y las sombras proyectadas en la pared son las ilusiones, las mentiras que los "prisioneros" (es decir, las masas) dogmáticamente creen. El que se escapa de la cueva hacia el exterior (al "Origen"), lejos del "ojo que todo lo ve" se convierte en un siddha, y vuelve a la cueva para "portar la Luz" y el mensaje de la verdad (como un avatara), pero los demás prisioneros (que representan las masas) no le creen.
Hemos visto las dicotomías gnósticas dilucidadas por Nimrod y sus predecesores y cómo el sinarquismo (con el fin de lograr un gobierno mundial y la esclavitud total) siempre está tratando de engañarnos y confundirnos.
Este dualismo cósmico (Agharta versus Shambala, etc) también se puede extrapolar en nuestro mundo tangible, en la geopolítica. Como se ha visto anteriormente, existen, desde el comienzo de la civilización, dos cosmovisiones completamente opuestas: La telurocrática (el poder de la tierra firme), y la talasocrática (el poder del mar).
La geopolítica telurocrática, desarrollada como teoría por Karl Haushofer (1869-1946) entre otros, representa la autosuficiencia (autarquía) y busca la integración (no la fusión) de grandes espacios en bloques continentales autónomos. La teoría del Eurasianismo es obviamente telurocrática, y también la que propuso en su día el líder argentino Juan Domingo Perón para Latinoamérica, o Gamal Abdel Nasser para el mundo árabe. Históricamente, podemos citar como ejemplos el Imperio de Alejandro Magno, el Imperio Romano, o más recientemente los Imperios Centrales de Europa (Alemania, Austria-Hungría, y también la Rusia zarista) aniquilados después de la Primera Guerra Mundial. Por lo tanto, la telurocracia es una cosmovisión multipolar, ya que afirma que el mundo debe organizarse en diferentes bloques de poder político, social y económico, de acuerdo a los diferentes idiosincrasias de los pueblos, pues todos los pueblos son diferentes, hay diferentes etnias, diferentes mentalidades, diferentes religiones. Y todos los pueblos tienen el derecho de preservar las diferencias que los hacen característicos, para conservar su patrimonio étnico. A ésto se oponen el globalismo y la modernidad, que como veremos son claramente talasocráticos.
La talasocracia, por otro lado, representa el comercio, los negocios, el mercantilismo y la importación-exportación en lugar de la autosuficiencia. Esto es muy susceptible de degenerar del comercio honesto en la codicia, el materialismo puro y el mammonismo. Y en los tiempos modernos (con la banca internacional) esto ha llevado a la creación de dinero desde la nada, a la usura y la explotación, fomentando el parasitismo (la usura es vampírica —y por lo tanto demiúrgica—: chupa la sangre y la riqueza de las naciones). El actual proceso de globalización es claramente talasocrático. El objetivo final (a muy largo plazo) de esta ideología representada geopolíticamente por la talasocracia, para el cual la sinarquía ha estado secretamente (y hoy incluso abiertamente) trabajando durante muchos siglos, es el establecimiento de un "Gobierno Mundial", el llamado "Nuevo Orden Mundial". Los ideólogos del Nuevo Orden Mundial predican que todos somos "iguales" (para suprimir las diferencias que nos enriquecen, y para así poder manipularnos mejor), y han inventado la llamada "democracia" y los "derechos humanos". Y en el nombre de estos "derechos humanos", y en el nombre de la "libertad", constantemente hacen guerras de saqueo "casualmente" contra las naciones que tienen la voluntad de preservar su autonomía política, cultural y económica, que no quieren renunciar a su soberanía y que no capitulan ante los arquitectos de la distópica pesadilla orwelliana llamada "globalización". Este proceso mammonístico que comenzó ya con los fenicios y cartagineses (comerciantes y piratas) en la Antigüedad, utilizó también como vehículo a los imperialismos colonialistas británico y francés, y hoy en día es, obviamente, representado por el papel unipolar de EE.UU. y el sionismo internacional.
Por lo tanto, podemos ver que hay un paralelismo evidente entre la idea globalizadora del "gobierno mundial" y la demiúrgica (satánica) del "Dios Uno". (Éste es el "dios" en el que la nota del dólar "cree" donde está escrito "In God we trust"; también interpretable como "In GoLd we trust", es decir, el Oro contra la Sangre). Los arquitectos y los ideólogos del Nuevo Orden Mundial (la Sinarquía, es decir, los adoradores del Demiurgo) constantemente nos dicen que no hay otra forma posible de gobierno que la que ellos predican: la "democrática" y "occidental". Ésta es la "única" que nos puede traer la "libertad" y garantizar nuestros "derechos humanos". Puede tener algunos defectos, reconocen a veces, pero es sin duda la mejor —cuando no la única—, y tarde o temprano todas las "dictaduras" restantes (es decir, los países que aún se resisten al proceso globalizador) caerán, y entonces será establecida una "república mundial" ( un sueño tanto de los marxistas como de los liberales, siendo el comunismo y el capitalismo dos caras de la misma "moneda"—el dinero no tiene patria), que no es otra cosa que el "Reino del Anticristo". Lo que los apologetas de esa demencial "utopía" se "olvidan" de decirnos, sin embargo, es quién gobernará ese "paraíso global" y cómo. Será una tiranía planetaria regida por una "élite" plutocrática-tribal, donde un número muy pequeño de individuos tendría un poder absoluto y el resto de nosotros seríamos esclavos... muchos de ellos sin siquiera saberlo (como los prisioneros de la caverna de Platón), porque la mayoría de los esclavos controlados creerían que viven en la "libertad", en la "democracia"... viviendo realmente en el "infierno en la Tierra".
Esto ha sido y es, como se mencionó anteriormente, un proceso a muy largo plazo (que se acelera e intensifica con el avance del Kali-yuga). Es como el famoso cuento de la rana: Si se la coloca dentro de una cacerola con agua hirviendo, saltará de inmediato y se salvará, pero si se la pone en la cacerola cuando el agua es sólo tibia y se aumenta gradualmente el calor, la rana será cocida lentamente sin darse cuenta, y al final explotará. Exactamente lo mismo está sucediendo con nosotros: nos han lavado el cerebro poco a poco con los dogmas engañosos y subversivos del mundo moderno. Hemos sido educados para ser esclavos en el interior de la matrizdemiúrgica, y las masas (particularmente los occidentales) son incluso "esclavos felices".–