El séptimo capítulo de "La Amenaza Evoliana" de Karl Santhrese (Carlos Belveder) es el que presentamos a continuación. Este joven filósofo y diseñador gráfico argentino (1982), autodidacta en muchas materias, según él mismo se presenta, ha logrado con este ensayo elaborar una muy buena encadenación de argumentos que respaldan ampliamente su tesis central. En razón de su poca difusión y de su equívoca puntuación ortográfica es que lo estamos editando y rescatando del olvido, porque, repetimos, sus razones son válidas y merecen atención. Al igual que con las dos entradas anteriores, los lectores interesados no verán problema en la extensión de ésta, que es similar. De los temas de que trata nos parece que no hay razón para hacer el menor escándalo, pues son de lo más natural entre personas libres y criteriosas. A temas y situaciones peores y más crudos somos expuestos permanentemente por los medios de comunicación de los hipócritas fariseos y escribas, y por las jugadas de sus hermanos los cambistas del Templo.
La Amenaza Evoliana (3)
por Karl Santhrese
Enero de 2006
ÉVOLA NOS ATACA
Évola presenta maliciosamente una visión distorsionada del racismo NS con el solo objeto de engañar al lector ignorante para revigorizar —por oposición— su propia doctrina derechista tradicional, intentando de esta manera "llevar más agua a su molino". Pretende así ver en nuestro racismo un carácter (a) Democrático, (b) Materialista, (c) Relativista y (d) Moderno, apreciación que en los cuatro casos es errónea, distorsionada y mal intencionada. Veamos a continuación las respectivas refutaciones que yo mismo he delineado.
a) Democrático
El racismo nacionalsocialista de ninguna manera es "democrático", ya que no sólo ve la desigualdad entre las razas sino también la desigualdad entre individuos de una misma raza o nación (a partir del NS, la nación para nosotros es sinónimo de raza, y ésta supera las fronteras políticas-territoriales). La visión NS es Jerárquica y Aristocrática, siempre enmarcada dentro de la Naturaleza. Hitler mismo dice claramente: "Una ideología que, rechazando el principio democrático de la masa, aspira a consagrar este mundo a favor de los mejores, es decir, del hombre superior, está lógicamente obligada a reconocer también el principio aristocrático de la selección dentro de cada Nación, garantizando así el gobierno y la máxima influencia de los más capacitados en sus respectivos pueblos. Esta concepción se funda en la idea de la personalidad y no en la de la mayoría" (Mi Lucha, pág 236, vol. 2, cap. IV). Para el NS no existe democracia en ninguna manifestación de la Naturaleza. Las cabezas siempre arrastran y dominan a las mayorías, y no al revés. El NS aspira a que los mejores hombres dominen y rijan a las mayorías. Como vemos, Évola engaña a sus lectores presentándoles una falsa imagen del racismo NS, haciendo ver que éste era "democrático". Con saña maligna usa este argumento para negar o desenfatizar la importancia y la realidad existencial biológica y natural de la raza. El racismo es natural y es una de las grandes verdades Reales que se oponen al universalismo y al igualitarismo humano. La división racial entre los humanos es exclusivista.
No hay democracia: nuestra raza por sobre las demás, y dentro de nuestra raza, los mejores a la cabeza. No hay igualitarismo alguno en el racismo natural NS. Seria mal intencionado querer ver en la raza una idea igualitaria sólo porque los integrantes de la misma tienen características morfológicas similares. La raza es un conjunto y una agrupación natural de personas que comparten un origen en común, y no hay personas exactamente iguales ni siquiera dentro de una misma raza. Por ello tenemos caras diferentes, cuerpos diferentes, huellas dactilares diferentes, vidas y vivencias diferentes, etcétera. Pero sí hay un conjunto de humanos que por tener un origen en común comparten características biológico-genéticas similares (mas no exactamente iguales), que a su vez se diferencian esencialmente y en gran medida de otros grupos humanos (de otras razas) en todo sentido. En este caso la teoría de grupos es natural y no artificial, como la marxista, la cristiana y la evoliana tradicionalista.
Para nosotros, un origen común es un Destino en común. Nosotros vemos en ello una Ley divina y por ello espiritual. (Extrañamente esto no lo vio Évola).
b) Materialista
La segunda distorsión viene a reputar nuestro racismo como "materialista", un argumento sumamente ingenioso pero que pretende ignorar que dicha apreciación sólo tiene asidero y lógica dentro de su doctrina dualista —muy común en la masonería— que independiza distintivamente de la vida y la existencia un espíritu dado. Dualista es la idea deletérea de las dos naturalezas. Si el mundo es visto de manera dual, ya sea un dualismo separativo o distintivo, la reputación se auto-demuestra; pero bajo una cosmovisión unitaria del mundo —verdaderamente aria— como la NS, dicha apreciación carece de verdad, de sentido y lógica.
El racismo nacionalsocialista es un racismo natural; de ahí su primera importancia. Tras siglos —si no milenios— de oscurantismo, desvíos y desvaríos en la conciencia humana, acostumbrada a un dualismo disolvente, esquizoide y escapista, el NS milagrosamente vuelve a los orígenes de la antigua sabiduría aria —incluso la clásica—, trayendo a la conciencia aria, si se quiere, al Ser inmanente greco-parmenídeo, y hasta incorporando nuevas perfecciones. Parece que Évola no quiso entender, o mejor dicho, pretendió ocultar nuevamente a la conciencia aria el Ser inmanente, una actividad que en todos los tiempos fue actividad preferida del judaísmo conspirativo (esto lo explico detalladamente en mi otro ensayo "Nacionalsocialismo versus Evolianismo").
El fundador del Nacionalsocialismo y el racismo natural Adolf Hitler, no dejó (para sorpresa de los evolianos) de incluír mitos anímico-espirituales, como vimos anteriormente cuando cité al Führer haciendo referencia al Ario hecho a imagen del Señor. Nadie puede entonces acusar a nuestro racismo como carente de fundamentos también metafísicos. Pero observen el gran detalle: en nuestro caso el mito se pone al servicio de la Naturaleza y la realidad. Ése fue el genio de Hitler. Si bien en la mayoría de los casos la fundamentación de la Superioridad Aria estaba basada en gran parte por el "instinto de conservación ampliado" y por el espíritu idealista —idealismo próximo— del sacrificio por el otro, que nos distinguía en mayor medida que las razas de color, en algunos discursos es posible observar el matiz religioso-real que le daba, cuando dice por ejemplo "en el dios que creó al ario". Cuando ese dios se "plasma" aquí en la Tierra, no cabe entero y se divide en todos los cuerpos de los arios, de modo que "en cada uno de ellos está todo entero". Cada uno es el otro. Por eso, el ario "ama a su prójimo como a sí mismo". Su origen y esencia son así divinos. La conservación de la raza natural es entonces la conservación del dios vivo (y no fue necesario ni siquiera acudir al NS esotérico).
Esta idea metafísica-natural no la quiso ver Évola, ocultándosela a sus alienados lectores. En ámbitos ocultistas del Tercer Reich existían especulaciones metafísicas muy interesantes, similares a las que circulaban en diferentes logias germanas, como Thule, la Sociedad Armanista, o la Sociedad Edda. En esta última (como en otras) se dedicaban al estudio de toda la antigua sabiduría aria, especialmente la vertida en el Edda. El líder de esta Sociedad era Rudolf Gorsleben, quien afirmaba que el término "raza" derivaba de una antigua palabra escandinava que significaba "raíz", para luego concluír que Dios y Raza eran idénticos. Afirmaba que los arios eran "los hijos del Sol, los hijos de los dioses, la manifestación suprema de la vida", y les decía a los arios: "Sepan que su cuerpo es el templo de Dios. Dios mora dentro de ustedes". Su idea racista era igual a la de Hitler (o viceversa): se basaba en una concepción social-racial; vituperaba al mundo moderno, corrupto y vulgar, como consecuencia desgraciada de la mezcla racial, y sus consecuentes procesos sociales y culturales disolutorios; consideraba que la mezcla iba siempre en detrimento del elemento racial superior (más adelante esto lo enseñaría Hitler desde "Mi Lucha").
Évola oculta, o mejor dicho, distorsiona un hecho importante, que son las fuentes ocultistas y místicas verdaderamente neopaganas de las que bebió el NS para su formación. Claramente esto arruinaría su distorsión sofística-logicista.
Guido von List fue el pionero del ocultismo de las runas, principal impulsor del resurgimiento del wotanismo pagano [1]; sus fuentes originarias fueron la Edda y las runas (verdaderas fuentes de la Tradición aria antigua). La literatura en noruego antiguo de Islandia mostraba toda la mitología de sus habitantes paganos. En la Edda Wotan era adorado como dios de la guerra y señor en el Walhalla de los héroes caídos. Los antiguos arios nórdicos habían practicado un tipo de religión que enfatizaba la iniciación del hombre en los misterios naturales (como debe ser). Esa religión fue el wotanismo. Algunas de las máximas iniciáticas eran "¡Conócete a ti mismo, entonces conocerás todo!", "¡Abraza al universo, y podrás dominarlo!", "¡El hombre es uno con Dios!", "¡El matrimonio es la raíz de la raza aria!". El wotanismo que resucita List enfatiza la unión mística del hombre con el universo, así como con sus poderes "mágicos" (despojando el concepto de lo mágico de todo tinte supersticioso). Es importante señalar que todas estas antiguas ideas arias fueron copiadas por el judaísmo esotérico (a su vez éste intenta monopolizarlas mostrándolas como suyas; en rigor de verdad, lo más importante es quién las pone en práctica con mayor eficacia. Mientras exista NS nuestra raza tendrá su luz en este duelo racial).
[1. No confundir con el Asatru. El Asatru es uno de los casos más tristes de contaminación sistemática del paganismo ario. Asatru, que significa "Fe de los Dioses" (de Asa, dioses y Throt, fe), también llamado Odinismo, se fundamenta en el paganismo nórdico. Lo triste de la historia es que una de las primeras organizaciones Asatru, la Sociedad Pagana Germánica, fue fundada por el pintor alemán Ludwig Fahlenkrog y el empresario teatral Ernest Wachler, quien era judío. Tan judío que durante la Segunda Guerra Mundial fue enviado a trabajar al campo de Auschwitz. La mayoría de los asatruar, odinistas modernos, conmemoran al judío Wachler como un "mártir" del neopaganismo. Pero esta tergiversación de un culto pagano noble y antiguo no desmerece ni opaca el verdadero paganismo y el verdadero odinismo original presente en el Edda. Tampoco opaca el verdadero wotanismo neopagano surgido a fines del siglo XIX en manos de varias logias racistas germanas, encontrando entre ellas la "Sociedad List", la "Sociedad Thule", el "Círculo de la Esvástica", etcétera. La creación de un falso neopaganismo de tinte judaico (que no escatimó disfrazarse de nórdico, y ario) correspondía a la necesidad de confundir y "domar" ideológicamente el inexplicable resurgimiento de los paganos como Guido von List, Gorsleben, etcétera. Comprendámoslo: el judío no quiere que usemos nuestro propio cerebro, porque sabe que si lo hacemos ellos se encontrarían de repente en un campo de concentración. Los efectos de las ideas disolventes se ven luego en los hechos. Actualmente las organizaciones Asatru, particularmente el Colectivo Asatru de Brasil, aseguran orgullosos que admiten negros y homosexuales en sus filas. Vemos entonces que una religión que olvida o desmerece la Naturaleza es FALSA. (No descarto que exista otro Asatru ario libre de judaísmo)].
Brevemente puedo decir que la doctrina wotanista —realmente aria— describe al universo en términos de un proceso de incesantes transformaciones cíclicas (como pensaban también los arios griegos), donde estaban plasmadas las leyes de la Naturaleza. Éstas representaban a un dios inmanente en la Naturaleza. List concebía a todas las cosas como una emanación de una fuerza espiritual. El hombre era una parte integrante de este cosmos unificado y, por ello, se veía obligado a seguir un único precepto ético: ¡Vivir de acuerdo con la Naturaleza!. En el seno de ella, todas las tensiones se disuelven en una unión mística entre el hombre y el cosmos. La íntima identidad con el pueblo y la raza de uno mismo era una consecuencia lógica de la cercanía con la Naturaleza y, por ende, con Dios. El nacionalsocialismo heredó la esencia de esta sabiduría ario-nórdica-pagana introduciéndola sutilmente en todas las manifestaciones exotéricas del partido, presente en el cuerpo doctrinal, y esotéricamente desarrollándolas en la SS. Si Évola se decía defensor de lo pagano, ¿por qué despreciaba tanto esta visión?. Bajo esta observación, ¿no es llamativo y a su vez evidente su engaño?.
Claramente le convenía a Évola ocultar esto a sus lectores arios, ya que este genuino y tradicional renacimiento neopagano chocaba con la versión judaizada que él mismo representaba (de manera consciente o inconsciente).
La estrategia judaica ha sido bien orientada hacia la monopolización del Conocimiento, a pesar de que nuestra raza haya sido la mayor fuente del mismo. Han sido los judíos dirigentes, gracias a la siempre vigente conciencia racial, quienes han sabido explotarlo mejor para su propio beneficio racial. Para monopolizar el conocimiento es preciso alejar a los demás del mismo. Así vemos un mito bíblico interesante, el de Adán y Eva y la serpiente. En definitiva, se condena como malos o inducidos por el demonio a aquellos que aspiren a buscar el conocimiento (simbolizado por Eva mordiendo la manzana). En su excelente política de doble moral, mientras los idiotas aceptaban las ideas religiosas (sean o no judías), los sectores iniciados cultivaban en secreto la ciencia que aprendían en nuestras universidades, sólo que al encauzarlas en un marco de filosofía racista el conocimiento se convertía en Poder activo.
Ese sofisma religioso logró en cierta forma frenar la conciencia racial aria y la explotación de toda la ciencia que nosotros mismos trajimos al mundo. Hasta que el NS trajo la conciencia racial los conocimientos científicos no nos servían de mucho en realidad, ya que estaban despojados de su destino teleológico; no nos servían en su máxima expresión. Pero fíjense que el intento del enemigo no logró frenar el curso imparable de nuestros genes que, aún inconscientes de su razón racial, contribuían al desarrollo de una Humanidad Superior. Somos una raza científica y filosófica por excelencia, sólo que aún no hemos fusionado todo definitivamente, no hemos explotado todas las energías. El Tercer Reich fue sólo un adelanto de esa fusión. Nuestro genial Rosenberg vio en la ciencia moderna la "creación más pura del espíritu ario", algo en lo cual coincidía Hitler, que siempre estaba fascinado con los nuevos inventos tecnológicos (otro respaldo a la superioridad ario-nórdica basada en hechos reales). Mientras nuestros profetas admiraban la ciencia y la técnica que los arios trajeron al mundo, Évola la reprochaba como las fuentes originarias de "las devastaciones espirituales más negativas e irreversibles de la época moderna, así como la desacralización del universo" (cita extraída de "Revolución Cultural y Problema Religioso"), demostrándonos cómo intenta desacreditar sutilmente todas aquellas virtudes que en nuestra raza se manifiestan poderosamente. Lo que él brinda es un nuevo sofisma, ya que en rigor de verdad la Ciencia y la Técnica son en estos momentos las señales más fuertes de una diferenciación de tipo biológico-genético con las demás razas. Desacreditando la ciencia, la técnica y la razón, exalta indirectamente la visión supersticiosa y supuestamente "espiritual" del tradicionalismo de tipo derechista evoliano que él propone.
Las devastaciones espirituales más negativas que han existido sobre la Tierra son aquellas que emanan del judaísmo (hacia afuera), en un contexto de guerra racial, comenzando por el cristianismo, según la versión del judío Pablo. A éstas se sumaron todas las subversiones ideológico-sociales emanadas de la misma anti-raza, como lo fueron la revolución "Francesa", la "revolución Rusa", la creación del marxismo, el freudismo, el liberalismo cultural y económico (David Ricardo), el feminismo, y un largo etcétera, cuyos rastros y orígenes convergen en el parásito del mundo. Y por sobre todo, lo que ha permitido todo esto ha sido justamente la falta de un RACISMO NACIONALSOCIALISTA, ya que nuestro racismo nos brinda la conciencia suprema de nuestra propia raza (que no es un mero potenciador del nacionalismo, como decía Évola). Si esta conciencia no se hubiera perdido, JAMÁS el judío habría podido lograr lo que ha logrado; por ello esta alimaña combate NUESTRO RACISMO al IGUAL que ÉVOLA. Han sido los SOFISMAS de estos enemigos de la VIDA los que han traído la desacralización del universo. Igualmente peligrosa es la postura evoliana contra todo pensamiento naturalista y panteísta. Él no entiende que la postura naturalista no acaba allí en lo superficial de un paisaje campestre, sino que va a lo profundo, va a su esencia, y que ésta es en mayor medida de carácter DIVINA. Hay dos maneras de ponerse en contacto con esta Divinidad: la primera, mediante el sentimiento y los sentidos; la segunda, que es superior, mediante la Razón, la inteligencia y la sabiduría. Con la Ciencia nos comunicamos con Dios. ¿No es una bendición y una señal de predilección que el hombre ario haya sido el estandarte en la Ciencia y la Creación?.
La estrategia moderna del judaísmo pasa simplemente por mantener baja la conciencia racial, fomentando al mismo tiempo la lucha contra la ciencia, y como lo que más le preocupa es que nosotros las fusionemos nuevamente como el Reich, obran en consecuencia. Por ello me resulta demasiado sospechosa la actitud de Évola contra la ciencia, particularmente la manera cómo manipula a los arios. ¿Cómo hacer para alejar a un ario de la ciencia? Simple: afirmando que la ciencia es algo judío. Juega con el prejuicio. Para darle mayor credibilidad, da algunos ejemplos de la influencia de los deletéreos aportes "científicos" del judaísmo. Jamás aclara que para nosotros todas las intervenciones judías en la ciencia han sido para destruír la verdad y ocultar el conocimiento. Para nosotros ESO NO ES CIENCIA; en cambio, sí es Ciencia la que ha salido de nuestra sangre (y ésta fue redimida). Y si se acusa su sentido "autista" que sólo estudia las profundidades mas no las esencias, eso es debido a la falta de conciencia racial y teleológica-filosófica reinante en un mundo decadente. Este mal fue superado por el Tercer Reich (y fue precisamente gracias al racismo que tanto criticaba Évola).
El Ser Inmanente, luego de siglos de ocultamiento, asomaba y aparecía nuevamente (luego de muchos siglos de ocultamiento) en la conciencia del ario. List era totalmente anti-modernista y era tradicionalista ario, pero según nuestra visión espiritual del mundo, por ello List es racista (se entiende, natural-biológico). La preocupación principal de Guido von List era la pureza racial de toda la raza blanca, que apuntaba al origen primigenio: lo nórdico, y a éste lo establecía como imagen-meta de purificación suprema (igual que el NS y lo que expresa Hitler en "Mi Lucha"). Distinguió entre formas exotéricas (wotanistas) y esotéricas (armanistas) de las doctrinas religiosas, y aludió a la total autoridad de los iniciados por sobre la gente común de la antigua Germania; la doctrina exotérica (wotanismo) asumía la forma popular de mitos y parábolas dirigidos a las clases sociales mas bajas, mientras que la doctrina esotérica (armanismo) estaba relacionada con los misterios de la Naturaleza oculta, y se hallaba restringida a los entrenados para desempeñar las funciones más elevadas. Los dioses como Wotan, Donar y Loki, fueron interpretados como símbolos de ideas cosmológicas esotéricas [2]. List encontró correspondencias entre la Edda y el hinduísmo ario. Le sorprendía particularmente la correspondencia numérica entre un enigma aritmético en el "Grimnismal" de la Edda y el número de los años en el Kali-yuga. El camarada que quiera adentrarse en la verdadera tradición milenaria de los arios paganos no debe ir a buscar a Évola sino por el contrario debe seguir la pista de List y sus allegados, las SS y su entorno [3]. Pero es preciso aclarar que el Tercer Reich en sí mismo representó una síntesis y superación de todo lo visto hasta entonces. Para muchos ocultistas la figura misma de Hitler era la encarnación de un Avatara. En 1910 Guido von List ya profetizaba: "Un poderoso llegará desde arriba, él traerá el orden; se sienta a la mesa y hace que todos se pongan de acuerdo, y todo queda arreglado; unirá al pueblo alemán". Luego dijo que vendría una nueva Alemania donde "un individuo ostensiblemente sobrehumano pondrá fin a las aflicciones humanas y las confusiones, estableciendo un orden eterno. Este líder y dictador divino traería un mundo monolítico de certezas que iban a satisfacer las circunstancias sociopolíticas del milenio nacional".
[2. Aquí vemos que los símbolos y los mitos se encuentran al servicio de una visión natural, y que aunque puedan llegar a generar cierto dualismo, entran bajo control y están dirigidos sólo hacia la masa no-iniciada. A diferencia de los otros dualismos judaicos, masónicos y cristianos, esta religión genuinamente aria presenta a sus dioses como símbolos, a manera de una fachada que comprende la necesidad psicológica de las masas y en ningún momento es un dualismo absoluto ni real, sino que tras de sí encontramos la idea unitaria del Ser inmanente y las verdades cosmológicamente esotéricas].
[3. Miguel Serrano es un autor chileno del hitlerismo esotérico de la posguerra, que respeta en gran medida la línea oficial, pero lamentablemente algunos giros demasiados poéticos, abstractos y hasta fabulatrices, por no hablar de cierto pesimismo, ahuyentan a más de un camarada. Pero Miguel Serrano no mostró a la luz pública algunas esencias del esoterismo práctico y teleológico cuyo enfoque reproduzco en parte en mi ensayo "Hitlerismo versus Evolianismo", una línea más práctica y a su vez filosófica del NS esotérico. A pesar de todo, Miguel Serrano no se apartó de la esencia. Y comparto junto a él la critica contra Évola].
List también (en 1910) profetizó los cuerpos de élite SS. Ya terminando la Primera Guerra Mundial sugirió que las víctimas austriacas y alemanas de las masacres en los frentes de batalla reencarnarían en un mesiánico cuerpo colectivo. Esos cientos de miles de muertos por la guerra renacerían con un fervor milenarista innato: estos jóvenes conformarían mesiánicos cuerpos de élite en una posterior revolución nacional de posguerra. Sin palabras...
Profetizó la Primera Guerra Mundial, el putsh de la cervecería y el Tercer Reich. A partir de cálculos basados en "leyes cósmicas y astrológicas", List dedujo que los años 1914, 1923 y 1932 tenían una intima relación con el advenimiento del milenio armanista. No sólo eso: era partidario del año 1932 porque era la fecha en que una fuerza divina iría a poseer la inconsciencia colectiva del pueblo germano. Esta generación de revolucionarios renacidos podría volverse sensible a la fuerza divina y constituír una liga fanática que daría nacimiento a una nueva época, donde la pluralista sociedad moderna se transformaría en un Estado todopoderoso, monolítico, eterno e incorruptible. Sólo en su último cálculo se adelantó un año: el Tercer Reich nacionalsocialista de Hitler nacía en 1933...
El psicólogo y psiquiatra suizo Carl G. Jung opinaba que mientras Mussolini era un hombre normal, "un ser humano", por así decir, hasta simpático, Hitler no lo era, "carente de individualidad, confundido con el alma colectiva de su Nación, poseído por su Inconsciente Colectivo", agregaba, "ni siquiera por el Inconsciente Colectivo de un solo país, sino de toda una raza, de la raza aria. Y es por ello que los oyentes, aun cuando no entiendan el alemán, si son arios, serán arrebatados, hipnotizados por sus palabras, porque los representa a todos ellos, habla por todos. Y si lo hace a gritos, es porque una nación entera, toda una raza, se está expresando a través de él". El profesor Jung le diría a Miguel Serrano en una carta del 14 de Septiembre de 1960: "Cuando, por ejemplo, la fe en el dios Wotan desapareció y nadie pensaba en él, aquel fenómeno originalmente llamado Wotan permaneció; nada cambió salvo su nombre, tal como lo demuestra el nacionalsocialismo en una escala mayor. Un movimiento colectivo consiste de millones de individuos, cada uno de los cuales muestra síntomas de wotanismo y demuestra, por ende, que Wotan, en rigor de verdad, jamás murió sino que ha conservado su vitalidad y autonomía originales. Nuestra conciencia sólo se imagina que ha perdido a los dioses; en realidad, ellos siguen ahí, y sólo se necesita de alguna condición general para rescatarlos y devolverles su fuerza total".
Hitler durante la guerra llegó a escribir un poema donde notablemente se observa el simbolismo esotérico ario-pagano presente en la mitología nórdica que tanto amaba. A continuación se los reproduzco:
"A veces, en las noches amargas, voy al roble de Wotan,
rodeado de silencioso fulgor,
para forjar una alianza con los poderes nocturnos,
las letras rúnicas que hace la luna con su mágico hechizo.
Y todos quienes durante el día están llenos de impudicia,
¡se vuelven pequeños ante la fórmula mágica!.
Ellos arrojan lanzas de acero, pero en vez de dar en el blanco,
se solidifican en estalagmitas.
Así, los falsos son separados de los verdaderos.
Yo llego a un nido de espadas y doy entonces con mi fórmula:
Bendiciones y prosperidad para los buenos y para los justos"
(pág. 90, "El Profeta de la Edad de Hierro").
Se puede observar el simbolismo oculto: el árbol del mundo (el Yggdrasil de los antiguos germanos), Wotan (dios germano que es también conocido como Odín en la mitología nórdica, equivalente al Zeus griego), las runas, la magia, los poderes de los astros y el cosmos, el deseo de justicia y de separar a los buenos y justos de los que son falsos. Cuando Hitler escribió esto estaba en plena batalla, tenia 26 años. No es sorpresa para nosotros que la obra de Wagner inspirara fuertemente a Hitler.
El mundo de la metafísica que se encontraba, antes del nacionalsocialismo, esclavo o subordinado al servicio de la ilusión —y particularmente de la nada—, volvió con el nacionalsocialismo a su mundo original: al del intelecto, al del conocimiento sustentado no sobre un marco sobrenatural o doble-natural e ilusorio, sino por lo natural, aquel amor y aprecio sincero a la Naturaleza y al conocimiento del Ser Inmanente que profesaban nuestros antiguos sabios. Es por la misma razón que el nazismo dio tanto valor a la ciencia y al progreso técnico, como una medida para conocer y acceder con certera precisión a ese Ser, sin que esto significase necesariamente darle la espalda a la divinidad y a la vida espiritual. En el Tercer Reich se valoraba la ciencia honesta (no las teorías pseudo-científicas judaicas). Tampoco se dejaba librado al azar este arquetipo de la divinidad inherente a la condición de la psicología humana: éste fue orientado hacia su correcto sentido, es decir, hacia el dictador supremo (como en el Imperio Romano o en Egipto, donde los emperadores y faraones eran vistos como dioses), sólo que en este caso también se tiene en cuenta no sólo la autoridad del Führer en vida sino su obra, sus pensamientos, su mensaje, sus ideas, la sabiduría esencial que emana de Mi Lucha, y estas cosas apuntan a lo esencial: al mundo natural. Nadie puede negar esto, y nosotros bien sabemos que el "culto" a la Naturaleza y sus fuerzas era la religión pagana donde estas fuerzas y verdades cosmológicas estaban personificadas por los dioses mitológicos. ¿Qué es esto sino el más increíble y sutil regreso del antiguo paganismo ario? No como religión sino como esencia. Simplemente se han sustituído los símbolos y apuntado a la misma esencia, espíritu y conocimiento. La conciencia aria fue dirigida hacia su propio interior.
Más que una vuelta al paganismo entendido como religión, fue el intento magnífico e incomparable de hacer inteligible algo más importante que cualquier religión: el Ser Inmanente greco-parmenídeo de nuestros antiguos sabios y filósofos arios, poniéndonos en contacto directo con la deidad, que hace mucho tiempo el judío comenzó a ocultar (para monopolizarlo), ya en tiempos de Teofrasto, con la infiltración de un tipo religioso que en el curso de los siglos venideros habría de cubrir al Ser para desplazarlo de la conciencia del hombre ario, esto es, con el cristianismo. Hecateo de Abdera en su "Aegyptica" fue quien introdujo la primera versión de la doctrina del judaísmo: en ese momento comienza la contaminación de la "doctrina" (conocimiento) del Ser Inmanente por la religión exotérica de Yahvé. Cuando la más poderosa corriente filosófica post-teofrástica, o sea el estoicismo, entra en la lista de las doctrinas que se disputan empeñosamente los espíritus, aparecen en primera fila como fundadores de la nueva escuela los semitas Zenón de Citio y Crisipo. Desde aquellos momentos hay una perfección que se obscurece o se pierde: la inteligibilidad que permite considerar al Ser como Espíritu en el sentido anaxagórico.
Curiosamente en algunos textos y artículos del sitio web "Nuevo Orden" (un sitio supuestamente nacionalsocialista) vi con asombro e indignación cómo están infiltrando la "sabiduría" de "Aegyptica", o se cita a Plotino con su "Libro de las Virtudes", todo recubierto como un "despertar", donde se incita a despreciar o menospreciar el valor del cuerpo y abrazar el espíritu (Plotino es ídolo de muchos masones y del mismo Évola). Esta muy sutil infiltración judía debemos eliminarla. Debemos ser inflexibles. Ya lo hicieron en la Grecia clásica, ya lo hicieron con la censura del nacionalsocialismo a las masas, y ahora apuntan a contaminar nuestras propias filas mediante la infiltración de los derechistas evolianos, apuntando a camaradas con tendencias intelectuales (aunque no-iniciados por el NS esotérico); no obstante, hay quienes, como yo, que estamos dispuestos a prevenir sobre estos peligros a la camaradería dispersa por el mundo. El nazismo hitleriano nos permitió reencontrarnos con el Ser Inmanente greco-parmenídeo, sólo que algunos camaradas que no observan más allá de lo que ven sus ojos se quedaron en los símbolos, no pudiendo apreciar en su justa dimensión la terrible y suprema verdad revelada por el NS. No se trata de cristianismo o paganismo, ésas son simples formas religiosas; la divinidad está mucho más allá de la religión; para el Ser no hay contradicciones, no hay oposiciones, y éste se muestra al intelecto.
Tengan siempre presente una cosa:
1. La mitología de toda religión es una mediación imaginativo-fabulosa entre la divinidad y el hombre.
2. Lo divino es anterior al mito.
3. Lo divino es "algo" al que el hombre religioso apellida divino.
4. El "algo" es anterior a lo divino.
5. El "algo" es la APXH (αρχή, arjé, "principium").
6. La imaginación fabulatriz del hombre crea los dioses, como la representación de lo divino.
7. La APXH no mitificada es el Ser, el cual es divino, pero el Ser no pertenece al orden mitológico, porque en él no media la imaginación fabulatriz. El Ser es un algo determinado así por el intelecto. El juicio que sirve de base a su determinación no es asuntivo sino lógico. (Y no cualquier lógica).
8. El Ser es un valor: es un Inteligible.
9. El Ser es el Proto-inteligible, mientras que la Divinidad es el Proto-valor.
10. Al Proto-inteligible tenemos acceso por el intelecto, "Nous".
11. Al Proto-valor tenemos acceso por la religión, "Pistis".
12. La ciencia del intelecto ("Nous") es la Metafísica.
13. Mientras que el saber de la "Pistis" es la Religión.
Esto puede ser considerado una revelación iniciática para aquellos NS que no han entrado en contacto con lo más íntimo del NS esotérico. Cuando esto se entiende, las religiones ya no son un obstáculo para lograr la Unidad Absoluta en nuestra Raza; la conciencia del Ser inmanente (se sobreentiende que también está incluída la esencial conciencia racial) es el vértice de la "gran pirámide"; cuando el Ser inmanente habita en nuestra conciencia "somos Uno con Dios". Por ende, toda acusación de materialismo cae al piso. Los evolianos, e incluso muchos de nuestros camaradas, desconocen todos los secretos que tenemos guardados para la reconstrucción de la Edad Dorada.
Esto es lo que brinda la máxima unidad de concepción, lo que posibilita a su vez la máxima unión en la acción. Esto es lo que impide que seamos engañados con ilusiones, o que caigamos en estúpidos debates entre quienes defienden o atacan a diferentes dioses-simbólicos, atacan o defienden a Wotan, a Jesús, a Satán, etcétera. Es lo que impide también que fantasmas nos atemoricen o jueguen con nosotros. Entendamos de una buena vez lo que ha sucedido, lo que ha pasado y lo que nos han hecho; seamos duros y despiadados contra el enemigo que nos ha alejado de la deidad natural. Ha llegado la hora de vengar siglos de desconcierto y penuria.
Ser uno con Dios es lo que posibilitó a Hitler ser un superhombre y proyectar en la Historia Humana una Obra de Creación —en la inmanencia—, no desde la nada, sino desde el Ser.
A los masones satanistas les enseñan algo parecido: les develan parte del Conocimiento, pero al ocultarles la conciencia racial estos seres que se piensan "divinos" se convierten en seres destructivos al servicio del que Conoce más. Son iniciados a medias (a propósito), y los hacen sentirse y creerse dioses, pero ellos jamás descubren que sus "creaciones" son yerros metafísicos al servicio del judaísmo. Évola quiere procurar que el "Yo" cree verdaderamente la realidad, recurriendo al "Ars Regia" y a la magia como piedra filosofal, por la cual el hombre querría hacerse "dios". Nada de esto tiene sentido si no se inicia al hombre completamente (como Hitler); nada de esto tiene sentido si se cercena la conciencia racial y el destino teleológico de la raza; en ese caso todo el llamado "esoterismo" es falso, una conjunción de sofismas ingeniosos contra-alquímicos, que representan en realidad un egoísmo metafísico o trascendental (su obra se focaliza en gran parte sobre la realización del Yo absoluto). En este aspecto hay una total similitud (esencial) de la doctrina evoliana con las doctrinas masónicas judaicas. El satanista Aleister Crowley (falso "neopagano") formulaba el mismo principio, y realmente fue un "mago", pero negro. Este masón, amigo de varios judíos, fue también manipulado, y eso sólo es posible porque se le lavó el cerebro y se le ocultó la conciencia racial como valor absoluto y guía teleológica en el camino del devenir espacio-temporal.
Cuando el judío logró desplazar al Ser Inmanente de la mente de los arios (a través de nuevas ideas sofísticas y religiosas), perdimos el contacto con la deidad pura e inteligible. Los judíos no soportaban la idea de que existiera otro pueblo elegido. Guste o no, la nueva religión judeo-cristiana terminó por sepultar la sabiduría filosófica sobre el Ser Inmanente (que iba más allá de todas las religiones). Aunque luego el cristianismo fuera "helenizado", el Ser fue ocultado. Justino (la cabeza más significativa de los cristianos Apologistas) se planteó la cuestión de si Dios en realidad se había revelado solamente a los judíos en la Ley, o si no se había revelado también a los griegos en la Filosofía. Tal era su experiencia personal (él había estudiado todos los sistemas filosóficos griegos). Por otra parte la investigación de Werner Jaeger demuestra que el pensamiento griego puro surgió de nuestra propia raza y no recibió ninguna influencia ni infección judía. La influencia disociante sólo comenzó a insinuarse recién en Teofrasto y aumentó con los estoicos; pero cuando esto acontece, la filosofía griega ya había descubierto hacía mucho tiempo el Ser Inmanente (comenzando con Parménides, es decir antes que Platón; nuestra raza también había ya descubierto el Ser en otras culturas aún más antiguas).
Con la irrupción del cristianismo en Occidente, guste o no, se destruyó la filosofía tradicional aria del Ser (es un hecho), filosofía que solamente servía para la inmanencia, en cuyo círculo inflexible el mundo antiguo llevó a cabo su obra admirable y grandiosa, testimonio del poder del Hombre sin más asistencia que sí mismo (esto no debe ser confundido con el inmanentismo subjetivo e individual, alejado de la Naturaleza).
Con la llegada del cristianismo, el Ser Inmanente fue ocultado de la conciencia aria. La filosofía quedaba subordinada a la Religión (en vez de la segunda subordinarse a la primera). En consecuencia, tanto Siriano como Proclo y Mario Victoriano no pudieron avanzar ni agregar una nueva perfección al Ser (a pesar de sus sobreabundantes deducciones); el límite era la religión. Por ejemplo, Proclo (siglo V), especulativo de gran envergadura, provisto de colosal erudición, se explayaba bajo los límites dogmáticos de la Trinidad, y para el Ser que es Uno y Múltiple (no uno y trino), la trinitariedad no cobra mayor validez, le es hasta caprichosa, valga la redundancia "dogmática", es accidental.
El NS ponía al ario nuevamente en contacto directo con la Naturaleza y el Conocimiento, des-ocultando el Ser Inmanente e imprimiéndole un sentido perfecto que, en mi opinión, superó la filosofía de los mismos griegos. La sangre fue el hilo conductor —el hilo de Ariadna— con el cual el ario se reencontró con el Ser Inmanente y todo el poder que esto otorga. El grado de amor a la raza propia determina en gran parte la cercanía con el Ser.
La raza, en términos naturales, antropológicos y científico-sociológicos, es el gran diferenciador de la Historia, el "motor invisible" de todos los acontecimientos y fenómenos culturales, religiosos, económicos y sociales en general. Una persona puede ser durante una parte de su vida un "proletario", luego puede ser "burguesa"; o puede ser "burguesa" con ideología proletaria marxista o viceversa. Al mismo tiempo puede ser cristiano, budista, ateo o musulmán. Una persona puede ser cristiana y luego convertirse al budismo. Son categorías sociales, culturales. Lo único que una persona no puede hacer en la vida es cambiar su naturaleza racial. Puede adoptar una u otra nacionalidad, integrarse a una cultura o cambiar su "mentalidad" o cosmovisión, pero no puede cambiar su naturaleza racial. La naturaleza racial de las personas y los pueblos son lo único eterno, intransferible e inmodificable que existe en la Historia. Es esa naturaleza racial inmutable la que crea el movimiento de la Historia, la que crea religiones, la que crea culturas y sistemas económicos y de gobiernos. Ninguna integración real será posible y duradera; tarde o temprano la crisis estallará de un día para el otro, por el motivo de que cada especie posee un instinto de conservación natural.
No por casualidad en aquellos momentos Hitler fue confundido como un hombre semi-dios (no sólo por la masa, sino también por filósofos, grandes intelectuales y ocultistas germanos). Él nos trajo nuevamente la sabiduría aria.
Hitler mismo se ha transformado en un símbolo iniciático. Salvando la distancia, éste tiene en la actualidad la misma función que tenía la mitología wotánica. Hitler revivió y encarnó un arquetipo y se ha convertido en un vehículo inmortal que une al hombre con el conocimiento de la Naturaleza oculta.
Todos los símbolos, banderas, estandartes, himnos, etcétera, todo en el Nacionalsocialismo en último análisis apunta hacia la Verdad, hacia el Conocimiento del Ser Inmanente; incluso los mitos se ponen al servicio del Ser (como corresponde). Esta mediación imaginativo-fabulosa no apunta a la nada sino al Ser Inmanente, a la Naturaleza, a la raza. Es por ello que la mitología nórdica que circuló en el Tercer Reich tuvo una misión iniciática, donde su mayor expresión la encontramos en la doctrina de la élite racial-ideológica (militar y no militar) de la SS. El nacionalsocialismo efectivamente fue mucho más que un partido (como dijo Hitler), fue una Weltanschauung, prácticamente una religión que no fue declarada oficialmente como tal. La paranoia judía por ocultar o esconder el Ser Inmanente y deformar su inteligibilidad llega hasta límites insospechados. Seguramente se preguntarán por qué. La respuesta es la siguiente: el conocimiento del Ser otorga Poder Absoluto y divino. Ellos desde hace siglos recibieron nuestra sabiduría, y la minoría dirigente del judaísmo la ha profesado en secreto (esotéricamente), mientras que exotéricamente (es decir hacia afuera) han predicado a otras razas e incluso a amplios sectores de su propio pueblo-rebaño el alejamiento del Ser Inmanente, distorsionando conceptos metafísicos e inventando ideologías y sectas para las otras razas. Esto les dio muchos siglos de ventaja, pero el "embrujo" duró hasta la aparición y el ascenso de Hitler. Perdiendo el monopolio del conocimiento del Ser inmanente se les cayó el auto-mito del "pueblo elegido".
Nosotros jamás criticamos el racismo judío, ya presente en el Antiguo Testamento y desarrollado para la élite judía en el Talmud. Hitler mismo dijo que el judaísmo era en realidad una doctrina racial disimulada como religión, una de las principales razones de su poder. Lo que combatimos es al pueblo judío, no su racismo, y lo combatimos principalmente porque nos está eliminando y subyugando. Nuestra reacción demuestra que no hemos nacido para ser esclavos y que esto es un episodio anecdótico en toda la historia universal aria, un período aleccionador. Parece que Évola elude un dato importante cuando tilda de "moderno" el racismo judío: olvida que éste estuvo plasmado ya en la Torá, en el Antiguo Testamento. El Talmud y la Cábala han bebido también de tradiciones arias, hasta helénicas, y de tradiciones orales judías y de diferentes civilizaciones. Somos conscientes de que Hitler vino al mundo y proclamó a la raza aria como la superior. No nos interesa que los judíos hagan lo mismo con su pueblillo. Pero es interesante hacer una observación en cuanto que nos diferencia del judaísmo: el NS predica que junto al racismo natural también debe existir un espacio vital, una tierra exclusivamente para cada raza, respetando el instinto territorial.
¡Desconfíen de aquellos que intentan apartarnos del mundo natural, y de aquellos que pretender alejarnos del racismo NS y sus ideales!. Cuidado con las sutilezas y los sofismas [4].
[4. Los camaradas deben tener mucho cuidado cuando vean organizaciones supuestamente NS. Particularmente llamo la atención hacia una llamada "Caballeros Tirodal", que dentro de su doctrina llevan a los camaradas al desprecio de la Naturaleza y la materia. Hay que desconfiar de aquellos que llaman a combatir "toda la obra material del Demiurgo" y el "universo vivo". Sus discursos engañan, ya que usan frases como «Hay personas, por ejemplo, que, afirman ser "nazis", pero que piensan como viles judíos». Con ese engaño combaten la supuesta "mentalidad judía". Esto suena bien, pero el gran problema es que luego bajo esa bandera se combate lo más fuerte de nuestro ideal, de nuestro racismo, y todo aquello que fortifica mentalmente al hombre: la lucha por la supremacía de la raza biológica, la voluntad de poder, la subordinación de los medios a los fines de la supervivencia aria, la realidad de que nuestra lucha es en este mundo y no en el más allá. Todo ello es combatido como si fuesen ideas de origen judío, pero éstas son realidades naturales, no tienen dueño, benefician a quien las aplica. Esas sectas que disfrazan sus objetivos perversos camuflándolos de supuesta sabiduría hiperbórea (y hasta aria) muchas veces alienan a los camaradas curiosos y los convierten en estériles fuerzas en el combate contra un enemigo judío que saca provecho de ello. Con la excusa de combatir la "mentalidad judía" erradican en nuestros hombres aquellas ideas NS que nos hacen fuertes y que bien les molestan a los judíos. Ellos quieren el monopolio del conocimiento y de las ideas-fuerza. Tengamos cuidado con determinadas organizaciones "esotéricas", pues algunas parecen creadas y funcionales al enemigo. ¡Aferrarse a nuestros ideales originales!. ¡Aferrarse a todo pensamiento e idea que lleve al poder y al triunfo a nuestra raza!].
Ya en el poder, el Führer en el XVII Aniversario del Alzamiento Nacional (24 de Febrero de 1937) dijo: «Pueden todos los sacerdotes ponerse contra nosotros, pero hay una cosa que no podrán rebatir: ¡El Señor ha estado con nosotros, Él nos ha guiado! (aplausos atronadores). Se ha puesto de parte de la única Iglesia realmente confesional que existe, o sea el Movimiento Nacionalsocialista, que tiene este credo: "creemos en Alemania y en nuestro pueblo (aplausos atronadores), que no nos abandonará si no somos desleales para con nuestro pueblo y nuestra misión" (aplausos). Y esta lucha ha obtenido las bendiciones del Señor. Pues si realmente el Todopoderoso hubiera estado en contra nuestra, entonces, ustedes lo saben, yo no estaría hoy aquí ni ustedes estarían ahí».
Évola optó por tomar la visión del mundo que parte de una base filosófica diferente en esencia. Él parte de un dualismo distintivo (al que erróneamente llama tradicional) que consiste en separar como cosas totalmente diferentes materia y espíritu, optando por el último, desenfatizando la materia en su valor esencial; consecuentemente entonces cataloga la raza (biológica) del racismo natural-científico como concepción "materialista" (grave distorsión semántica, ya que amar la raza no es materialismo) y "moderna". Según él, y consecuente con su visión, como el espíritu no estaba en la Raza, lo inventa en el "aire", en la idea-creencia, en un denominador común a todas las razas. Esto lleva a un peligrosísimo igualitarismo universal. (Aunque haya dicho que se oponía al igualitarismo, su pensamiento no hace más que brindar una vía sofistica y muy sutil al mismo). El problema y peligro que trae esta visión es que el hombre es muy susceptible de ser esclavizado por el arbitrario y subjetivo ideal "espiritual" planteado por el autor. En la construcción de este ideal él se basa en una suposición subjetiva, y, como por principio en su visión la materia es secundaria (cuando no rechazada), sus juicios no tienen como base la realidad misma de la Naturaleza sino una construcción abstracta.
Entre nosotros debemos saber que ésta es una visión sofistica que justamente sirve para esclavizar al hombre en un sentido determinado por el autor. En sus efectos prácticos, no dista mucho del dualismo separativo donde el espíritu reposa en la nada filosófica (en lo sobrenatural).
Évola cae en una obvia contradicción dialéctica, ya que si bien se oponía muy bien al dualismo cristiano (herencia nietzscheana que también compartimos), oponía un dualismo "distintivo" de las "dos naturalezas" (para nosotros sólo hay una naturaleza), que en los hechos termina siendo también destructiva y debilitadora, ya que si bien no se opone radicalmente a la materia (como los cátaros) ni parte del dualismo separativo usado por las religiones de origen semítico-judaico, termina desenfatizándola (a la materia) como algo existente pero secundario, que va "atado", como arrastrando detrás de la "carreta del espíritu". Así, para él la raza pura no es la raza en sí, sino que sólo se purifica cuando la raza del cuerpo coincide la raza del espíritu [5]. Es decir, como vimos anteriormente, propone imponer el "ser así" (subjetivamente comprendido por él) al "ser existente". Nosotros, por el contrario, proponemos comprender la realidad ontológica y teleológica del "ser existente" para luego deducir el "ser así", no sólo desde el plano filosófico sino también comprendiendo las manifestaciones propia de la raza en su medio.
[5. Un ideal subjetivo inventado por él. Es decir, para nosotros esto es una profanación a la ciencia racial. En su visión, la pureza se consigue "espiritualmente"; por ello no tiene nada que ver con una eugenesia real. Por ejemplo, si hay un mulato, éste puede transformarse mágicamente en un hombre de raza pura si cumple con las sugerencias espirituales de la derecha tradicional evoliana. Es evidente que su visión es destructiva y alejada de la realidad racial, y oculta a sus lectores un mundo de Realidades].
Évola, al unir en la práctica su visión con el "idealismo mágico", sus ideas tienden al dualismo que él mismo criticaba, ya que le da existencia autónoma e independiente a ideas como Imperio; enfatiza las ideas ante las realidades y esto lo traslada a todo tipo de análisis. Por ejemplo, cuando trata el liberalismo da la impresión de que el mismo es una entidad «con vida propia», o cuando habla en contra del racismo nacionalsocialista como el "ultimo zarpazo" que la "modernidad" dio al mundo, la "modernidad" parece tener vida propia. Así, el motor de los hechos no es la vida sino la idea; así, no encuentra a judíos creando sistemas disolventes; encuentra, en cambio, una abstracta "modernidad" que actúa por sí misma. Todas estas creaciones ideológicas sirven par distorsionar la visión del mundo y negar por sobre todo el papel restaurador del NS y su racismo.
Existe en el análisis evoliano un detalle no menor que fue sutilmente pasado por alto, quizás con el objeto de no perder coherencia de la base dualista de la cual parte. El punto es que el marxismo centra su visión en lo económico y hace de esto el centro de la vida del hombre, la explicación, motivo y finalidad de todo acto y proceder humano; es decir, una ideología materialista. En definitiva, lo aleja de su propio ser (de su propia esencia), ya que en rigor de verdad todo fenómeno económico es tan sólo una manifestación del hombre mismo en la lucha por la vida y la existencia, como lo es también una manifestación de la vida del hombre todo fenómeno cultural, político, militar y religioso; en cambio, nuestra cosmovisión basada en la Naturaleza y el racismo natural, tiene como fin acercar al hombre a su propio Ser, a su centro vital: la Raza, el pueblo natural del cual venimos, del cual descendemos. No centra ni focaliza su visión en un fenómeno que parte de él sino que apunta a la misma esencia del hombre en el universo, devela las preguntas más profundas de su propia existencia. He ahí nuestro tremendo poder interior. La Raza es un principio filosófico y espiritual, el más elevado y esencial. Luego de siglos el hombre ario se encontró con si mismo, y ya tenía un ejercito de intelectualoides en contra (Évola incluído).
A los tradicionalistas, a los derechistas tradicionales, a los gnósticos (de corriente semítica), y a todas esas confesiones baratas que nacen del judaísmo exotérico (pasando a formar el sustento del autodenominado "esoterismo" occidental), el "cuerpo" le causa alergia, y, junto al amor a la vida, al mundo, a la Naturaleza, a la raza y la existencia, quedan todos clasificados engañosamente como "materialismo". El así llamado hombre "puro y espiritual" debe rechazarlas o tomarlas como inferiores. Es decir, amar a nuestra raza como lo hacemos nosotros sería para este escritor un pecado "moderno" y degenerado. En todo momento los tradicionalistas buscan desmerecer o dejar en segundo plano lo biológico-genético y a la raza misma. Ahí vemos el sutil veneno subversivo.
El racismo NS considera la raza como una unidad bío-psíquica.
Psique (del griego psyché) significa Alma; por ello la psicología fue llamada en sus comienzos la ciencia del alma. Jamás el racismo NS negó la psique, pero tampoco dejó de aclarar que ésta se encuentra en el cuerpo y no aparte de él.
Para seguir mostrando hasta qué grado llegó el análisis NS en cuanto al espíritu, podemos recordar que ya sea Rosenberg o Hitler (al igual que Wagner) afirmaban que una obra de arte es en sí misma religión representada en forma viviente. La obra de arte era otra manifestación, otra exteriorización de lo más profundo del alma fuera del propio hombre. Así, las grandes obras artísticas occidentales, la pintura, la arquitectura, la música, la escultura, etcétera, representaban la grandeza de la raza aria, y por ende constituían una manifestación de la misma en su devenir histórico. Rosenberg encontraba más fuerza y religión en estas obras de arte que en "las desconsoladas narraciones bíblicas del estéril y árido pueblo judío".
Para Rosenberg y Hitler (y otros autores NS), el resurgimiento espiritual proviene principalmente de la toma de conciencia de la raza como valor supremo, el despertar del sentimiento por los valores, y la búsqueda de la resistencia del carácter frente a toda seducción enemiga, y el resurgimiento de una posición heroica frente a la vida, una enseñanza y un legado guerrero de la sangre ario-nórdica para todos los hombres blancos. La SS fue la encarnación de este ideal.
En una de las últimas ediciones oficiales (Berlín, Enero de 1937), Rosenberg termina así su introducción: "La transmutación decisiva de los espíritus y de las almas se produce en toda Alemania. A su servicio se halla hoy en primera línea, entre otros, «El Mito del Siglo XX»". A esta visión le temía Évola.
Para terminar esta refutación a la acusación de materialismo hacia nuestro racismo, escogí unos extractos reveladores de algunas ideas o apreciaciones que tenían en la SS. Veamos las siguientes: "Puede morir en paz el que sabe que su clan y que todo lo que él y sus antepasados se han esforzado por alcanzar y han querido, encontrará su continuidad en sus hijos. El mejor regalo para la viuda de un combatiente muerto es siempre el hijo del hombre que ella ha amado". "La Edad de Oro está donde hay niños". "Los niños son la mayor felicidad del SS. Así mismo, su voluntad y sus deseos, su sentimiento y su pensamiento, viven en ellos. Lo que él ha recibido de la cadena de generaciones lo da a sus hijos, y confiere así la vida eterna al pueblo y al Reich de los hombres luchadores y las mujeres fieles, guardianas de la especie y de la civilización".
La calavera de la SS simbolizaba la insignificancia de la muerte individual ante esa cadena eterna de hombres de ascendientes y descendientes que conforman la Raza (el hombre como individuo sólo sería un ínfimo eslabón, un "átomo" en un proceso eterno querido por la Naturaleza). Vemos aquí que la visión del mundo que trajo el NS no era sólo un racismo físico y materialista como muchos erróneamente interpretaron; no estaba basado solamente en la biología (aunque se le diera preeminencia) como muchos autores afirman, sino que también las teorías esotéricas aparecen y nos muestran una profunda raíz filosófica, espiritual y metafísica. La esencial teoría racista de la cosmovisión Nacionalsocialista habría tenido entonces desarrollos mucho más profundos que los comúnmente reconocidos, es decir, la condición necesaria para crear el superhombre era la riqueza bío-genética, mientras que la condición suficiente era la riqueza espiritual, que no era otra cosa que un nuevo orden moral NS, dimanante de una súper-conciencia del Universo, adecuado a leyes sabias que la misma Naturaleza nos da y que los humanos no siempre saben descubrir, aceptar y aprovechar. Un nacionalsocialista no sólo es un hermano de sangre sino también un hermano espiritual, un hermano de lucha. Con el resurgimiento del hombre Ario purificado tendría lugar el advenimiento de la Edad Dorada. Según la fórmula alquímica, se habría transformado el plomo en oro.
Luego de exponer la fundamental visión dualista entre la raza espiritual dionisiaca y la titánica, Évola habla de tres razas: una del alma, otra del cuerpo y otra del espíritu. Rompe el concepto fundamental de nuestra visión: la indivisibilidad de la raza como un ente del Ser. Un ente que es El ente. La doctrina racista de Hitler, es decir, la nacionalsocialista, sólo nos habla de RAZA, una raza, encontrándose su superioridad basada exclusivamente en su sangre y sus factores hereditarios (en los genes), sin dejar por ello de hablar de la importancia del espíritu. Habla en Mi Lucha de los jerarcas NS como sabios en aspectos psicológicos. La gran diferencia con Évola es que el NS parte siempre desde la realidad, siempre partiendo de una base biogenética, una raza: la aria o indoeuropea. Para nuestra cosmovisión, la Raza es la parte sensible a los sentidos, de un espíritu intrínseco a su existencia, una unidad bío-psíquica. En una visión orgánico-natural todo es una unidad; por ello desde tiempos inmemoriales las razas de color (principalmente la negra), carentes de una civilización elevada, fueron vistas como inferiores. En contraposición, los Blancos fueron portadores de la Luz divina y, más aún, los nórdicos fueron considerados por los místicos como el Santo Grial de la Humanidad, con sus cabellos dorados como el oro y luminosos como el Sol; y sus ojos celestes, profundos como los mares y bellos como el cielo, fueron considerados de origen divino incluso por otras razas. El regreso a Hiperbórea se daría con la entronización de esta antigua raza guerrera y heroica portadora de creación, civilización, técnica y cultura avanzada, origen primigenio de las demás razas blancas y que hoy vemos aún en la actualidad reducidas a minoría.
Nuestra raza (la blanca indoeuropea) expresa lo que somos en el Universo. Soy lo que soy, somos lo que somos, porque existimos materialmente, biológicamente. El espíritu no está en el más allá ni supera la existencia, sino que está presente en lo más profundo de nuestra esencia. El NS jamás negó ni el espíritu ni la espiritualidad. Es una visión de los arios antiguos, incluso presente entre los más grandes filósofos griegos hace ya más de dos mil cuatrocientos años, y también presente muchos milenios antes en otras civilizaciones arias. Pero nuestra idea de espíritu es bien diferente a la idea de espíritu semítica judaica (exotérica) propagada por religiones bien conocidas.
No puede existir espíritu ario si no existe materia aria. Es decir, es inconcebible hablar de espíritu sin materia (como inconcebible es hablar de espacio sin tiempo). "Por mi raza hablará el espíritu", podría ser una síntesis de lo dicho, Sólo a través de mi raza se expresa el espíritu de mi raza, siendo la victoria y el éxito de la existencia y la supervivencia racial lograda a través de la lucha continua, el premio a una concepción del mundo más poderosa y por ello más cercana a Dios.
A partir de nuestra visión unitaria y, por lo tanto, superior a la evoliana, aún teñida de influencias polares (que sólo son admisibles para las enseñanzas exotéricas), nosotros vemos el mundo real y existencial tal como es. El pensamiento evoliano, a pesar de su apariencia erudita, no supera el pensamiento ilusorio del imaginario infantil. Por ello es peligroso para nuestra élite.
Otro detalle importante es que Évola le quita importancia a lo biológico. Ve en la raza un mero cuerpo, degradando la raza en sí como un mero cascarón, expresándolo en lo que denomina "raza del cuerpo" sólo como un cuerpo-objeto que debe ejercitarse para estar en buena forma (y mostrando engañosamente como si nuestro racismo se limitara a ello). Reduciendo a niveles ridículos la importancia de la influencia genética, crea conceptualmente una "raza del cuerpo". No ve en el cuerpo la vida misma, no ve la existencia misma, no ve los genes raciales condicionando nuestras virtudes y defectos, condicionando nuestros pensamientos, reflexiones, expresiones artísticas, nuestra inteligencia, nuestras vidas, incluso más allá de nuestra conciencia. No, lo despega de la raza misma y debe inventar y oponer la "raza espiritual". Para Évola (como para otros pensadores decadentes), el cuerpo es un mal necesario: vivir representa para él una caída de nivel, ya que en su visión dualista (donde encontramos al espíritu separado del mundo real y material) vivir es sólo la encarnación de ese espíritu etéreo con existencia y atributos propios, una visión tan engañosa e infantil, dirigida a los débiles, que no sale de la regla de los escritores despreciadores del mundo y la existencia (por más que diga lo contrario). Éste es el primer paso que usa para crear la subsiguiente lucha ficticia e ideológica entre fuerzas antagónicas en el mismo Ser: la del espíritu, relacionada a todo lo bueno, por un lado, y la de todo lo material, que representaría todo lo malo a superar y vencer.
Entre aquella visión y la nuestra existe una diferencia radical, y la superioridad de nuestra visión, la visión aria, se basa en que para nosotros la Vida misma (en sentido amplio) es sagrada, es una bendición, y no representa ninguna caída sino todo lo contrario, una fuerza que lucha contra miles de resistencias para no morir. Así y todo, la muerte y el sacrificio no son vistos de modo absoluto como algo malo en sí, ya que la muerte puede dar más vida aún —por ejemplo, la muerte de nuestros hombres en una lucha determinada, que puede garantizar y asegurar la vida y la supervivencia de la propia descendencia y la propia especie (ver la visión que la SS tenia de la muerte y la destrucción). Es decir, el Ario está dispuesto a sacrificar lo más sagrado de sí mismo (su propia vida) por amor a su propia raza, su propio pueblo natural, que es en la religión de la Sangre nuestro verdadero dios. El ario superior está dispuesto a sacrificar y entregar su vida individual en honor a algo trascendente que no es sí mismo ni un fantasma del más allá sino algo sagrado de nuestro Universo, la Raza Aria, el Pueblo Ario.
Por amor al pueblo natural y odio a todo aquello que afecte negativamente su supervivencia, es que el Superhombre Ario lucha por el aspecto Real de lo Imperecedero y lo trascendente [6].
[6. Éste es el Arquetipo de Dios, asido según la naturaleza sagrada en su perfección absoluta, ontológica y teleológica. El arquetipo de la trascendencia o Dios grabado en la psique, si es mal asido conduce al error meramente humano. Así vimos en la Historia a hombres dando sus vidas por causas falsas, dioses del oro, dioses piedras, por estatuas, por cruces, por Estados multirraciales, etcétera. Pero para nosotros el humano es algo que debe ser superado].
En esta visión perfecta, que concilia todos los opuestos en un Todo Unitario, Múltiple y Jerárquico, subyace la mayor de las revelaciones y aspiraciones espirituales realmente arias. No recurrimos a un falso dualismo, ni pensamos que la vida individual represente una caída o algo negativo, sino todo lo contrario: la vida es una posibilidad que la Naturaleza nos da para cumplir con nuestra misión divina, con nuestro sagrado designio; la vida es una promesa para perfeccionarse, que la vasta mayoría de los hombres desperdicia o por falsos caminos o simplemente por caminos inferiores.
Évola y otros despreciadores de la vida y de la existencia Real, al fomentar la fobia contra toda la materia (es decir, el mundo existencial), utilizando a ésta como la causa de todos los males, no hace más que ocultar que los principales pervertidores, degeneradores y desviadores del hombre son las cosmovisiones, las doctrinas ideológicas, religiosas, políticas y económicas, que no representan al intelecto el mundo tal cual es, escondiendo a la conciencia del mismo cosas vitales, y no sólo las cosas en sí sino sus valores y posiciones correspondientes en el cosmos. Una falsa representación metafísica del mundo guiará al hombre al abismo de la decadencia. El humanismo diluye ideológicamente la existencia de la raza natural en la "Humanidad"; el cristianismo, en el "universo"; el marxismo, en el movimiento internacional proletario; la burguesía, en el Estado; el liberalismo, en el "mercado"; la masonería, en la "fraternidad universal"; el evolianismo, en el Imperio y la "raza espiritual". Son estos entes generales —muchas veces abstractos— los que propician en la razón y el intelecto un mortal alejamiento de la raza, del origen propio, teniendo como resultado una multitud de seres esclavos desligados de los lazos ancestrales de sangre y hermandad real, cayendo en la consecuente destrucción de su Ser Racial mediante el mestizaje. El ser individual y, por extensión, el colectivo, caen víctimas de construcciones intelectuales, muchas de las cuales se dicen "espirituales" no siendo en realidad sino todo lo contrario. Se borra de la conciencia colectiva la raza como valor supremo y ésta consecuentemente termina cayendo; así lo demuestra la historia de la raza aria. Caído el Orden y la cultura superior por ella creada, sobrevienen las injusticias que hasta hoy mismo vemos, culturas bastardizadas, consumistas, materialistas, hedonistas, degeneradas; en todo caso, la pérdida de la conciencia racial significó la destrucción de la cultura, el orden social, propiciando el mestizaje. A esta venganza de la sangre no ha podido sustraerse nadie que haya desdeñado la religión de la sangre, ni los indios, ni los persas, tampoco los griegos, tampoco los romanos. La sangre fue privada de su alma, la conciencia de Sí-Misma.
El evolianismo, a pesar de su retórica y esfuerzo aparente para corregir un mundo en tinieblas, es más de lo mismo; por ello no es extraño ver a evolianos proponer mestizajes, (como aquí en Argentina, donde proponen reactivar la mezcla entre indios y europeos) en nombre de la "Tradición" (ver Marcos Ghio). No caigo aquí en el error de valorar a Évola a través de los evolianos, pero es bueno no perder de vista los ejemplos de los efectos que ocasiona su doctrina, y hago foco en el caso de Marcos Ghio porque es justamente alguien muy compenetrado y estudioso de sus obras: dirige un centro evoliano y fue traductor de sus obras a nuestro idioma. Con esto me refiero a que no es un mero lector del montón que pudo mal interpretar al ideólogo de la derecha tradicional.
Rosenberg, como un profeta de la raza aria, nos dice: "Una imagen nueva, rica en asociaciones, colorida, de la historia de la Humanidad y de la Tierra, comienza hoy a revelarse, si llenos de respeto reconocemos que la controversia entre sangre y mundo circundante, entre sangre y sangre, constituye el último fenómeno asequible para nosotros, detrás del cual no nos ha sido concedido buscar e investigar. Este reconocimiento arrastra consigo de inmediato, empero, la concepción de que el combate de la sangre y la mística presentida del acontecer de la vida no son dos cosas diferentes, sino que representan una sola de distinta manera. Raza es la parábola de un alma, la totalidad del bien racial un valor en sí, sin referencia a valores exangües que pasan por alto lo pleno de la Naturaleza, y sin conexión con los adoradores de la materia, que se percatan tan sólo de lo que acontece en el tiempo y en el espacio, sin comprender este acontecer como el más grande y último de todos los misterios. La historia racial es, por tanto, historia natural y mística anímica simultáneamente; la historia de la religión de la sangre está constituída, inversamente, por el gran relato mundial del ascenso y hundimiento de los pueblos, de sus héroes y pensadores, de sus inventores y artistas" (pág 14, Ediciones Wotan). Rosenberg expone como nadie, con citas sobre descubrimientos arqueológicos y demás datos y hechos, la presencia de los arios nórdicos en las diferentes civilizaciones del pasado, y hasta se aventura a introducirnos en la tradición hiperbórea, todo a favor de la raza aria o indoeuropea.
Évola, en cambio, trata estos temas desde la perspectiva de la "derecha tradicional". El resultado final es la distorsión y la regresión de los avances nacionalsocialistas; es decir, actúa como una reacción del sistema frente a la revolución NS, que tendría como objeto disolver todos nuestros avances en el campo del Conocimiento.
c) Relativista
Évola pretende ver en nuestro racismo una idea relativista; curiosamente, ante nuestros ojos su doctrina es la relativista. Utiliza como argumento la similitud con la cual tanto arios como judíos reivindican su superioridad y supremacía. En principio esta argumentación también parece cierta, pero en rigor de verdad no existe una visión de fondo que sea relativista en el NS.
Como nuestra visión es jerárquica y absoluta, para nosotros sí existe una jerarquía natural entre las razas, y estamos en la punta. Algunos podrían objetar que esto es relativo ya que muchas razas o pueblos se consideran "superiores", y que esto vendría a ser sólo un "condimento" para exaltar la auto-confianza. Por un lado esto es así, ya que la reivindicación suprematista actúa fuertemente y positivamente en el ánimo, en la psiquis, y todo aquello que fortalece el «ánimo racial», exalta y fortalece también su supervivencia. Pero más allá de ello, en la Naturaleza no hay iguales. Así como un hombre ignorante sacado de la masa se proclama superior al sabio, su expresión es sólo deseo, no realidad. Lo mismo sucede con las razas y pueblos. En la Historia muchos pueblos inferiores se proclamaron superiores porque eran ellos mismos, no siendo en la realidad sino una mera expresión de deseo ilusorio. La relatividad está en la mente, no en la Realidad del universo.
La valoración de la superioridad misma depende también del "patrón" que se use. Por ejemplo, si el patrón es la resistencia al calor, la raza negra curiosamente sería superior a la raza aria; no obstante, si tomamos la creatividad, la ciencia, la capacidad de formar una cultura y una civilización superior, la capacidad estratégico-guerrera, la capacidad de desarrollar sistemas de organización, el nivel de abstracción filosófica, el nivel de sacrificio individual por el bien colectivo, la capacidad de invención técnica, la capacidad de resolver problemas y superar adversidades, la raza Aria queda en la punta de la pirámide. Y esto lo demuestra la Historia, los hechos. No nos molesta que un negro se diga superior: esto sólo nos causaría risa. No hay relativismo. Porque no hay relativismo en la Realidad. Si bien es cierto que los negros son mas resistentes al calor y al Sol, no por ello son superiores; jamás lograron formar siquiera una civilización, siempre fueron débiles, poco o nada creativos, poco o nada inventivos. Enfrenten en una contienda a muerte a una raza y otra y veremos quién triunfa. Los negros orgullosos por su superioridad y aguante al calor se verán atropellados por hombres blancos que por su propia capacidad creadora y científica inventaron protectores solares. El "heroico" negro con su lanza se vio atropellado por el tanque de guerra ario, las ametralladoras, los cañones, los aviones con tecnología invisible, todas invenciones arias, especialmente germánicas. Y eso que en la actualidad por culpa de la pérdida de la conciencia racial todas nuestras invenciones están beneficiando a las otras razas, llegando al paradójico caso de ver reivindicaciones indigenistas a través de Internet. Esta misma pérdida de conciencia racial es la que permite a una raza inferior como la judía "vivir" a costa nuestra y entre los privilegios arios de la civilización, e incluso usar nuestras armas y tecnologías en provecho de su raza. Pero nada de esto sucedería si fuéramos concientes de la importancia suprema de la raza natural. Cuando la raza aria recupera su conciencia y sale del olvido, todo se coloca según su naturaleza: el ario domina y los demás son vencidos. Los judíos en los campos, sin privilegios, sin universidades arias, sin armas arias, sin dinero, sin descubrimientos arios, su raza vuelve a su normalidad primitiva: un pueblo de esclavos y ratas del desierto, que quiso bailar entre los Amos y creerse uno.
Según Hitler y muchos otros autores racistas, la raza Aria es una Raza superior y Creadora, portadora de gran cantidad de cualidades innatas. La pureza de la raza blanca tiende al tipo nórdico. Todos los Blancos somos hermanos y debemos ir de la mano en la lucha, pero el ideal de pureza dado por Hitler es el tipo nórdico; esto sale en "Mi Lucha" y lo dice el mismo Führer, que no era nórdico, y también Rosenberg, Darré y Himmler. Muchos camaradas que son blancos y no son tipo nórdicos pasan por alto esta máxima revelación y objetivo a largo plazo; debemos bregar por la purificación.
Nosotros debemos tener en claro que el hombre blanco en el mundo constituye una Gran Hermandad indivisible, aunque posea distintos niveles de pureza, pero el ideal NS fue y será siempre lo nórdico. Abandonar este objetivo máximo es abandonar al NS en su esencia misma. Otra cosa importante es entender que el menos puro de los nuestros supera abismalmente al mejor de otras razas. Y que poseer mayoría de sangre blanca posibilita luchar activamente por ella.
Lo que un pueblo ha forjado es un espejo de lo que es o puede llegar a ser si se mantiene su nivel racial.
Yo no soy nórdico (como tampoco lo era Hitler y otros jerarcas), y acepto esta revelación hitleriana de purificación hacia lo nórdico, porque me considero NS ortodoxo, 100% nacionalsocialista.
Hitler dio soluciones eugenésicas para superar todos estos problemas, como la creación de comunidades o colonias de raza pura que incrementen el número respecto a los otros (ya las veremos detalladamente según sus palabras). En el plano europeo también es posible observar las diferencias en desarrollo social, tecnológico, científico, etcétera, entre los países con mayor porcentaje de nórdicos y los de menor porcentaje. No obstante, lo importante es salvar toda la raza blanca en todos sus sentidos y etnias. Tenemos sangre caucásica indoeuropea y no debemos dividirnos; somos un todo racial que desea emanciparse y purificarse. Sólo la unión de la raza blanca en todo Occidente podrá liberarnos. En Argentina recibimos la visita de camaradas de todos lados del mundo, de Islandia, de Irlanda, de EE.UU., de España, de Alemania, de Austria, de Italia; hasta tenemos un asentamiento en la Patagonia donde algunos camaradas del mundo se quedan a vivir.
Mas allá de que la misma ciencia aria nos indique que lo nórdico es lo más puro de nuestra raza, podemos llegar a la misma conclusión mediante la reflexión y el sentimiento.
Cuando pensamos y nos preguntamos ¿cuál es un negro de raza pura?, es más que obvio que es el más negro. Los hay tan negros como la oscuridad, tan feos como los monos, tan pestilentes como el estiércol. Los demás que son menos negros han recibido mezclas con razas no-negras en algún tiempo histórico antiguo (con cualquier raza no-negra). Así y todo el negro "menos negro" entra en aquella clasificación, ya que se aleja evidentemente de otras razas.
Para el hombre Blanco, el "tipo" más diferente a otras razas es el nórdico; éste es lo más distante a lo negro y a lo amarillo, por ejemplo. Es lo más puro, la identidad más original. Los nórdicos son lo más semejante y lo más parecido a la luz y a la pureza, lo más parecido al oro, lo mas parecido al Sol, son modelos de belleza suprema. Una comunidad de nórdicos bien guiados nos da una imagen exterior e interior de lo que fue una vez el paraíso ario. La sonrisa inocente de un niño con cabellera color oro, los ojos claros de una mujer cuya inigualable belleza denotan el color y la profundidad del mar, la inmensidad del cielo y la eternidad de su espíritu, una visión que toca lo más profundo de nuestra psiquis y nuestros sentimientos, es algo que tenemos grabado en la memoria de la sangre, la búsqueda del origen primigenio, del paraíso terrenal que una vez construímos hace milenios y milenios. Cualquier niño blanco es bello y hermoso, pero un niño con rizos dorados y ojos azules, es divino. El mito del Grial es en realidad pagano-Celta, y su más profunda interpretación "de su búsqueda incansable" es esta búsqueda incansable de lo trascendental (trascendencia en el ámbito del Ser inmanente), y el Grial mismo, antes que un objeto, es la Sangre Nórdica y el Conocimiento integral del Ser, la conciencia racial, el reencuentro con la deidad misma que se torna inteligible a nuestra conciencia.
Hitler en "Mi Lucha", donde nos revela que el pecado original que hizo caer al hombre del paraíso (terrenal, no en el cielo) fue la mezcla racial. Véanlo por ustedes mismos: "A la postre, empero, los conquistadores pecan contra el principio de la conservación de la pureza de su sangre que habían respetado en un comienzo. Empiezan a mezclarse con los autóctonos y cierran con ello el capítulo de su propia existencia. La caída por el pecado en el Paraíso tuvo como consecuencia la expulsión. Después de un milenio, o más, se mantiene aún el último vestigio visible del antiguo pueblo dominador en la coloración más clara de la piel, dejada por su sangre a la raza vencida, y también en una civilización ya en decadencia, que fuera creada por él, en un comienzo".
El nacionalsocialismo, y Hitler principalmente, nos revela que el primigenio pueblo dominador y creador era el nórdico, origen de toda la raza blanca (último vestigio del antiguo pueblo dominador). Ante todo este problema en que se encuentra el mundo, Hitler nos propone otro tipo de conquista: la conquista por la sangre. Germanizar no era sólo llevar la cultura aria a lugar donde conquistaban, sino conquistar con población (Maquiavelo ya mencionaba esto), desplazando a la considerada inferior; y como Hitler mismo admite que incluso en la misma Alemania no había homogeneidad racial, y que no eran todos arios puros, propone la magnifica idea de creación de colonias donde el ideal del hombre nórdico sea cultivado. Adolf Hitler en "Mi Lucha" (volumen II, capítulo 2, "El Estado") viene a referirse a toda la cuestión que venimos tratando, poniendo especial énfasis en la cuestión de la "raza pura" (algo que el judío siempre intenta destruír). La idea de re-creación (a través del proceso «alquímico» de purificación) de la raza aria está presente en este texto de "Mi Lucha", donde expone la idea de crear colonias de raza pura que vendrán a ser el orgullo de toda la nación, hasta conseguir purificar la raza que portará en sí las cualidades primigenias perdidas. Podemos leer todo esto en palabras del mismo libro del Führer:
«La misión principal de los Estados germánicos es cuidar de poner un dique a una progresiva mezcla de razas.
La generación de nuestros conocidos abúlicos e ignorantes de hoy naturalmente gritará y se quejará de la "ofensa a los más sagrados derechos humanos".
Sólo existe, sin embargo, un derecho sagrado, y ese derecho es un deber para con lo más sagrado, consistiendo en velar por la pureza racial. Por la defensa de la parte más sana de la Humanidad se hace posible un perfeccionamiento mayor de la especie humana.
Un Estado de concepción racista tendrá, en primer lugar, el deber de sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consagrarlo como la institución destinada a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono.
Toda protesta contra esta tesis, fundándose en razones llamadas humanitarias, es acorde con una época en la que, por un lado, se da a cualquier degenerado la posibilidad de multiplicarse, lo cual supone imponer a sus descendientes y a los contemporáneos de éstos indecibles sufrimientos, en tanto que, por el otro, se ofrece en las droguerías (farmacias) y hasta en puestos de venta ambulantes, los medios destinados a evitar la concepción en la mujer, aun tratándose de padres completamente sanos.
Es deber del Estado racista reparar los daños ocasionados en este orden. Tiene que comenzar por hacer de la cuestión de la raza el punto central de la vida general; tiene que velar por la conservación de su pureza y tiene también que consagrar al niño como el bien más preciado de su pueblo. (...)
El hecho de la inexistencia de una nacionalidad sanguíneamente homogénea nos ha ocasionado daños dolorosos. (...)
Ciertamente, una completa fusión de los primitivos elementos raciales originaría una unidad más perfecta, pero, como se verifica en todos los cruzamientos, la capacidad creadora sería menor que la poseída por los elementos primitivos superiores. Significa una bendición el que gracias a esa incompleta promiscuidad poseamos todavía en nuestro organismo nacional germano grandes reservas del elemento nórdico germano, de sangre incontaminada, las que podemos considerar como el tesoro más valioso de nuestro futuro».
Como vemos, la visión racista NS es jerárquica y en ningún momento es democrática e igualitaria, ni siquiera entre etnias blancas. Ahora la gran pregunta es: ¿están los hombres arios preparados para aceptar semejantes verdades?, ¿o su pequeñez los limitará moralmente desde lo mas profundo de sí?.
Claramente, Hitler mismo señala al elemento nórdico como el reservorio más valioso de la sangre pura del hombre Blanco. Todo aquel que se diga nacionalsocialista, esté en el país que esté, debe recordar este mandamiento sagrado de nuestro gran profeta. He visto algo de miopía en algunos NS que simplemente omiten este "detalle", lo cual es preocupante, porque sin esto toda lucha habría sido incomprendida. Ya lo dije antes: todos somos hermanos blancos, y por lo tanto debemos estar unidos en la lucha; pero el que es blanco pero no es nórdico debe seguir el camino de Hitler (que él tampoco era nórdico), el camino de la máxima muestra de la superación del ego, esto es, el reconocimiento evidente de que en ese elemento nórdico se encuentra el verdadero Santo Grial de la Humanidad, lo que a través de los siglos se ha conservado con la mayor pureza. Yo, por ejemplo, no soy nórdico, pero he aceptado esta verdad, porque primero la he evidenciado en las demostraciones históricas. Incluso en la actualidad, en aquellos países donde existe mayor proporción de elementos nórdicos, es evidente un mayor grado de civilización, progresos técnicos, orden y belleza social. ¿Cómo negarlo si lo vemos aun en las condiciones adversas de sometimiento e invasión cultural judía que hoy sufre Occidente?. No hay que ser egoístas: ésa es la máxima prueba de entrega y nobleza. Si hoy mismo o en el siglo XX el hombre Blanco ha podido con su nivel racial traer al mundo maravillas tecnológicas y científicas insospechadas hace sólo tres siglos, ¿qué nos deparará el futuro si a esta raza podemos purificarla hasta su nivel primigenio?; ¿qué nos deparará el destino si podemos mejorarla?. Los enemigos de nuestra raza azuzan nuestras conciencias figurando estas revelaciones como un intento de exterminio inmediato de nosotros los no-nórdicos, lo cual es falso, y esto lo hacen para DIVIDIRNOS, y fundamentalmente para que perdamos la sagrada revelación.
Ahora veamos qué propone Hitler para solucionar el problema: "Una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales, no sólo liberaría a la Humanidad de esa inmensa desgracia sino que, además, produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible. Si se realiza con método un plan de procreación de los más sanos, el resultado será la constitución de una raza que portará en sí las cualidades primigenias perdidas, evitando de esta forma la degradación física e intelectual del presente.
"Sólo después de haber tomado ese derrotero es cuando un pueblo y un gobierno conseguirán una mejor raza y aumentarán su capacidad de procreación, permitiendo después a la colectividad gozar de todas las ventajas de una raza sana, lo que constituye la mayor felicidad para una nación.
"Es preciso que el gobierno no deje al azar a los nuevos elementos incorporados a la nación, sino que, por el contrario, los someta a determinadas reglas. Deben ser organizadas comisiones que tengan a su cargo dar instrucciones a esos individuos, informes que obedezcan al criterio de pureza racial. Así se formarán colonias cuyos habitantes todos serán portadores de la sangre más pura y, al mismo tiempo, de gran capacidad. Será el más preciado tesoro de la nación. Su progreso debe ser considerado con orgullo por todos, pues en ellos están los gérmenes de un gran desarrollo nacional y de la propia Humanidad.
"Apoyada en el Estado, la ideología racista logrará a la postre el advenimiento de una época mejor, en la cual los hombres se preocuparán menos de la selección de perros, caballos y gatos que de levantar el nivel racial del hombre mismo" ("Mi Lucha", vol. 2, capitulo II, El Estado).
Hitler propone la creación de colonias de raza pura que, con el correr de las décadas y los siglos, éstas crezcan en número proporcionalmente mayor que el resto, para no sólo frenar la involución biológica proveniente de la mezcla sino también purificar poco a poco la población de un Estado (o de varios), mediante un método de eugenesia progresiva y natural. Esto no debe quedar al margen en nuestro futuro advenimiento, de lo contrario estaríamos manifestando un desconocimiento de la esencia racista NS. Esta genial idea puede adaptarse tranquilamente a cualquier país occidental, independientemente del grado de dificultad en su implementación.
No podremos cumplir este sueño si no tomamos el poder. Mucho menos si no entendemos o aceptamos la grandiosidad de esta idea manifestada por nuestro Profeta. En ese sentido, la SS era el principio para poder realizar este objetivo. Es por ello que la Orden era racial. En un texto, "La SS como Orden Racial", publicado originalmente hacia 1944 en una revista oficial de las SS, se expone una concepción centrada en la raza de la SS:
«Hasta 1929 la SS era una tropa de fidelidad demostrada que aseguraba la protección de los jefes y oradores. El Reichsführer hizo de ella una Orden del Honor, de la Fidelidad, del Servicio y de la lucha por el Führer y por el Reich. (...)
La SS es una Orden de tipo nórdico. Adolf Hitler fundó su concepción del mundo sobre la esencia inmutable de la especie nórdica. El pueblo y el Imperio deben ser el porvenir estructural de esta naturaleza nórdica. Como líder de los pueblos germánicos, el pueblo alemán tiene por misión predestinada ser el primero en llevar a cabo el combate por el renacimiento del germanismo. La especie nórdica constituye también la fuente mayor de la herencia de sangre nórdica. El primer objetivo del NS debe ser, pues, el llevar a cabo una política racial sana. Esto exige una depuración del pueblo alemán de toda influencia extranjera al nivel de la sangre y del carácter.
La SS selecciona, pues, a sus miembros según el ideal de la raza nórdica para formar un tipo germánico libre. Como, de entrada, no se puede prejuzgar el valor del alma de los hombres, la selección se efectúa según el ideal físico de la raza nórdica y según la talla. (...) Los criterios de selección de la SS son, en consecuencia, cada vez más severos. La política racial del Reich incita a la nordización de todo el pueblo. Cuanto más se va acercando a ese objetivo, más se acentúan los criterios raciales de la SS.
La SS no aspira a alcanzar una posición privilegiada en el seno del pueblo. Es una Orden que, por su acción combatiente, sirve para operar una selección racial de la comunidad y realiza los principios de la política racial que representan un objetivo lejano para la colectividad. Así, la SS aplica una ley fundamental de nuestra escala de valores socialistas que exige que cada uno ocupe su lugar según el valor del resultado obtenido en el seno de la comunidad popular. (...) Quiere ser una Orden de clanes que verá nacer a los hombres de la mejor especie nórdica para servir al Reich. (...) En tanto que Orden, la SS ha inscrito sobre su bandera la preservación, la perpetuación de la raza nórdica, y está igualmente en primera línea en la lucha por la victoria biológica. Sólo la victoria de las cunas confiere un carácter históricamente duradero de la victoria del soldado. (...) El [programa]"Lebensborn" (fuente de vida) vela también por la preservación y el incremento de la sangre pura. La voluntad de sacrificio de toda la SS asegura la realización de esta prescripción. Los niños de sangre pura nacen en los hogares maternales y son criados en las guarderías del Lebensborn.
La idea racial determina también la importancia concebida por la SS a los ejercicios físicos. Cada SS debe ser capaz de lograr buenos resultados deportivos. El Reichsführer ha ordenado la práctica del deporte en la SS, no para obtener éxitos individuales sino para garantizar la buena forma física general».
Hitler, en su segundo libro escrito en 1928 "Raza y Destino", que constituye la continuación de los dos tomos de "Mi Lucha", dice lo siguiente: "La cultura de los pueblos europeos descansa sobre los cimientos que la infusión de sangre nórdica ha creado en el curso de los siglos. Una vez que los últimos restos de esta sangre nórdica estén eliminados, la faz de la cultura europea cambiará" (pág.18., Editorial Avanzada). Entonces es nuestro deber como NS —estemos en el país occidental que estemos— cuidar aquellas pequeñas reservas de sangre nórdica —aun si nosotros no lo fuéramos—, sin tampoco descuidar el hecho y la necesidad imperiosa de rescatar a TODA la raza Blanca indoeuropea en general, ya que la situación actual es bastante grave: las razas de color están siendo llevadas al seno de la Europa misma. ¡Debemos reaccionar!.
La etapa europeísta nacionalsocialista no fue un cambio ideológico sino que simplemente se amplió geográficamente el ya existente. Por un lado, Hitler quería terminar de resolver el problema de Versalles y el espacio vital; en ningún momento se cambió la esencia doctrinaria sino todo lo contrario, se adelantaron los planes futuros. Cuando las demás potencias no aceptaron luego la paz ofrecida por el Führer, fueron guiadas por la masonería y el judaísmo hacia la destrucción alemana. Hitler se jugó a todo o nada; quería cumplir la promesa del "espacio vital", que en realidad no sólo tenia como fundamento un motivo geopolítico tendiente a brindar espacio para la vida del pueblo del Reich milenario sino que curiosamente coincidía con el diseño del Gran Imperio pangermano diseñado por el ocultista Guido von List, un Imperio racista donde el elemento ario-nórdico se ubicaría como la élite de la nobleza racial, emulando el sistema de castas de la antigua India ario-nórdica. La SS, que estaba basada en la concepción de la pureza nórdica (biológica y espiritual), constituiría en esa Europa del Tercer Reich la fuente de la pureza aria, expresada en la "guerra de cunas" que proclamó Himmler, la base para la nueva nobleza de la sangre que se extendería por toda Europa. Lo mismo que se haría en Alemania se haría en Europa.
La SS representaba el ideal racialmente nórdico, catalogado por Hitler y los principales ideólogos, teóricos, investigadores, científicos (y hasta ocultistas), como el estandarte de la pureza primigenia de la raza blanca en todo el mundo (no olvidemos que Hitler no era ni alemán ni nórdico y que sin embargo tuvo la suficiente superioridad para colocar esto como imagen-meta de la pureza). Yo mismo tampoco soy alemán, ni mucho menos nórdico, y comparto este ideal supremo. Lamentablemente hay camaradas que no tienen la misma entrega y sacrificio, y creen erróneamente que esto significa el exterminio del tipo mediterráneo, según la visión de Hollywood. De esta debilidad se aprovechan nuestros enemigos, introduciendo una suerte de "marxismo racista", que odia o no acepta lo superior. Existía otro aspecto particular en la SS: la cláusula racial. Se requería del aspirante que el mismo fuera de sangre «aria» (ascendencia aria probada hasta 1750 al menos) y con una constitución física sana. Se concedía gran importancia al tipo racial nórdico de gran talla. Himmler, además, habría querido hacer de la SS una Sippenorden, es decir, una Orden que, a diferencia de las antiguas órdenes de caballeros, habría correspondido en el futuro a una raza, a una sangre, a un linaje hereditario (Sippe), trayendo otro nuevo ejemplo de orden social basado en castas raciales (como en la antigua India). En consecuencia, la elección conyugal del SS estaba muy limitada. No debía casarse con cualquier mujer (para no hablar de mujeres de otra raza). La aprobación de una oficina racial especializada era necesaria. Si no se aceptaba su juicio, había que abandonar la Orden; pero en el momento de la admisión (tras un período probatorio), esta cláusula estaba claramente precisada para el aspirante SS.
Justamente el evolianismo toca la vena egocéntrica-racial de los no-nórdicos para destruír la unión jerárquica de TODOS los Blancos. Cualquier Blanco a esta altura puede tener sin saberlo sangre germánica en sus venas, aun si sus antepasados vinieron de países latinos, ya que los germanos se dispersaron por toda Europa, incluso en Italia, Francia y España.
La verdadera doctrina relativista es la judía. La lógica del judaísmo es la del rey tuerto gobernando feliz a una multitud de ciegos. Así ellos hoy dominan gran parte de Occidente, mientras el mundo se encuentra en un caos total. Pero ellos están felices y orgullosos porque lograron rebajar el nivel de los hombres-dioses arios al nivel de las bestias, y reclaman ahora nuestro exterminio existencial como raza. Con especial saña intentan destruír no sólo a los Blancos arios en general sino que ponen todas las energías para destruír el elemento nórdico. Feliz el Rey Tuerto gobierna a los Ciegos. Todo se ha rebajado a su nivel de pestilencia. Todo se ha rebajado al nivel de la raza inferior. ¿Cómo ha sido posible que el esclavo gobierne al Amo y Señor?: Gracias a que el esclavo emprendió la búsqueda fanática por el Poder, y al mismo tiempo le hizo creer al Amo que era una oveja y no un Lobo. Así, lo que siempre debió estar abajo, porque ése es su lugar teleológico, sorprendentemente subió a las alturas, creyéndose por ello superior. Tuerto el Rey, no ve que las inmundicias que él mismo ha generado lo terminarán por hundir a él mismo. Así, el elemento ario que siempre debió estar arriba, porque ése es su lugar, sorprendentemente bajó a las profundidades, por olvidar que su sangre y su origen son divinos.
Dentro de este relativismo de Évola, éste nos vuelve a presentar una imagen distorsionada del NS: pretende hacer ver como que nuestro racismo rebaja al hombre al nivel del animal, lo cual es falso. Hitler mismo en "Mi Lucha" dice claramente: "Lo que liberó al hombre del mundo animal fue su capacidad de hacer descubrimientos. Muchos de esos descubrimientos se basaban en el ingenio, cuyo uso facilitó la lucha por la supervivencia y el éxito en la misma" (pág. 326, vol.2, cap.IV). Un descubrimiento, sea científico o técnico, implica una superioridad respecto a otra raza; éstos tienen un valor enorme pues son aquellos que pueden proporcionarnos la supremacía, y por cierto éstos siempre serán vistos como una manifestación del Ario Creador (lo malo sería divinizar los inventos y descubrimientos en sí mismos olvidando al divino creador).
Al alejar y subestimar estos hechos, Évola engaña a sus lectores. Esto lo hace para respaldar indirectamente su propia ideología que, con aire de filántropo de salón, socava nuestro racismo natural. Así también despega en cierta forma al hombre de la Tierra y la Naturaleza. Évola también debe crear esta distorsión debido a que de otra manera su dislate de la "raza espiritual" cae por el suelo, ya que no podrían ocultarse los fundamentos genéticos biológicos de la increíble capacidad inventiva de nuestra raza. (Esto mismo que Évola, hacen los judíos, y lo podemos apreciar en los mismos Protocolos de Sión).
d) Moderno
Ésta es una acusación más bien ridícula, y sólo es comprensible o inteligible dentro de su propia cosmovisión maniquea. Dentro de su vocabulario y entorno semántico la palabra "moderno" se encuentra cargada de valores netamente peyorativos. Como vimos al principio, nuestro racismo natural viene a ser para el autor no la salvación del hombre sino el último zarpazo del Sistema para aplastarlo definitivamente. Por esta razón nos combate. Pero como vimos en mis anteriores refutaciones, el autor implementó un sofisma tras otro. La realidad misma revela el engaño.
Esquivando la caprichosa y subjetiva división entre lo (supuestamente) tradicional y lo moderno, puedo decir que en rigor de verdad es su propia visión del mundo un producto más del Sistema, que favorece en última instancia al judío y fomenta indirectamente la aniquilación de la raza según la comprendemos. Todo esto más allá de la apariencia, ya que son muy finas las sutilezas, las contorsiones intelectuales, los disfraces que usa e incluso las contradicciones internas. Hasta pueden hacer quedar mis palabras como meramente calumniantes y difamatorias si no estuvieran acompañadas de una amplia refutación. Pero bien se han visto las razones que subyacen en todas mis aseveraciones.
Para Évola, el enemigo principal es "la modernidad" (el efecto del mal); para nosotros, el enemigo principal es el judío como nación-raza: es la causa profunda de los males de la modernidad así como también de la mezcla racial con otros pueblos (que conduce a una mezcla y fusión cultural), la pérdida de la conciencia racial, y todo lo que tira al hombre hacia abajo. Toda visión que esquiva nuestro racismo natural, biológico, científico-filosófico, tira al hombre hacia abajo, induce al olvido, al mestizaje, a la degeneración y al auto-aniquilamiento. Como Évola combate justamente este punto esencial de nuestra cosmovisión, no es más que una forma de pensamiento doctrinal que nosotros debemos combatir y superar.
Los lectores de Évola terminan desviados de su destino teleológico, o al menos terminan con un grado de impureza doctrinal notablemente peligroso. Son conducidos también a la petrificación del conocimiento y los avances en general. Recomiendo, al igual que la SS, desalentar totalmente estas ideas.–